jueves, 24 de noviembre de 2011

Ha llegado el momento.

Ha llegado el momento en que el PSOE vuelva a su origen. No digo con esto que vuelva a considerar la tendencia marxista como suya propia, hablo de la necesidad de que todos podamos decidir sobre el futuro de un partido que está tocado y hundido. 

Necesidad de renovación, de cambio, de unión, de progreso. Necesidad de volver a ser el partido en el que 11 millones de personas confíen en unas elecciones, pero antes de eso, necesitamos volver al origen para que nosotros, la militancia,  podamos recobrar la confianza en unas siglas que representan la necesidad de seguir hacia adelante. Unas siglas que han hecho todo y más por este país más que a muchos les pese, unas siglas que representan la libertad, la igualdad y la justicia social. No son ni más ni menos que unas siglas que han supuesto el pasado, suponen el presente y supondrán el futuro de este país.

Debemos aprender de los errores del pasado, debemos entender que tirarnos tierra encima unos a otros no nos lleva a ninguna parte, aunque entiendo que muchos estemos dolidos y enfadados porque augurábamos una debacle como la que ha tenido lugar. Es cierto que lo avisamos y poco caso nos hicieron, pero no quieren más al partido quiénes más insultan y más critican duramente de manera destructiva a lo que lo quiero yo. Siento el socialismo dentro de mis entrañas. Recorre mi cuerpo, mi pensamiento, la necesidad de progreso me atrapa, pero para progresar antes, todos debemos valer lo mismo.

En las elecciones cada voto vale, en un congreso sólo vale el voto de los mismos delegados de siempre. Quiero opinar, tengo derecho a hacerlo, quiero que me escuchen, que me entiendan, que confíen en mi tanto como yo lo he hecho en ellos.

Las elecciones Europeas fueron el inicio de esta caída en picado, las Municipales y Autonómicas fueron su continuación, y las Generales han puesto fin (o eso espero) a esta mala racha para los Socialistas. Estuve ahí, dándolo todo, también en Cataluña y estaré en Andalucía de igual modo. Pegando carteles, hablando con la gente, repartiendo propaganda, organizando actos, llevando las redes sociales... Dí de mi todo lo que tenía. ¿Acaso no tengo legitimidad para pedir ahora un cambio? ¿No tengo derecho a pedir confianza en la militancia?

La militancia, ese ente compuesto de personas comprometidas, que a fin de año pagan una cuota y que cada cuatro años votan al partido al que pertenecen. ¿Ese es el concepto de militancia? Yo por militar en un partido entiendo que también obtengo el derecho a decidir en asambleas, en reuniones, en congresos y en primarias. Sí, primarias.

Quiero que mi voz se escuche lo mismo que la de Rubalcaba, que la de Vara, Tomás Gómez, Patxi López, Ibarra, Felipe González, Guerra, Bono... Quiero ser una más, quiero ser como ellos. Y eso sólo será posible si todos tenemos el mismo derecho a decidir sobre el futuro de este partido.

Volver al origen no es algo malo, es algo que teníamos que haber hecho hace mucho. El próximo líder del PSOE -a mi entender- debe contar con la misma legitimidad con la que Zapatero contó. Y yo no quiero ser más que nadie pero tampoco menos, simplemente quiero que me consideren una igual cuyo voto valga lo mismo que el del resto.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Vivir como si no hubiese mañana.

El suave ruido de la brisa marina adelanta la llegada del otoño en las cálidas playas del sur... El sur, tantos y tantos recuerdos del sur...Conversaciones infinitas en noches que albergan el calor del verano y sensaciones de un otoño que no llega. Palabras que se lleva el viento y viento que recorre todo un país a cambio de leves susurros concebidos bajo los efectos de una poción secreta.

Una poción secreta fruto de promesas incumplidas y futuros sin salida... Salidas a cielo, mar y tierra... Bajo la tierra se oculta la sonrisa inmerecida de una niña que creyó soñar con príncipes azules... Príncipes azules que sólo aparecen en cuentos de hadas sin más sentido que la reseña de un periódico especialista en captar a jóvenes talentos.

El talento, esa capacidad de entender lo que otro hace, de admirar lo que otro dice y de aprender a querer lo que a uno le sorprende. Hablemos del olvido ahora... el olvido, esa capacidad para no recordar lo que uno ha dicho, lo que uno ha prometido, lo que uno tenía pensado hacer para sorprender al otro.

Vidas llenas de talento y después de olvido... Tristezas anticipadas. Vidas con talento y con finales de olvido, me recuerda a un carnaval sin guitarra, sin tambores, sin voces que alzar al son de un ritmo... En la vida real no hace falta tener voz para que te escuchen, tan sólo vale con que otro pueda sentir que tu corazón late cada día con más fuerza porque tienes algo por lo que luchar. No hablo de sueños ni promesas, ni siquiera de palabras que se lleva el viento, hablo de hechos, ciudades, realidades, hablo del norte y del sur, no hablo de facebook ni de twitter, ni siquiera de la pantalla de un ordenador... hablo del cara a cara, del tú a tú.

Hablo de vivir como si no hubiese mañana...

sábado, 19 de noviembre de 2011

De mañana depende...

En el día de mañana, -tan esperado por muchos, especialmente por la cúpula del Partido Popular con Rajoy a la cabeza- tendrá lugar la celebración de las décimas elecciones generales de este país. Se abrirán cientos de miles de colegios electorales dónde 36 millones de españoles están llamados a las urnas para ejercer su derecho al voto.

Yo, soy una de esas jóvenes entre el millón y medio que por primera vez puede votar en unas elecciones generales. Tengo claro mi  voto, siempre lo he tenido y creo que existen grandes diferencias entre el Partido Socialista y el Partido Popular aunque para muchos sean o puedan suponer lo mismo. 

PSOE y PP nunca fueron lo mismo aunque a los segundos en ocasiones les interesa acercarse a los primeros. Todos sabemos que España es un país de izquierdas, lo malo, la izquierda está fragmentada y la derecha unida. El mejor ejemplo de la fragmentación de la izquierda lo tenemos en la II República. Y el mejor ejemplo de la unión de la derecha lo tenemos en que este partido, el Partido Popular, fue creado nada más y nada menos que por ex-ministros del Franquismo, entre otros. En el Partido Popular se integra los democristianos, liberales y también algunos franquistas. La Falange no está representada en el Parlamento y el PP le hace guiños, todos los sabemos. El guiño estrella del PP a la Falange es su desgana de condenar el Franquismo en público y apoyar la ley de Memoria Histórica dónde se pretendían recuperar los restos de personas que no habían sido enterradas con dignidad y habían sido fusiladas vilmente por aquélla derecha que alzó su brazo, aquélla derecha que atentó contra un gobierno democrático elegido legítimamente por la ciudadanía y aquella derecha que mañana amenaza con volver y que hoy ha tomado las calles de Madrid.

Leía ahora algo que me ha resultado más que curioso. José Antonio Primo de Rivera nació en la calle Génova. Calle situada en pleno centro de Madrid dónde curiosamente se encuentra la sede nacional del Partido Popular.

Cuando me preguntan por qué PSOE y no PP pienso en mi abuelo, pienso en todos los sacrificios que sus padres tuvieron que hacer para que él tuviese derecho a un futuro igual que el del niño rico del pueblo. Pienso en lo que mi abuelo le enseñó a mi madre, pienso en la libertad de la que gozamos ahora y la carencia de ella durante el Régimen Franquista. Soy una socialista convencida. Estoy convencida de que el socialismo es el camino hacia el progreso y estoy convencida de que un recorte en nuestros derechos no nos hace avanzar sino retroceder. De derechas tengo poco, de retrógrada, menos. Por esta razón, nunca podría votar al Partido Popular, un partido que al hablar de personas habla aparte de las mujeres; un partido que crispa, un partido cuyas siglas tienen una historia turbia; un partido que por ganar es capaz de todo y más... 

Zapatero habrá podido equivocarse en muchas cosas pero no se ha equivocado en mostrarse tal y como es. Estoy convencida de que en unos años será reconocido su trabajo y será admirado por muchos de los que hoy le odian. Mi abuela me decía esta tarde que ella mañana va a ir a votar por darme el gusto, porque ella no entiende de política pero que siempre ha votado al PSOE y lo seguirá haciendo. Cuando me pedía por favor que mañana no me cogiera el sofocón del siglo me decía: "hija, por favor, no te lo tomes tan a pecho como si te fuera la vida en ello, que yo sé que tú lo vives, pero piénsalo"

Yo le respondí: "Abuela, me lo tomo tan a pecho porque SÍ me va la vida en ello. De mañana depende mi futuro, el de mi hermano, el trabajo de mis padres, tu pensión, la del abuelo, la de mi abuela... de mañana depende la educación y la sanidad pública... Y es que tu pensión, abuela, la tienes gracias a Felipe González, y esa pensión ha ido aumentando gracias a José Luis Rodríguez Zapatero. Yo he tenido becas gracias a él, y todos podemos ir al médico sin preocuparnos cuanto cuesta la consulta gracias a los gobiernos socialistas. La gente que no puede valerse por sí misma ni tiene dinero o capital con el que pagar esa ayuda goza a día de hoy de la ley de dependencia gracias a José Luís Rodríguez Zapatero... Por todo eso, sí me va la vida en ello."

