domingo, 14 de octubre de 2012

El paraíso de las olas.


El leve susurro de las olas del mar, el balanceo de un barco que está a kilómetros de la iluminada ciudad de Madrid, sintonías semejantes, público desconocido... Recuerdos en la retina, en los sentidos, en el corazón... Señales, momentos, personas, 3, 2, 1... Acción.

Mentiría si dijera que no le echo de menos, que toda la música que escucho no me recuerda a él... Mentiría si dijese que he vuelto a ser la de siempre, la de la sonrisa permanente, la que acepta los retos del destino... Mentiría si dijese que me he rendido, que lo doy todo por perdido... Y mentiría si dijera que parte de mi no quedó allí, en aquel lugar, en tierra de nadie, en el paraíso de las olas, en el amanecer del mar, en el atardecer de los surcos que se veían desde la proa... 

Un lugar, una persona, cuestión de momentos... Fue cosa de la magia. Muchos quedaron allí alguien especial, yo me olvidé mi corazón.


viernes, 12 de octubre de 2012

Aun recuerdo.


Aun recuerdo aquél día en que la vida comenzaba a cambiarme sin yo apenas darme cuenta de ello. No puedo recordar el momento exacto en que ocurrió, pero sé que ocurrió. Me propuse cumplir unas metas y las alcancé... Y es que quiénes me conozcáis, sabréis que no me gusta dejar las cosas a medias y que cuando me propongo algo lucho hasta el final, hasta conseguirlo o hasta que el "basta" no proviene de nadie en concreto sino del destino.

Pues bien, no sabría deciros, pero en las últimas semanas estoy sintiendo que las cosas cambian, y que he llegado de nuevo a un punto de inflexión importante. Ahora he de decidir, aunque antes de decidir debo aprobar esos 50 créditos que me quedan para acabar mi carrera... (Por fin...)

El punto de inflexión no está del todo relacionado con que sea el principio del fin de una etapa en mi vida, sino con haber sentido la necesidad de replantearme lo que antes jamás me había parado a pensar: ¿Hacia dónde quiero ir y con quién?

Hay señales que el destino nos manda, oportunidades que se cruzan en nuestro camino y personas que aparecen como por arte de magia, quizás para quedarse, o quizás para no hacerlo, pero que a fin de cuenta nos marcan con el mero hecho de tan sólo haberles conocido. Lo cierto es que no sé si apareció para quedarse (miles de millas en este momento lo impiden) pero lo que sí sé, es que apareció para hacerme ver algo importante: Y es que la felicidad la creamos nosotros y nosotras mismas con nuestra adecuación a una forma de vida. 

La Libertad (ese gran derecho consolidado o al menos reconocido desde hace tiempo) nos permite poder elegir. ¿Y sabéis qué? Elegiré, y no sé si me equivocaré o si no lo haré, pero elegiré desde lo que mi conciencia y mi corazón me dicten, y podré sentir que lo hice porque realmente lo sentía, sin imposiciones ni lamentaciones, y sin tener que arrepentirme toda una vida de lo que pude haber hecho y nunca hice...

Mil besos... y hasta pronto, no sé cuando, pero hasta pronto.

María.

jueves, 4 de octubre de 2012

"Hay una cosa que te quiero decir"



Cierro los ojos y me vienen a la mente infinidad de recuerdos... Recuerdos que son vivencias, nuestras, vuestras, de ellos... Si ese barco hablase... Si de verdad hablase no sé que podría ocurrir. Pero llegan momentos en los que sobran las palabras, sobran los motivos... Hay miradas que lo dicen todo, y dicen tanto que pueden determinar hasta los latidos del corazón.

Como decía Nino Bravo: Más allá del mar habrá un lugar donde el sol cada mañana brille más... (...) las penas pesan en el corazón...

