Todos en algún momento tenemos esa sensación de sentir que algo nos falta. Desconocemos el qué, quién, cómo o cuándo, o quizás no... Quizás simplemente querríamos desconocer todo eso pero no podemos pasar en el intento de esperar algo que no llega.
En un momento en el que la participación se convierte en el adalid de la política llegamos a lo que debería considerarse un punto de inflexión en torno a qué esperan los y las ciudadanas de nosotros y que les podemos ofrecer.
Es aquí donde quiero depararme un instante. La ciudadanía -y nosotros no dejamos de ser ciudadanos- espera de nosotros lo que quizás nunca debimos dejar de hacer. Del mismo modo, cada uno de los ciudadanos y las ciudadanas en calidad de personas sin etiquetas esperamos que alguien nos quiera, nos comprenda, nos entienda, nos escuche y nos trate con cariño. Y es que en definitiva, todos esperamos a alguien que quiera lo mejor para nosotros, que sepa perdonar, que entienda que la palabra es el único método para el entendimiento -que hablando se entiende la gente- y que la educación es la mejor arma para combatir la ignorancia.
Entre el ser y el deber ser siempre hay un trecho y en este caso no iba a ser de otra manera.
En la mañana de hoy, el senador del partido popular, el señor Morano, ha votado en contra de la disciplina del partido pero en favor de los ciudadanos que le votaron en su territorio que no es otro que León. Un lugar que está siendo sacudido como el resto de España y dónde la minería ha sido uno de los grandes activos del norte de nuestro país y ahora se manifiestan para reivindicar que el carbón se defina como un sector estratégico.
Los mineros sienten que el gobierno está jugando con ellos, con sus puestos de trabajo y en definitiva con sus familias que son quienes también sufren las consecuencias.
Hoy desde aquí alabo la actitud de este senador que antes de ser político, es persona y que como tal ha actuado. O mejor dicho, ha actuado como buen político pensando en lo que era mejor para los ciudadanos y ciudadanas que le eligieron como senador. Ha actuado con verdadera conciencia política, como debería ser, aunque a su partido parece ser que no le ha gustado su actitud y le ha abierto expediente con su correspondiente sanción económica.
Entiendo que los partidos, o al menos el mío, nacen con el fin de servir al interés general porque es para eso para lo que se conforman los gobiernos que están compuestos por personas que se agrupan en partidos políticos. Si en alguna ocasión me veo en la tesitura de tener que decidir entre la disciplina de partido o lo que es mejor para los ciudadanos, sin duda optaré por lo segundo.
No debemos olvidar de donde venimos, y venimos de ser ciudadanos para servir para ellos. Si perdemos esa esencia lo perdemos todo.
Un abrazo y hasta pronto.
María Núñez.