Mi nombre es María Núñez Rodríguez, estudio 4º curso de Ciencias Políticas y de la Administración en la Universidad Complutense de Madrid. Soy de Olivenza, provincia de Badajoz. Me entusiasma la política, la considero una ciencia y un arte. Me desvivo por mi familia, adoro mi pueblo y soy militante socialista. Estoy convencida de algo: Recortar en educación y sanidad es poner fin a los derechos de toda una vida.

Muchas gracias, buenas noches y buena suerte.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Aún y ya.

Inmediaciones del Parlamento Italiano el día en que Berlusconi dimite.
Me propones, María, que escriba un artículo sobre igualdad para tu blog. Y yo, que se poquito de igualdad, voy y acepto.

María, de igualdad te pueden escribir mujeres que, no es sepan de políticas de igualdad, es que han sido artífices y partícipes de ellas. Mujeres como Ángeles Álvarez, Marisa… han elaborado, rectificado, luchado y puesto en marcha, las herramientas legales que hacen que hoy posiblemente tu generación no vaya ya a entender de lo que yo te cuente, al igual que yo tengo que hacer un esfuerzo para entender de lo que aún nos hablaban mi madre, mi abuela, etc. Y como las cosas se suelen entender mejor por comparación, permíteme María, que empecemos por el final.

De igualdad se poquito; de desigualdad se un rato. Y eso que no sé todo lo que saben millones de mujeres, solo que ellas no pueden escribir al respecto. ¡Mira! ya sabemos algo de igualdad, que ya podemos hablar de desigualdad por motivos de género sin que vayamos a sufrir las represalias sociales y personales de las que ellas aún fueron objeto.

Mi escenario profesional no es quizás el más revelador de la desigualdad de género. La arena política es presumiblemente vanguardia de los cambios sociales, máxime en grupos políticos progresistas. La visibilidad a la que está comprensiblemente sometida la vida pública hace que la desigualdad se haya convertido en una práctica políticamente incorrecta.

Sin embargo, la desigualdad aún sigue siendo práctica política, aunque ya una práctica políticamente incorrecta. El problema de la desigualdad en política es que, aun siendo más residual y menos extendida que en otros ámbitos, cuesta más desenmascararla al tratarse de formas más sofisticadas y sibilinas de desigualdad.

Para quién aún no lo sepa la política la hacen los que pueden, y para poder hay que tener fundamental e inexcusablemente tiempo. No es de extrañar que las mujeres aún no podamos hacer política en igual. Si hay algo que seguimos sin tener las mujeres es derecho sin explicaciones a nuestro tiempo. Aún se convoca a las mujeres a participar en actos electorales y contestan que no podrán acudir porque tienen no tienen con quién dejar a los niños. ¿A cuántos compañeros les has oído decir que no pueden ir a un mitin, reunión, etc. porque no tienen con quién dejar a los niños? Yo, en 22 años de militancia, he oído todo tipo de explicaciones. En hombres esa jamás.

¿Pero ves María?, ahora mi tiempo está en escribirte estas palabras, y el tuyo en leerlas y publicarlas, y ya nadie nos va a llamar guarras porque este tiempo no lo estemos empleando en criar niños y niñas o en planchar camisas.

Te escribo estas reflexiones en Roma, donde ya paseo por la calle sin tener que ir acompañada ni de padres ni de marido. Para llegar aquí cogí un avión yo sola, me instalé en el hotel yo sola, dí mi curso yo sola y hago lo que me apetece yo sola. Y en este punto estamos, entre los que no se extrañan ya y los que aún me preguntan si no tengo miedo, como si venir acompañada me garantizase más seguridad.

Yo sola en Roma, paseando por Vía del Corso y llegando a Piazza del Parlamento donde precisamente ayer dimitió el ínclito Berlusconi, 12-11-2011, y pude unirme a los aplausos de romanos y romanas despidiendo por fin al Cabaliere. Este señor, perdón, este sujeto, que no ha dimitido por abusar de su poder con mujeres, ni por ser acusado de prostitución de menores, menores mujeres, claro. No, no ha dimitido por eso. Ha dimitió o mejor dicho, le han dimitido, porque económicamente no le era rentable ni a Italia ni a Europa ni a los mercados financieros. El abuso contra mujeres no ha sido por lo visto más que un escándalo pero no motivo suficiente para que un primer ministro de la Republica Italiana, haya sido inmediatamente obligado a abandonar la representación de la soberanía popular (50% por mujeres).

