martes, 4 de marzo de 2014

La intensidad de las palabras.

Cuando a veces pienso que esta vida no está hecha para mí, lo hago poniendo en tela de juicio una serie de valores que no he llegado a comprender muy bien, o que quizás entienda pero sea incapaz de interiorizar. La vida no está hecha para los bohemios, tan sólo en las canciones de Tino Tovar puedo perderme y encontrarme. Aunque a decir verdad, mentiría si sólo hablase de Tino Tovar y no recordase las letras de algún amigo, que aunque hace poco tiempo que es mi amigo, ha sido capaz de llegar a esa parte de mí que pocas veces la gente conoce porque se quedan en lo que se ve y no investigan en torno a aquello que se podría intuir, pero que se desconoce porque está más allá de la superficie. 

En este último mes, la intensidad de las palabras se han hecho eco de esto a lo que llamamos vida. Mis días y mis noches se han resumido a una sola palabra, mientras los acordes de la guitarra no paraban de sonar. Y a decir verdad, ahora me siento algo vacía. Vacía porque hay algo más allá de estos cinco días de escándalo, algo mucho más allá de las locas noches de febrero, y algo mucho más allá de cualquier palabra por simple que esta parezca. 

Todo sucede por algo, y esta semana he sentido que la vida me ponía a prueba. Cada conversación se ha visto hilada a lo que constantemente acabaría sucediendo, cada pensamiento procedente desde el instinto acababa filtrándose en la realidad como un hecho constatado. Y ante eso, ni yo ni nadie, puede hacer nada. Luchar contra un muro de carga es misión imposible y en ocasiones una retirada a tiempo se convierte en la mejor de las victorias. Ya se sabe que las palabras se las lleva el viento, aun por intensas que sean, y que una imagen vale más que mil palabras, por poco que las imágenes digan. No seguiré utilizando el refranero español, se ha acabado el Carnaval, se pone fin a la fiesta de la Libertad, y de nuevo, la historia continúa. La historia con principio pero sin final, esa que es mejor no planear para poder disfrutar de la aventura, esa historia de la que siempre hay que aprender y sobre la que siempre habrá algo que contar. Esa historia, que aun sin quererlo se adentra dentro de cualquiera, que traspasa las barreras de defensa y que acaba llegando a su fin, un día inesperado, que como hoy, a pesar de ser un día más, tiene espacio preferente en el calendario de nuestras vidas.

Buenas noches, y buena suerte. 

No hay comentarios: