lunes, 28 de septiembre de 2015

Quedarán los versos y los porqués.

Aún intento asimilar que aquella noche fue real.
Desde lejos, te escuchamos, vibramos contigo, fuimos felices... Infinidad de recuerdos comenzaban a golpearme, recuerdos nuestros, míos, de todos. La vida es eso, un cúmulo de momentos y de recuerdos encontrados.

Hoy voy a ser breve, poco más puedo añadir a este extraño sentimiento de felicidad amarga que me persigue.




Desde cuándo te estaré esperando, por ti, yo volví por ti, pero no te vi, si no estás sólo soy un zombie a la intemperie looking for paradise. Porque aquello que me diste, me hizo comprender, que la música no se toca. A que no me dejas, qué sabes tú, y qué sé yo...
Son tan fuertes tus miradas...

Y allí, entre la multitud, de nuevo entendí que nada sucede por casualidad, y que entre toda esta vorágine de sentimientos, sólo me queda pensar que pasarás, más tarde o más temprano, pasarás, porque todo pasa y todo queda.

Pasaréis, pasarán los tiempos, se irán los momentos, ya lo veréis... 
Pasarán los imperios, las guerras, los besos y dónde miréis... 
Quedarán los veros y los porqués,  recuérdalo...  esta canción, la música no se toca. 

jueves, 24 de septiembre de 2015

Comprendí.

El material del cual están hechos los sueños no envejece. 

Comprendí que nadie puede obligarnos a querer o dejar de querer a alguien, que ni siquiera nosotros mismos podemos hacerlo. Pero realmente, lo que sí podemos hacer es decidir cuándo queremos empezar a cambiar nuestro rumbo para poder cambiar nuestra mente. 
La mente es compleja, está repleta de entresijos inentendibles, a veces incluso difíciles para nosotros mismos.
La experiencia me dice que solamente cuándo nosotros queramos podremos hacerlo. Con esto quiero decir que hasta que nosotros mismos no digamos basta, pero de verdad, no podremos alcanzar lo que nos proponemos.

En ocasiones pensamos que queremos a alguien por encima de nuestras posibilidades. Consideramos que no hay amor más puro y más sincero que el que sentimos. Vivimos con intensidad cada instante, cada momento, incluso cada recuerdo. Y en esa vorágine de sentimientos no alcanzamos a ver más que la cima de un iceberg que supone un cúmulo de obstáculos para nosotros. 
Decir basta supone romper de raíz con todo, decir basta supone decir adiós o hasta siempre, decir basta supone no soltar ni una sola lágrima más por alguien que no puede sentir lo mismo que nosotros. 
No les culpéis, no culpéis a quien no sienta lo mismo que vosotros porque realmente no han tenido la oportunidad de olvidar algo de su pasado que les presiona, les obstruye y les impide ser como les gustaría.
Tan sólo preocupaos por lo que sois vosotros mismos, por lo que queréis ser y por todo aquello que queréis vivir.

La vida es cuestión de momentos, quizás no era el camino, ni el momento, ni la persona, porque aunque penséis que lo es, pasado el tiempo comprobaréis que probablemente necesitabais conoceros a vosotros mismos para saber todo aquello que podéis llegar a conseguir.

Los sueños se persiguen y las realidades se alcanzan. Somos nosotros quienes decidimos cuándo, dónde, cómo y por qué. Sentirse preparado es sentirse capaz de decir adiós aunque lo que se quiera decir es un 'hasta pronto'. Sentirse preparado es sentirse capaz de decir gracias, de decir hasta siempre. Sentirse preparado es decidir que no quieres sufrir más, y es tan digno, tan valiente y tan entendible como querer seguir intentando algo con alguien que consideras que puede ser el único amor de tu vida. 


María.