En este punto del caminio estamos, María. En el punto en que una mujer libremente viaja sola a una ciudad europea donde en libertad aplaude la dimisión de un presidente que no dimite por sus repugnantes delitos machistas.

Para que yo haya llegado aquí sola, en libertad e igualdad, las mujeres feministas han trabajado y luchado desde la más profunda convicción de defender la justicia. Para recorrer el resto del camino, vamos juntas María, porque quiero que si un presidente o presidenta es abucheado por el pueblo soberano sea porque si ha sido machista eso no sea solo un escándalo sino un motivo inexcusable para su dimisión.

Pero este pasito tiene que ser otro más en el camino ya andado y aún por recorrer.
La conquista de la igualdad ha necesitado de la convicción, formación y determinación de las mujeres e inevitablemente de un marco político favorable a ello. Y ese marco ha sido la Democracia y sus defensores; la socialdemocracia europea. En nuestro caso, en España, fundamentalmente el Partido Socialista. Una mujer española ya es una mujer europea en toda la dimensión política y social de la palabra; sea feminista o no es una mujer en igualdad con las mujeres europeas. Y esa es una realidad objetiva y contrastable con los datos encima de la mesa y con la experiencia transalpina desde la que te hablo. Un camino en mi caso físico que he hecho para ver con mayor nitidez el recorrido de progreso que sin comparación y sin perspectiva en ocasiones no podemos ver, pero que es crucial que apreciemos y valoremos.

María, aún no hemos llegado pero ya estamos cerca. ¿Seguimos?


Mª Sandra Pérez García
Directora Comunicación Política Éxipol Spain

domingo, 13 de noviembre de 2011

Carta a los Reyes Magos.





Acabo de despertar de un sueño extraño a la vez que entrañable. Es extraño porque no lo entiendo, no entiendo por qué ahora y aquí, no entiendo por qué precisamente en este momento. Y es entrañable porque aparecía toda la gente a la que adoro en la mejor etapa de mi vida: mi infancia.

Estaba hablando con el chico de mi derecha –un completo Don Juan, sea dicho de paso- cuando de repente fijé mis ojos en aquella pantalla gigante que estaba puesta en plena calle. El lugar me resultaba conocido aunque la gente no tanto.

Sin entenderlo comencé a ver lo más parecido a la película de mi vida entre la multitud. Mi vida se estaba reflejando en aquella pantalla. Me asombré, y reconozco que no pude aguantar la emoción. Aparecían mis padres, mis abuelos, mis primos y tíos, amiguitos del cole… Era todo completamente un sueño, y nunca mejor dicho.

Mi vida pasaba a cámara lenta, y apareció él, tuvo que aparecer él. Apareció sin avisar, aunque yo lo esperaba. Más que esperarlo, sabía que tenía que verle de un momento a otro ya que él también ha formado parte de mi vida y lo sigue haciendo a día de hoy.

Y ahí estaba yo, con mi padre entregando la carta a los Reyes Magos mientras se oía una voz que decía: “No llores, María, son buenos y van a regalarte muchas cosas”.

(3 de enero de 1992)


De él también me acuerdo cuando voy a los mítines del partido. Es una fuerza que me atrapa y me envuelve, y de verdad, se me hace completamente imposible no visualizarle en mi mente y pensar que también él estaría allí “peleando por lo que quiere” como yo. Las personas mayores que  veo por la calle, las que están jugando con sus nietos en los parques, las que les llevan al cole o de paseo, las que van en el metro o en el cercanías… Todas, todas, todas me recuerdan a él. Pero como os decía, dónde mis sentimientos dan más de sí es en los mítines del Partido Socialista. Y es allí donde no puedo contener mi emoción ni siquiera mis lágrimas, porque mi abuelo estuvo peleando por lo que quería hasta los últimos minutos de su vida.

Peleó en el campo de batalla, en la calle contra los de siempre, contra un señor que había acabado con las alegrías de su padre y que lo había agotado psicológicamente, peleó por su pueblo, por Olivenza, por su gente, por sus compañeros, por su familia… Pero al final, no pudo vencer la batalla más difícil de su vida, un cáncer inesperado que acabó con él y con su vida, aunque no con sus ganas de vivir.

Esperaba la muerte de un momento a otro, y mientras tanto yo seguía viviendo mi pequeño cuento de hadas como toda niña de 7 años que está en 2º de primaria. Era un triunfo aprender la tabla del 9, saberme la lección de Conocimiento del Medio y poder leer y comprender un libro, todo eso para mí eran éxitos y triunfos. Para mi abuelo el mayor triunfo de su vida hubiera sido poder contarme años después que había pasado una enfermedad complicada pero que no había podido con él.

