Escucho los acordes de su guitarra una y otra vez. Tenían algo que contarme, me estaban tratando de decir algo. Muchos no podréis entenderlo, pero las cuerdas de la guitarra susurran, y siempre tienen algo que contar.
Conoces a las personas en el momento menos esperado, aunque a veces es el tiempo que nos pide tiempo. Podría resultar paradójico pero no lo es.
Las personas somos complicadas, cometemos errores y sin quererlo hacemos daño probablemente a quienes más queremos. Nos ahogamos en un vaso de agua y hacemos de un granito de arena un mundo, pero es nuestro mundo.
Estoy cansada de llegar a un callejón en el que nunca encuentro salida, harta de casi historias que no van a ninguna parte, de ilusiones que alcanzan la desilusión y de promesas que nunca llegaron a cumplirse.
Hoy el optimismo no se apodera de mi, tampoco la motivación, es un día de esos para borrar del calendario. Me asombra la rapidez con la que pueden cambiar las cosas... Para bien y para mal. De un modo u otro, aunque quisiera, no podría ser de otra manera.
Tratad de ser felices, y no dejéis que vuestra felicidad dependa de nadie o estaréis perdidos. Debo aplicarme esta máxima.
Buenas noches y dulces sueños.
María.