miércoles, 31 de julio de 2013

Comenzamos...

"Frente a la orilla observaba las olas del mar. El Mediterráneo era un mar que siempre había sido de su agrado, la temperatura era agradable y la brisa del viento hacía que el cabello rizado color miel se posase sobre sus párpados. 

Pensar se había convertido en su acción habitual. Aun de noche los recuerdos convertidos en sueños se apoderaban de ella. Cada noche se convertía en una odisea el hecho de pensar lo que sería dejar caer su cuerpo sobre la cama, entrar dentro de las sábanas y cerrar los ojos con el objetivo o mejor dicho, la misión, de dormir plácidamente sin miedo.

Los proyectos, los sueños, los retos... Todos y cada uno de ellos se habían convertido en sus pesadillas diarias. Ella necesitaba emprender, tenía ideas, pero le faltaban los medios. 

Los recortes del gobierno habían causado estragos en su futuro. La juventud sin recursos no podía lograr los mismos objetivos que quienes los tenían aun teniendo menos aptitudes. A ella no le parecía justo, pero aun así no se rendía, no podía dejar la posibilidad de emprender, de ser alguien en la vida, o mejor dicho, de ser quien ella realmente quería ser desde que tenía uso de razón. "

Continuaré, pero esta podría ser la historia de cualquier joven de la España de hoy, esa España que está dejando a su ciudadanía sin aliento y a su juventud sin oportunidades. Este es el comienzo de mi historia, la que siempre quise comenzar a escribir,  pero de momento y hasta que tenga la suerte de que alguien apueste por mi, será simplemente un cuaderno de "bitácoras" que iré guardando con mucho cariño.

Nos vemos pronto ;)

María.


viernes, 19 de julio de 2013

Una canción de Carnaval.


Recuerdo aquél día como sí fuera ayer (trago saliva para poder contener las lágrimas). Aquel día en que mi padre tuvo la genial idea de capturar aquellas imágenes con su cámara de vídeo, imágenes que quedarán grabadas en mi retina para siempre. La plaza de toros de Olivenza estaba abarrotada de colores, de gente disfrazada, lentejuelas, alegría, tambores, brillo en las caras de aquellos niños y aquellas niñas -entre quienes me encontraba- cuando subían al escenario a lucir sus trajes de Carnaval y recibían a cambio una zanahoria de chuches que después compartirían con sus amigos y amigas.

Corría el año 1992 y yo ahí todavía no conocía el significado de la amistad, pero comenzaba a saber lo que suponía el Carnaval para mí. Aquel traje de pompones verde y rosa, aquella cabra a la que le regalaba mis gusanitos sin miedo a que me mordiese, y aquella mirada que creo que aún conservo. Han pasado los años y siento que han cambiado muchas cosas, entre ellas, cada día veo como mis abuelos se hacen más mayores, como echo de menos a cada momento a mi abuelo Ignacio, y cómo a mis padres aún les cuesta comprender a veces que ya no soy aquella niña con traje de pompones, ni aquella que llenaba su habitación de póster de Bustamante. Sin embargo, sigo siendo aquella misma niña que se emociona con cada letra de Carnaval, aquella que se aprendía la lección del cole todos los días antes de ir a ensayar con la comparsa, y aquella que un día decidió que quería tener una guitarra. Os podrá parecer una tontería, pero creo que ha sido una de las decisiones más importantes de mi vida.



No podría explicaros en pocas palabras lo que supone para mí hablaros de Carnaval. Lo resumo con sensaciones de vivir, una manera de comprender el mundo diferente a la que tienen quienes no aprecian esta fiesta, la fiesta de la Libertad.

Mi tío Luis siempre ha sabido comprenderme, creo que para él, el Carnaval supone algo parecido. Y este año, cuando he podido pasar en Badajoz gran parte de los Carnavales he sido feliz, ese era el Carnaval que yo vivía cuando apenas tenía uso de razón. No ha habido un solo carnaval en el que no me haya disfrazado y para mí, todos los días del año es Carnaval, aunque algunos sólo os intereséis en febrero y no entendáis que a los amantes de la fiesta, nos encante todo el año. Toda excusa es buena para juntarse una tarde o noche con quien te comprende, y quien siente lo mismo que tú.
Mi próximo sueño: Subir a las tablas del López, algo que llevo tiempo esperando. Y un sueño por cumplir, pasar en Cádiz unos carnavales, rodeada de su historia, y de todos esos artistas a los que llevo escuchando desde que comencé a entender el significado del Carnaval.