He podido conocer a una persona maravillosa que en cuestión de días me ha transmitido lo que nunca antes nadie había sido capaz de hacerme sentir. He pensado con el corazón y he sentido con la cabeza. He apreciado lo bueno, lo auténtico, lo sincero... Y a pesar de que está lejos le siento cerca, soy capaz de saber lo que siento, lo que quiero... 

Ayer recibí una llamada que hizo que algo se me removiese dentro de mi. Sentimientos, sensaciones, no sé exactamente explicar qué era, pero era algo especial, algo que salía de dentro, sin necesidad de pensar, sin necesidad de saber de qué se trataba... Sonreír y llorar a la vez, sonrisas y lágrimas, lágrimas y sonrisas...

La incertidumbre me lleva a pensar: ¿Estará pensando en mí? ¿Sentirá la misma necesidad de tenerle cerca? ¿Me extrañará...? 

Hoy al despertarme había recibido un mensaje, y sí, era suyo. Me hizo feliz de nuevo. Le recuerdo, le extraño, le echo de menos... Necesito tenerle cerca. Con su música, son sus sonrisas, con sus buenos días y sus buenas noches, con sus dedicatorias de canciones y su tierna voz. 

Ahora sé que sería capaz de dejarlo todo por amor. Y sería capaz porque esta necesidad de hacer realidad un sueño, que no es otro que el de ser feliz, el que me lleva a entender lo que se siente cuando tienes delante a esa persona. No se piensa en obstáculos sino en metas, tampoco en negativo sino con optimismo. Miles de millas de distancia... pero ¿y qué? ¿Y si el me quiere? ¿Y si siente lo mismo? No me gustaría saber que el tiempo ha pasado y que no lo he intentado... 

Todo me recuerda a él... la música, las imágenes del barco... Es capaz de aparecer cuando menos me lo espero, y ahí está, haciéndome sonreír a pesar de estar a cientos de miles de kilómetros. Él en el mar, yo en la tierra... pero ambos espero que sobre una nube.

Te estaré esperando...

María. 

martes, 2 de octubre de 2012

Valió la pena.


Decidí vivir esta experiencia con intensidad, sin pensar en "el que dirán", he tratado de exprimir al máximo cada momento, y lo he conseguido. Ahora siento que me falta algo... algo que he podido tener estos días, algo llamado Libertad. 

Pensaba que sería un viaje más... pero no, ha sido "El viaje". Legendario, único, irrepetible e insustituible. Ha sído lo más parecido a la felicidad que he vivido nunca. 

Me replanteo mi vida, mi futuro. No sé si estoy siendo lo que realmente quiero ser. Toca esperar que llegue junio y decidir, decidir sobre lo que siento, sobre lo que quiero y sobre lo que soy. Me va a tocar decidir entre el "ser" y el "deber ser", y creo que llega el momento, de elegir "el ser", porque el "deber ser" ha sido hasta ahora.

Quienes me conozcáis, sabréis a lo que me refiero. Estoy constantemente inmersa en la vida política y en todo lo que la rodea y me olvido de que tengo algo llamado vida, la cual tengo algo apartada. No sé si merece la pena hacer lo que hago, pero va a llegar el momento de poner un punto y a parte a esta vida de desenfreno, para ser lo que mi corazón me dicte, y para escuchar esa voz que me susurra al oído instándome a que sea feliz, o al menos que lo intente.

Desde la habitación R12 situada en la planta cuarta... les doy las buenas noches.

María. 

lunes, 1 de octubre de 2012

Con aires de Libertad en alta mar.


El pasado lunes 24 de septiembre me embarqué -y nunca mejor dicho- en la que será una de las mejores experiencias de mi vida. En este caso no sólo se trataba de visitar un país que no conocía como es Italia. Se trataba de poder sentir la esencia de la Libertad, la más pura esencia de la propia Libertad.

Estaba desconcertada a la vez que entusiasmada y algo asustada. No sabía como reaccionaría pues nunca había "vivido" en un barco durante siete días. El viaje de Olivenza hasta Valencia fue duro y largo, y cuando al llegar al puerto vi ese gran barco, el "Grand Celebration" sentí un cosquilleo que me hizo alegrarme.

