jueves, 20 de febrero de 2014

La primera vez.



Siempre hay una primera vez para todo, pero nunca sabemos si será la última. Y es por eso, queridos amigos y amigas, por lo que he decidido que la vida hay que mirarla en perspectiva, porque en la vida todo cabe: la responsabilidad, el cariño, la sinceridad, la Familia, los amigos, y por supuesto, el dedicarnos a aquello que no sólo nos hace sentirnos felices, sino también vivos. 

Y a veces no somos los suficientemente valientes como para ser sinceros y decir lo que pensamos, eso sí, siempre desde el cariño y el respeto. A mí, que en ocasiones me cuesta más transmitir lo que puede ser más emotivo, y que tan poco me cuesta ser sincera en otras ocasiones aun sabiendo que puede acarrearme problemas. Mi filosofía de vida cambia a medida que cambia mi vida misma, supongo que a todos nos ha ocurrido alguna vez. No podemos prever cuándo y por qué suceden las cosas, no siempre como nos gustaría, en otras ocasiones, como jamás nos hubiera gustado. A veces siento que estoy inmunizada, pero no es así, porque la vida siempre me acaba sorprendiendo. 

Y la vida sorprende... porque siempre hay una primera vez para todo, y hay veces, en las que a pesar de que ya haya existido esa primera vez, esa segunda, tercera, cuarta o quinta "primera vez", llega a ser la más emocionante de todas. Pero en este caso, sí fue mi primera vez. Algo que surgió una noche en la Buhardilla, a raíz de un comentario sin más pretensión que la de ser un comentario. Un jueves de Buhardilla hace aproximadamente un mes. Hace un mes imaginaba como serían estas locas noches de febrero; hace un mes imaginaba si conseguiría entradas, si podría ver estas tablas desde cerca... Hace un mes construía una historia que no sabia si tan sólo quedaría entre mi retina y esas hojas que acabamos guardando porque son recuerdos... Y esa primera vez, es una de esas primeras veces que por muchos años que pasen siempre estarán ahí. Los nervios se apoderaban de mí desde los días previos a ese gran lunes de preliminares donde debutarían ellos, mis chicos de Esto Es Lo Que Hay. 
Cuando les veía algo nerviosos, mientras les maquillaban en el barrio de San Roque, pensaba: "ya ha llegado el día de esa primera vez". Y es que, era la primera vez para algunos de ellos, quienes por cierto son mucho más que meros debutantes. El lunes fue su primera vez en esas tablas, con este nombre, con ese encanto, y sobre todo, con esa humildad. Entre bambalinas, los nervios se apoderaban de nosotros, entre el frío de aquellos pasillos de nuestro teatro. Pero no era ese el mismo frío que corría mientras cruzábamos la plaza del López de Ayala para atravesar aquella puerta que iría casi directa a las tablas del teatro. Últimos retoques en el camerino, últimas miradas en el escenario, silencio, y palabras silenciosas. Sube el telón, suena el saxo (el gran Roberto hace su entrada), Selu aparece, guitarra en mano y hace que su voz sea el comienzo de aquella melodía: "Otro río, otra ciudad... y la misma pasión de verdad...", comienza la escena en la que hacen entrada Jose Mari y sus punteos, Emilio y su espectacular voz, Jaime y su interpretación, Juande y su capacidad para transmitir todo lo que lleva dentro, Tin y esa sonrisa que llega hasta el infinito y más allá, Axel y esa valentía que me ha demostrado que tiene, con ganas de dar mucho más de sí mismo, Rubén y su vuelta a las tablas, con ganas de recuperar lo que este último año algunos no pudieron vivir, Carpi y su entrega, Bronqui y esa ligera timidez a la pone fin cuando ha subido al escenario, Gabri y sus ganas de carnaval, y Roberto y Jorge, porque sin caja y bombo ni hay murga, ni hay Carnaval. 

Y sí, esa fue mi primera vez. Sin abrir la boca, pero es que hay ocasiones en las que una imagen vale más que mil palabras y que una mirada construye todo un mundo paralelo al que ya existe. Me siento parte de esto, de cada minuto que comparten conmigo, de cada ensayo en el que he podido vivir como con cariño e ilusión moldean esta parte de sus vidas y de la mía. Cada segundo que vivo con ellos me hace sentir libre, para decidir, para impregnarme de todo lo que son y no sólo lo que parecen, cada conversación en nuestro templo La Buhardilla, cada vez que uno de ellos me guía para no perderme en las calles de Badajoz, cada mensaje aun siendo las 3 de la madrugada, cada compás, cada melodía, cada acorde... Me han conquistado, y os aseguro que era complicado porque últimamente mi vida estaba convirtiéndose en la rutina del día a día, en algo parecido a una cuesta interminable, a un desierto que no tenía fin... Y por eso, esta Primera Vez que jamás hubiera imaginado, está siendo tan sumamente especial, y el motivo es claro y conciso: me ha devuelto a esa vida que siempre quise tener pero que no era capaz de encontrar.

Un inmenso abrazo... Amigos. 

martes, 18 de febrero de 2014

A veces, sólo a veces.




A veces, sólo a veces, los periodistas (algunos) son muy dados a deconstruir, -por no decir destruir-  lo que con cariño y tesón otros han construido durante meses. Y en estos días, en los que los locos del Carnaval somos felices porque llega nuestra fiesta, son muchas y muchos los que deciden subirse a este carro lleno de locura para acompañarnos tan sólo por unos días. Y es que cuando los que no son unos locos de febrero como nosotros, deciden juzgar como si de jueces con carrera se tratase, a mí, llega a molestarme soberanamente como carnavalera.

No es que a mí, personalmente, me molesten las críticas constructivas, al contrario, se agradecen, pero sí me molesta que personas que no viven esta fiesta se crean con derecho y capacidad para destruir lo que otros llevan meses creando y moldeando.
El trabajo de periodista, en ocasiones, puede derivar en cierto libertinaje que escasos favores hace al libre ejercicio de informar a través de cualquier medio. Y es que esa fina línea que separa la opinión de la información, se deconstruye a medida que quienes detentan un micro, una plataforma o trabajan para un medio de comunicación, se aventuran a poner en tela de juicio lo que ni siquiera se han parado a conocer durante esos escasos 22 minutos de actuación.

No hace falta nacer en la Caleta o criarse en ella para “entender de Carnavales”, tan sólo basta con haber mamado esta fiesta, con sentirla nuestra, con llevarla dentro, basta con escuchar, observar, e interactuar con quienes un día, más tarde o  más temprano, subirán a unas tablas o saldrán a las calles a vestir de colores su ciudad. Esta es la fiesta de la Libertad, libertad para todos, y no sólo para unos cuantos, pero sobre todo, si los carnavaleros respetamos y demostramos que sabemos lo que esa palabra significa, lo mínimo sería, que quienes desde medios oficiales trasladan sus puntos de vista, conozcan y pongan en marcha esa bonita palabra que tanto les gusta utilizar, y que en ocasiones muy pocas veces ponen de ejemplo en la práctica.


Estoy enfadada, sí, mucho, porque siento que quienes quieren dar lecciones de Carnaval no entienden ni han entendido el significado de esta fiesta. Quien quizás no haya sentido a Badajoz cerca, no haya salido por sus calles con cualquier disfraz o una máscara, quién no fuese en su carricoche disfrazado sin tener uso de razón de lo que el Carnaval significaba… quien cuando llegaba febrero era el más carnavalero, y cuando al enterrar a la sardina enterraba su espíritu de libertad… Que esos que no saben lo que para nosotros todo esto significa, traten de darnos lecciones de “buena letra, buena música, buenas voces” o se crean con la capacidad de llamar meros debutantes a quienes mejor conocen el significado de la palabra pasodoble, es algo que como decía, me revienta soberanamente. Y no, no soy periodista, pero me hubiera encantado serlo, no obstante, no serlo, no me exime de mi derecho a colaborar altruistamente con esta fiesta a la que adoro, mi fiesta, la de la libertad, esa sin la que no puedo vivir y esa a la que extraño cuando pasa febrero. Pero para nosotros, el mejor modo de no echarla de menos es seguir reuniéndonos durante todo el año, fuera de un teatro que en ocasiones es frío, fuera de unas tablas donde nadie pueda juzgarte por lo que cantas, por el tono con que lo cantas, por la afinación con la que lo haces… Esto, SÍ es Carnaval señores periodistas. Y entiendo que les sea complicado entenderlo, ya que sólo le prestan atención unos cuantos de días al año, pero al menos, no acaben con la ilusión de quienes sienten que el Carnaval es como enamorarse, y no les hagan sentir que este amor puede haber sido un error.

viernes, 14 de febrero de 2014

Porque... "Esto es lo que hay".

Les escuché por primera vez, hubiera cerrado los ojos mientras me evadía a ese mundo. Ese mundo de los locos de febrero que como yo y como ellos tratamos de hacer de cada palabra una melodía, de cada instante una eternidad y de cada letra un pasodoble que cantar. 

No hay límites para esta locura, y detrás de todo esto se encuentra el sacrificio de quiénes con ilusión comenzaron a crear un proyecto que ahora traspasa las fronteras del sueño con el que se emprendió. Si no existieran habría que inventarles, y digo esto, porque ahora que conozco su historia, la de ellos, sé que puedo hablar de algo más que algo a lo que podemos denominar "murga". 

