viernes, 25 de marzo de 2011

La importancia de una palabra: Sucesión.

En los últimos meses se viene hablando de una posible sucesión del Presidente del Gobierno. Los medios de comunicación, una vez más, con ese don divino del que les ha dotado Dios, alardean de que el 2 de abril de 2011 será el día en que José Luis Rodríguez Zapatero afirme públicamente que no será candidato en las elecciones generales de 2012. Mientras tanto, el Presidente ha afirmado que el día 2 de abril será un día como otro cualquiera y que no habrá ningún anuncio relevante al respecto. Ya conocen ustedes la insistencia de los medios de comunicación, quienes llevan hasta el infinito ese dicho de "cuando el río suena, agua lleva". Se acercan a las inmediaciones del Congreso a preguntar el parecer de los diferentes diputados, sin duda, el más señalado para la supuesta sucesión de Zapatero es Alfredo Pérez Rubalcaba, a día de hoy Ministro del Interior, Vicepresidente Primero del Gobierno y Portavoz del Gobierno en el Congreso. Ahora que nos encontramos en una situación complicada con más alicientes quizás que hace un año, en plena precampaña electoral para las elecciones municipales y autónomicas, otros insisten en hacer ver que Zapatero ha sido el presidente de la crisis, el presidente del paro y el de los recortes en este último tiempo. No interesa decir que Zapatero fue quien retiró las tropas de una Guerra ilegal en la que nos había inmiscuido Aznar, ni tampoco interesa hablar de Zapatero como el presidente que más ha invertido en derechos sociales, en becas y ayudas para estudiantes, en Nuevas Tecnologías, en becas para el extranjero, y sin duda, el que más se ha involucrado por principios morales y personales, en hacer iguales a quienes habían sido considerados diferentes: los homosexuales. La ley de dependencia y la de interrupción voluntaria del embarazo también han sido puntos clave. Además, su afán porque existiera igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres le llevó a ser un presidente modelo. No puedo olvidarme de la Ley de Memoria Histórica, la cual supuso un punto de inflexión en el gobierno socialista y que por fin hizo "justicia" (o trata de hacerla) allá donde la dejan. (Si la fe mueve montañas, lo cierto es que Garzón movilizó miles de personas.) A día de hoy, pocas son las cosas buenas que tratan de recordar algunos de este Zapatero que ganó un Congreso Federal allá por el año 2000, y dónde se postuló como candidato a la presidencia del Gobierno Español. Mi madre, socialista de toda la vida, amante de la crítica constructiva y el respeto de los principios, me dijo que la primera vez que lo oyó nombrar supo que sería alguien importante para este país. La frase que pronunció fue "Zapatero a tus zapatos", lo recuerda con cariño cuando ninguno podríamos imaginar que José Luis llegaría a ser el presidente de España durante dos legislaturas. Aunque a muchos no les guste, Zapatero está haciendo historia, y la está haciendo de manera positiva. Se han producido cambios en nuestra sociedad, en nuestro país, en las bases de los principios asentados en él. A día de hoy es normal que una pareja homosexual pueda adoptar a niños, es normal que puedan casarse, que puedan salir a las calles a reivindicar sus derechos y manifestarse. Quien nos iba a decir, hace poco más de 30 años que esto sería posible. Yo soy de las que piensa que los valores priman ante la economía. Es cierto que las cosas podrían ir mejor y que no podemos consolarnos mirando hacia países en los que van peor, pero señores, se nos olvida que la dignidad humana está por encima de todo, y que el hecho de que aquí podamos ser iguales y nos traten como tal es algo innegable. Si Zapatero decidiese no presentarse, yo también tengo claro quien sería mi candidato. Como dice Fernández Vara, no puede ser otro que Alfredo Pérez Rubalcaba. Alguien que demuestra valentía, perseverancia y tesón frente a los insultos y las mofas de la derecha, alguien que planta cara al "enemigo", incluso, haciendo uso de las canciones de Amaral... Rubalcaba encarna todo lo que un político que se precie debe tener, por eso con él, no me caben dudas. Sería un gran presidente. Y terminaré diciendo "Sin ti no soy nada" Buenas noches y buena suerte. María.

viernes, 18 de marzo de 2011

Razón vs. Corazón.

Me invaden la ilusión, la emoción, las ganas de vivir hasta que llega un momento en el que me doy cuenta de que quizás estaba equivocada. Voy a ser honesta, y por tanto, voy a quitar ese "quizás" que la mayoría de las veces forma parte de mi vocabulario.

En esta ocasión no cabe un quizás en ninguna de mis frases, no cabe un "igual", no cabe ningún vocablo que tenga que ver con la posibilidad, porque sé que sí ha sido mi culpa.

Es de sabios reconocer los errores que uno comete, y no tengo por qué hacer a otros lo que me hayan hecho a mi. Aun así, tan sólo he cumplido una de esas dos variables. Reconozco mi error, pero sí he hecho a una persona lo que muchas me han hecho a mi. No hubo intención en el hecho, por lo que cabría la posibilidad de eliminar el dolo ya que no fue intencionado, pero si hubo imprudencia, y en ocasiones, eso también tiene sus consecuencias.

Las consecuencias las estoy pagando hoy, las pagué ayer y muy probablemente las pague en los próximos días.

Sí, te dejé hablar, te dejé decir lo que pensabas, pude responderte... Sin embargo hoy, he sentido que eso me faltaba a mi. Pude hablar, pero no obtuve respuesta. Hay momentos en los que por mucho que se diga poco se puede solucionar. Daños que no pueden ser evitables y cosas que no se perdonan. Sé que esto fue evitable, y quiero pensar que también se perdona.

En ocasiones nos dejamos llevar por cualquier cosa menos por el corazón, y es ahí cuando perdemos. No siempre la razón debe imponerse a los sentimientos, y hay momentos en los que estos son desconocidos hasta que ocurre algo que verdaderamente nos hace ver que existían.

Me dejé llevar por el miedo, la desconfianza y la falta de ganas de introducir cambios en mi vida. Me dejé llevar por la cobardía, por la insensatez y por la razón. Pero no por ello he mentido, ni he sido hipócrita, ni mucho menos falsa. Aunque si he de reconocer, que no he sido yo.

Quiénes me conocen saben a lo que me refiero, y lo último que haría, sería hacerle daño a alguien que sé puedo importarle, que no me ve con los mismos ojos que el resto, que puede llegar a sentir que soy especial y que en un momento dado, podría haber sido alguien importante en su vida.

Desde este espacio sólo me queda pedirte perdón... pues lo he intentado todo, aunque sin éxito.
El éxito se cosecha, y es cierto que yo contigo no lo he hecho. Si en algún momento cambias de opinión y decides darme la oportunidad que yo nunca supe darte, sabes dónde encontrarme.