Embarcamos, colocamos la maleta, dimos un paseo por el barco para conocerlo, nos perdimos... y decidí que llegaba el momento de comenzar a probar las instalaciones comenzando por el jacuzzi en la cubierta número 10. He de reconocer que si ahora cierro los ojos, puedo visualizar hacia donde se dirigen la mayoría de los eternos pasillos del Grand Celebration. 

A veces no sólo el lugar es lo que importa sino la compañía y yo he tenido a mi lado la mejor. La primera noche, en la cubierta, se convirtió en el comienzo de algo importante: la amistad entre desconocidos y desconocidas, que a pesar de no saberlo, comenzarían a ver como sus vidas cambiaban. 

El "todo incluido", lo que suponía un mito para nosotros, se hizo realidad. Camareros que el segundo día se sabían nuestro nombre debido a que cerrábamos todos y cada uno de los bares y discotecas del barco, y el cariño de una tripulación que se ha convertido en esta semana, en más que una familia para nosotros y nosotras.

He sido feliz. He sido yo misma, transparente, alegre, amable y sociable. He tratado de exprimir esta gran experiencia desde el segundo uno y creo que lo he conseguido. Teatro, Conciertos en directo, reportaje de fotografía, casino, cafés frente al mar, jacuzzi y piscina en la cubierta de un barco maravilloso y un personal que en todo momento nos atendía. 

Pude pedir mis deseos en la Fontana Di Trevi, visitamos el Coliseo Romano y el Parthenón, la ciudad del Vaticano (aunque decidí hacer una sentada a lo 15M y no entré en la basílica de San Pedro) y he podido tocar la historia con las manos visitando las Ruínas de Pompeya. 

¿Pero sabéis qué? Que a parte de la experiencia de poder vivir en alta mar y marearme incluso cuando el mar estaba revuelto, lo que me llevo es el cariño y la atención de las personas que han estado pendientes cada minuto. Ransés, mi prima por supuesto, Rubén y Javi, Alberto, Andrea y Magdalena, y como no, Jose. Mi gran compañera de cafés y charlas políticas, Esther, y por supuesto Javi y Juani por haber estado pendientes cada instante. 

Y además, estoy segura de que nada será lo mismo en ese barco sin nosotros. Está claro que el crucero continúa, pero nadie será capaz de instaurar la alegría y la transparencia en cada baile, cada sonrisa y cada palabra que nosotros tan amablemente regalábamos a quienes hacen posible esa experiencia que son los y las trabajadoras incansables del Grand Celebration.

Os dejo con la que ha sido la última canción de esta gran aventura... ha sonado hoy, a las 3 de la tarde, y ha sido ahí, cuando he apartado la dureza que durante el día de hoy me acompañaba, para dar paso al sentimiento que me produce el saber que he conocido gente maravillosa a la que no podré tener a mi lado todos los días. 

Siempre nos quedará el champán, la ginebra con limón, el san francisco con tequila, el red lavel cola y el suministro de bebidas a las 3.30 para no quedarnos sin provisiones... Siempre nos quedarán esas copas después de las pizzas en el Fuencarral, las prácticas en inglés con desconocidos, los bailes en la pista, las miradas que sustituyen a las palabras, la fiesta de disfraces en la cubierta número 10, el resplandor de la fiesta ibicenca en la noche que el barco más se movía y por supuesto...siempre nos quedará cerrar "La Alameda" a las 4 de la madrugada...

Ahora, el Grand Celebration estará partiendo rumbo a Italia, mientras tanto, nosotros recuperamos nuestra vida, comenzamos nuestra rutina y recordamos esta gran aventura, que para mí, ha sido más que eso.

"Me voy pero te juro que algún día volveré..."

Gracias, y hasta pronto.

María Núñez.