martes, 24 de julio de 2012

He cometido un delito: Ser Mujer.

Lamentablemente, aun en pleno siglo XXI, la realidad nos lleva a darnos cuenta de que para muchos las mujeres no somos dignas de tener empleos, conseguir puestos de representación en partidos políticos, desempeñar funciones importantes en cargos institucionales, ser autónomas, liderar grandes empresas o formar parte de los Consejos de Administración de los bancos más importantes del país.

He cometido un delito: Ser Mujer. Lo cometí en el momento en que nací, pero la pena de cárcel ha ido en aumento conforme mi conciencia no me ha permitido pasar por alto determinadas injusticias que atentan contra la igualdad, la libertad y la dignidad de las mujeres. 

Es muy fácil tratar de insultar a una mujer, es fácil tratar de denigrarla con palabras obscenas y sin sentido, y más fácil es aun catalogar a alguien de algo que no es si por medio se encuentra un trabajo bien hecho y una trayectoria llena de aciertos y errores.

Habré podido cometer muchos errores, pero nunca nadie me habrá oído faltar el respeto a otra persona ni mucho menos denigrarla para tratar de destacar sobre ella. Nunca me ha hecho falta medir 1.90 para valer como persona, ni cuando era niña, ni cuando era una adolescente, ni ahora que voy siendo una mujer. Nunca me he achantado ante nadie ni tampoco la cobardía ha sido un adjetivo con el que me catalogaran. Tampoco han podido conmigo las malas artes en unas elecciones, ni los trapicheos baratos o filtraciones engañosas a periódicos. No he amanecido en un pantano ni en una cuneta tirada -aunque amenazas haya habido-, ni me ha dado miedo reconocer jamás que soy Socialista, Feminista y defensora de los Derechos Humanos.

Ahora bien, quiénes a través de la pantalla de un ordenador o a través de las redes sociales han tratado de faltarme el respeto, amenazarme o denigrarme como persona, sólo han conseguido una cosa, y es hacerme mucho más fuerte.

Por suerte no se necesita ser multimillonaria para ser una persona digna y actuar como tal, tampoco se necesita tener más cabeza, un color de pelo determinado o medir casi dos metros. La dignidad humana se gana a base de no hacer a los demás lo que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros. La dignidad humana  no tiene nombre de hombre o mujer, tiene nombre de PERSONA, y como tal catalogaré a alguien que tenga un comportamiento DIGNO con la clase humana.

Muchas gracias y buenas noches,

María Núñez.

viernes, 6 de julio de 2012

Gracias y Hasta Siempre.

Hace unos días tuvimos que despedir en Olivenza a un amigo. Carlos era capaz de sacarte una sonrisa con poco que dijese, capaz de animarte y de hacerte pensar que frente a las cosas que sí tienen solución, llorar no es la mejor manera de conseguir lo que uno quiere.

El año pasado, -concretamente, aquél 22 de mayo que siempre recordaré- cuando ya había acabado el recuento de las elecciones y habíamos perdido en Olivenza y en Extremadura cogí un gran sofocón. Lloraba por muchas cosas, pero sobre todo por rabia contenida y por mi abuelo. No fue el mejor día de mi vida precisamente, tenía guardados demasiados sentimientos y los nervios contenidos me llevaron al llanto descontrolado.

Recuerdo que puse un tweet en el que se reflejaba mi estado de ánimo y no dije nada más hasta el día siguiente. Carlos me escribió un mensaje, y me dijo: "Te conozco, cada vez que me encuentro a tu padre, le pregunto por ti y por como te va con la carrera." Reconozco que yo no sabía quien era. Seguimos hablando, y las últimas palabras que esa noche me dijo fueron claras y concisas: "María, no llores por las cosas que tienen solución, esto son sólo cuatro años. Lucha por lo que quieres y camina con la cabeza bien alta. No te desanimes".

Con el paso del tiempo y siendo incapaz de borrar esas palabras de mi cabeza, reconozco que cada vez que las recuerdo es inevitable que no me vengan a la mente muchos recuerdos y que la cara se me empape de lágrimas. Recuerdo cuando hice selectividad y aprobé con nota, y me dijo a través de un buen amigo, -que si me permites, me gustaría nombrarte Germán- que no me lo pensara y que Ciencias Políticas sería la carrera con la que realmente sentiría que he encontrado mi sitio. 

Lo cierto es que han pasado los años y eso ha sido así. No me equivoqué de carrera, al igual que hoy sé sin necesidad de pensarlo más de un segundo, que no me he equivocado de opción. 

Estoy orgullosa de un trabajo bien hecho, de unos compañeros y compañeras que han dado lo mejor de sí, con ilusión, con ganas y pensando en la gente. Esta semana que hemos estado de ruta por Olivenza he aprendido muchas cosas, pero sobre todo que el trabajo en equipo es la premisa clave para que algo funcione, y en este caso, para que un partido como el PSOE funcione. 

He visto en las caras de la gente las ganas de recuperar algo importante que nunca debimos haber perdido: La ILUSIÓN. Porque la ilusión es aquello que nunca debe perderse, ya que a pesar de que pasen los años, es lo que hace que el niño que todos llevamos dentro permanezca siempre vivo. He tocado la felicidad con las manos, y he podido hacerlo al lado de grandes personas que ya son amigos y amigas. Gracias Enrique, por la tranquilidad que me aportas y la atención que me prestas, Kiko porque eres capaz de aportar algo importante: experiencia; Modesto por tu tranquilidad, serenidad y la necesidad de seguir mirando hacia el frente, este es el camino compañero!; Toni, por tu saber estar y el empeño que le has puesto a esta locura que hará historia; a Moya, por aportar de sí todo lo que puede y jamás pedir nada a cambio; Isa, por enseñarnos tanto en tan poco y por no perder de vista nunca Olivenza; Héctor gracias por dar lo mejor de ti y por demostrar que los principios están por encima de muchas cosas y que por tanto no se venden, y Justo gracias por enseñarme muchas cosas, por valorarme, por contar conmigo y sobre todo, por recordarme en cada momento que mi abuelo si hoy pudiera verme estaría más que orgulloso de mi.

A todos y todas, GRACIAS por hacerme sentir partícipe de la Ilusión, las ganas y la necesidad de recuperar la confianza de un pueblo que le pese a quien le pese, es Socialista. Para que ellos vuelvan a confiar en nosotros, nosotros debemos ofrecerles muchas cosas, pero sobre todo, más que palabras, HECHOS.

Cabeza bien alta, y de corazón, Gracias.