miércoles, 28 de noviembre de 2012

Todo este tiempo.


Todo este tiempo he estado ausente, tratando de buscar una solución a los problemas que ahondan dentro de mí. Sé que hay diferentes tipos de problemas con diversos grados cada uno de ellos, y esto para mí está suponiendo un problema porque me está restando tiempo de tranquilidad, de ocio y de trabajo. Algo para mí se convierte en un problema cuando no lo soluciono en el momento.

Quise vivir demasiado rápido, quise sentir con apenas 20 años lo que otras personas sienten con casi 40. Y lo conseguí, conseguí mucho en poco tiempo. Conseguí sentirme respetada, querida y valorada, trabajé duro, muy duro por llegar donde estoy, pero... ¿y ahora qué? Soy la misma que ese día decidió rellenar una ficha, la misma que todos y todas vosotras habéis rellenado cuando habéis entrado a formar parte de esta gran familia.

Me he sentido querida dentro de ella. Querida por unos y odiada por otros, pero nunca he pasado indiferente. El otro día tuve una de mis mejores intervenciones, de esas en las que no hace falta papel porque todo sale solo, y sale solo porque se siente sin necesidad de pensarlo. Hablé de la Igualdad y de lo importante que es creer en ella, en que mujeres y hombres somos la misma cosa y venimos del mismo lugar, hablé de la necesidad de sentirnos libres, valoradas y respetadas, hablé del tú a tú, sin tapujos y sin alturas de mira. Hablé de nosotros y nosotras, de la vida, de lo que siento y de que podemos llegar tan lejos como queramos porque lo imposible sólo tarda un poco más.

Antes de comenzar mi intervención le comentaba a una compañera que necesitaba darme un respiro así como vivir mi propia vida. Le dije que necesitaba irme lejos para poder vivir nuevas experiencias necesarias en mi vida. Ella me pidió que no lo hiciera, que aquí me necesitaban, que era importante y podía ser útil. Pero he estado pensando algo, y es que yo siempre he estado cuando se me ha necesitado y cuando no, y ahora soy yo la necesita distancia, lejanía y tiempo para pensar. 

No sé cuanto tiempo tendrá que pasar para que pueda devolverle a esta organización todo lo que me ha dado, formación, aprendizaje y algo muy importante, grandes amigos y amigas. Esto no es un adiós, es un hasta pronto. 

Borja, Ruth, Cristina, Soraya, Julio, Juanra, Rubén, Carlos, Alberto, Alba, Cristóbal, Cristina, Andrés, Emilio, Chuso, Raúl, Santi, Pablo, Luis etc... Gracias por todo. 

Sólo me queda decir algo, y es que prometo que algún día volveré. 

lunes, 5 de noviembre de 2012

Mirando al horizonte.


Hoy ha sido un día intenso, lleno de magia, de emociones, lleno de recuerdos... Hoy de nuevo he sentido lo que era la felicidad, la sensación esa que corre por mi cuerpo y me dice "siéntete libre". Hoy... ha sido un día especial, uno de esos días que aunque el tiempo pase no se olvidan.

Detrás de cada persona y su simple físico se encuentra todo lo demás, se encuentra lo que cada uno y cada una somos. Y yo soy esa chica de la "sonrisa permanente" para quiénes me conocieron en esa semana de mi vida que ha hecho que ahora mis prioridades se redefinan. Para el resto soy María, María Núñez para ser exactos. Puedo ser una María más, o no, pero soy lo que veis, transparente, espontánea, descarada, sincera  y arrogante en ocasiones si a valentía esto se asemeja. 

Hoy he cumplido esa misión que tenía pendiente, la que no podía dejar escapar. Me habría arrepentido toda una vida de no haberlo hecho. No voy a perder una sola oportunidad de todas las que se crucen en mi camino. Sí, sé que tendré que elegir a veces entre varias opciones pero para eso existe la palabra "prioridad", que además de ser palabra, también es hecho. 

Hoy Marcelo me ha enseñado algo muy importante y es a seguir creyendo en mí misma, a no dejar que nadie rompa mis sueños y que no acaben con mis ilusiones. Me ha dicho que el tiempo no espera por nadie, y es cierto. Seamos amigos y amigas del tiempo y no nos convirtamos en lo contrario.

Mientras miraba el horizonte, ese gran horizonte azul, esperaba su llegada... No sabéis lo que sentí cuando lo vi llegar. No os imagináis que cantidad de recuerdos se apoderaron de mi. Sentí que me enamoraba porque ese cosquilleo se apoderó de mi estómago y los nervios se convirtieron en sus mejores aliados. 

Lloré de la emoción, reí de felicidad y terminé teniendo una conversación frente a él. Sólo hablábamos ella  y yo, mientras, él nos escuchaba atento, en silencio y mirándonos fijamente. Él dejó huella en nosotras, nosotras allí dejamos parte de nuestra historia, como dice Marcelo, pedazos de nuestra vida.

Gracias y hasta pronto AMIGO.