Llega un día en el que te planteas qué escribir, cómo hacerlo, hacia quién dirigirte... No sabes por qué, pero algo se remueve por dentro, algo que te impulsa a tomar determinadas decisiones y a llevar a cabo según qué proyectos.
Y es en ese momento cuando dejas de plantearte que necesitas lo que hasta el momento tanto habías buscado y que sin suerte habías encontrado. Porque realmente, eso llega, no se busca, tan sólo hay que estar en lugar y momentos indicados, sin esperar nada pero sin cerrarse a recibir algo.
La vida es así, un cúmulo de circunstancias donde el camino lo marcamos nosotros, sólo nosotros, con todas y cada una de las decisiones que a lo largo de ella tomamos. Y sí, pudo ser, pero si no fue, es que realmente no tenía que ser. Y ese día, te miras en el espejo y simplemente piensas: Yo puedo. Y realmente, podrás.
María.