Su nombre no podía ser otro, tenía que ser el que es, "Esto es lo que hay", y es que, esto es lo que hay porque detrás de un nombre siempre hay una historia. Su historia, la de ellos -y permitidme que ahora  la sienta como un poco mía- es la de aquellas personas que con ilusión, anhelo, tesón y sacrificio sacan adelante algo que contra viento y marea parecía que no se haría realidad. Tras muchas complicaciones y a falta de tres días para su debut en el López de Ayala, hoy "se presentan en sociedad". La calidad humana es inmejorable, las ganas de mejorar, la motivación, la fuerza y el compromiso son sus mejores señas de identidad. Y si a eso le sumamos el talento y las voces, tenemos la guinda de un pastel que será presentado el lunes en tercera posición. 

Os contaba lo que me había ocurrido la primera vez que les escuché. Llegué al ensayo, me senté en el suelo y comencé a mirarles. Ellos cantaban, yo les observaba, y en cada letra sentí que algo me representaba. La vida no es fácil, pero siempre hay que mirar hacia adelante. En esto, aunque no lo crean, estoy aprendiendo mucho de ellos, de su interpretación, de la manera con que expresan lo que sienten y sobre todo, por el cariño con que me tratan cada día que les veo. 

Tampoco ha sido un año fácil para mí, pensaba que este sería mi debut en Carnavales, en el López, y no ha podido ser. Aun así, de otro modo lo será, y estoy encantada de que vaya a ser así. Estas letras... aunque son poquito, son un pequeño adelanto de lo que estos artistas van a regalarnos... Aunque el mejor regalo, ya lo estoy teniendo. 

Gracias por todo chicos, gracias hasta el infinito! (L) 

Lunes, en el Teatro López de Ayala, en tercera posición... no os perdáis a quienes han conquistado esa parte de mi corazón que aun estaba en "tierra de nadie": ESTO ES LO QUE HAY ;) 

lunes, 10 de febrero de 2014

Me invaden los recuerdos.

En unos meses hace 17 años que mi abuelo nos dejó. Diecisiete largos e intensos años en los que he derramado mil y una lágrimas por no tenerle conmigo. Tengo su recuerdo grabado en mi retina, lo recuerdo como si fuera ahora mismo; siempre con esa sonrisa en la cara, esas ganas de vivir, de hacer que los demás se sintieran libres e iguales, ese don de gentes que le acompañaba. Tantas veces le prometí que seguiría su camino que ahora me da un poco de vergüenza tener que explicarle desde estas líneas que no ha podido ser. No ha podido ser porque como os dije ya no me hacía feliz. Mi abuelo fue un gran hombre, quiénes tuvieron la suerte de tratarle saben que es completamente cierto lo que digo. Él tenía sus ideas pero respetaba el hecho de que los demás tuvieran las suyas. Cuando aquella mañana volví a casa y no le encontré, sentí que eso que creía haber escuchado, había sucedido. Le busqué por todos los rincones de su casa, le llamaba, trataba de no elevar la voz para que "los mayores" no viesen que estaba preocupada. Acababa de cumplir 7 años, y con esa edad tuve que aprender a vivir sin mi abuelo. Tuve que entender que no iba a volver aunque soñase con él cada noche, aunque sintiese como me daba las buenas noches, me arropaba, me abrazaba... Hace no mucho tuve un sueño de esos. Sentí una gran felicidad al verle de nuevo, me decía que estaba orgulloso de mí, hablábamos de la vida, de que cada día era diferente y me pedía que no dejase de ser yo misma. Y todo este tiempo he pensado como dejar esa parte de mi vida sin tener que fallarle. Esta mañana un amigo que cada día es un poquito más importante para mí, me decía que el error estaría en vivir pensando en el pasado sin tener en cuenta que vivimos el presente y que viviremos el futuro; que al dejar esto, vendrán otras cosas. Y tiene razón, por eso sé que mi abuelo, va a estar ahí, queriéndome lo mismo o más, a pesar de estar lejos, sé que cada día me ve por una de esas rendijas que se ocultan tras las estrellas. Él no pudo vencer ese cáncer horrible, por eso espero que mi tío sí sea capaz de hacerlo. 

Es tremendamente duro escribir cuando no sabes que pensar, cuando te invaden los recuerdos, cuando sientes que no puedes hacer nada para que las personas que quieres sigan estando contigo... Esta es la única manera que tengo de desahogarme, de lanzar al exterior toda esta angustia que me quema por dentro y que da vueltas en mi cabeza. 

El otro día, hablando con mi tío le decía: Me voy a Badajoz, sé que he llegado hoy a las 6 de la mañana, pero ¿sabes qué te digo? tengo que disfrutar de la vida... es muy corta, y me lo merezco. 
Tan sólo me miró y me dijo: Estás muy loca. 
En su mirada noté esas ganas de seguir viviendo, esa fuerza que le caracteriza, ese tesón, ese sentimiento de lucha... Síguelo haciendo por favor, no pierdas de vista todo eso, estamos contigo... nunca te hemos dejado sólo y menos lo vamos a hacer ahora. Eres ejemplo de fortaleza, y no sabes, ni te imaginas, lo mucho que en todo este tiempo estoy aprendiendo de tí. Por eso espero que muy pronto puedas decirme... 


martes, 4 de febrero de 2014

Volver a la vida.

Os confieso que no estaba pasando por una buena racha. Acabó el 2013 y sentí que eran muchas las cosas que tenía que dejar atrás y que otras tenía que cambiarlas, y públicamente, os confieso que voy a dejar la política de raíz. Quería contarlo por aquí, porque este es mi rincón, el lugar dónde trato de transmitir lo que pienso y lo que siento, y tal como lo he hecho siempre, creía que era importante quedarlo plasmado. No hay marcha atrás, después de mucho tiempo, muchos meses, he tomado esa decisión porque considero que es lo mejor para mí, para mi salud y sobre todo para disfrutar de mi vida.

Llevaba años trabajando por y para los demás, de manera gratuita, sin tratar de recibir nada de nadie, tratando de hacerlo lo mejor posible, pero la vida cambia y yo he comenzado a establecer otras prioridades que ahora mismo considero más importantes e imprescindibles en mi vida. Terminé la carrera, volví a mi tierra y comencé a socializarme y reencontrarme con mis círculos de amigos que sentía que tenía lejos cuando estaba fuera. He vuelto a la universidad, he comenzado a estudiar un máster en Marketing, estoy obteniendo resultados realmente buenos, y todo ello procede de mi esfuerzo, de mi motivación, de mis ganas, pero sobre todo de la exclusividad que le dedico a mi formación, y por consiguiente a MI vida. 

Entiendo que ha llegado el momento de dedicarme de verdad a los sueños que comencé a perseguir hace años, y no considero que se trate de una posición egoísta, sino que simplemente he decidido comenzar a vivir mi vida de otra manera. A unos le podrá gustar más, a otros menos, a unos podrá decepcionarles y a otros podrá agradarles, pero de lo que estoy segura es de que mejora mi calidad de vida y sobre todo mi calidad personal. Estoy aprendiendo nuevas cosas, moviéndome por ambientes que realmente siempre quise tener cerca y realizo actividades que realmente me hacen sentir feliz. Nunca llueve a gusto de todos, pero la vida es demasiado corta como para que la vivamos pensando en lo que otros esperan de nosotros sin antes pararnos a pensar en lo que nosotros realmente queremos y esperamos de nosotros mismos.
Mis padres y mis amigos me apoyan en mi decisión, se han sorprendido, y todos me han dicho que no lo esperaban, pero la vida es así, imprevisible, y yo nunca he sido una persona previsible. 

Ayer sentí que la vida me daba un vuelco. Mi amiga Isa y yo volvíamos a Olivenza cuando de repente un tarado decide adelantar a un camión cuando nosotras veníamos de frente. Paré en seco en la carretera, por momentos pensamos que nuestra vida se acababa ahí, y por momentos, en la carretera estaba el camión, nosotras, y el tarado que decidió adelantar por el medio de la carretera sin pararse a pensar que nuestra vida valía tanto como su tiempo. Nos quedamos en estado de shock, fueron los 10 segundos más lentos de mi vida, no sabíamos qué hacer, ni cómo actuar, ni siquiera qué decir... Es por eso que la vida me demuestra que estoy tomando decisiones que ahora mismo considero acertadas. ¿Y si me equivoco? Pues si me equivoco pensaré que en este momento era lo mejor para mí, para seguir siendo yo misma y para no traicionarme a mí misma. No hay nada peor que fallarse a uno mismo, y yo no voy a hacerlo. 

Gracias por la atención y siento no haberlo podido transmitir de otra manera, esta es la única manera que tengo de poder hacerlo de manera relajada, tranquila y dando las justas explicaciones. Vuelvo a mi vida, y ayer volví a nacer.



Pdta: Os dejo con algo que llevo haciendo desde hace unas semanas, entrevistas de Carnaval a murgas del Carnaval de Badajoz. Feliz, contenta y reconfortada porque no hay nada que satisfaga más que trabajar, aunque sea de manera altruista, en algo que nos hace felices. 

Un abrazo.

María Núñez.