¿Sabéis la de veces que he soñado con ese momento? Tan sólo hubiera necesitado un “no te preocupes, esto se ha acabado, pude con él”. Pero nunca nada de esto fue posible. No fue posible despedirme, ni tampoco lo fue que me sintiera entre sus brazos. Se fue… sin decirme adiós, sin despedirse, sin avisar… Y años después me pregunto por qué no me di cuenta antes. Esta es la cruz que llevaré toda mi vida a cuestas. Mi mejor terapia es contaros todo esto tal y como lo sentía, tal y como lo siento. Y sólo os pido algo, demostrar diariamente a la gente que queréis de que ese sentimiento existe. No es tan complicado, somos nosotros quienes lo hacemos más difícil.

Y es que como dice el dicho, tener un amigo es un tesoro, pero tener abuelos es el mayor triunfo de toda una vida.


María.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Días del ayer.

De pequeña me enseñaron que el mejor triunfo que uno podía conseguir en la vida era aprender a ser uno mismo sin importar lo que otros piensen. Cuando me miro al espejo sigo viendo la misma niña que por las mañanas se despertaba y elegía su ropa, la que al llegar del cole cogía un trozo de chocolate y se sentaba bajo la mesa a ver Willy Foog. La que mientras comía aprendía a saber lo que eran los sentimientos en compañía de Calimero y la que antes de volver al cole por la tarde se reía con las ocurrencias del Chavo del Ocho y demás personajes de la serie. La aventuras de Dartañán y la valentía así como las ganas de defender todo aquello en lo que uno cree y servir con fidelidad a las personas en las que cree; Pipi Lanstrung, el carisma de Punky Breswter y los valores que la serie en sí reflejaba: el cariño hacia los demás, la importancia de ayudar al prójimo…  David el Gnomo, los Trotamúsicos, Heidi, Marco… Y, ¿Qué me decís de la Banda de Mozart?

Cuando uno hace algo en lo que cree no ve obstáculos porque directamente los evade. Cuando empecé a estudiar Ciencias Políticas muchos me decían que no me serviría de nada y lo cierto es que no me arrepiento en absoluto de haber elegido esta carrera y no otra. Estoy aprendiendo, me estoy formando y estoy conociendo los que el día de mañana seguirán siendo mis mejores amigos.

Ayer un buen amigo, uno de los mejores sin duda, me decía que hay que ser los mejores en aquello que nos gusta hacer, aquello que vemos como algo normal, algo que no nos cuesta y aquello que nos hace sentir sin duda únicos, especiales y realizados. Yo me considero una de las mejores en aquello que me gusta. Adoro el debate, escribir, relacionarme con gente nueva y exponer mis ideas. Quiero luchar por ser la mejor pero sin olvidar que no por ser la mejor en lo que a una le gusta el resto son menos que ellas.

Hoy voy a escribir sobre la importancia de ser uno mismo pese a que el tiempo pase. Es importante no olvidar de dónde venimos ni gracias a quiénes llegamos a alcanzar aquello que queremos. Yo soy lo que soy gracias a lo que desde pequeña he ido aprendiendo. Aprendí a querer a la gente que tenía a mí alrededor, aprendí a ser cariñosa, a regalar besos y abrazos, aprendí a ser lo que veía en los dibujos de la tele… Sí, esos que los niños de ahora desconocen.

Las cosas han cambiado mucho. Ahora los niños no saben relacionarse con los demás, no saben lo que es una comba, una cometa, un diabolo, canicas, repiones… “Churro, media manga mangotero”…

Los niños de hoy en día posiblemente desconozcan gran cantidad de cosas que han conformado el pasado de sus padres, incluso me atrevería a decir que de sus hermanos mayores. Posiblemente muchos no sepan que serán la generación más preparada de la historia, con más facilidades para estudiar y ser quienes quieran, para estudiar idiomas y encontrar los mejores trabajos, para realizarse como personas y como profesionales… Todo eso tenemos que explicarlo.

Nosotros, “los de antes” encontrábamos un por qué en cada serie que veíamos. Los valores por los que muchos luchamos se veían fielmente reflejados en ellas, la valentía, la amistad, el amor, la fuerza… A fin de cuentas y siendo realmente sincera, yo no cambiaría mi infancia por la de los niños de ahora. Ellos tienen tecnología pero yo aprendí a vivir rodeada de principios que a día de hoy ni olvido ni cambio por otros.

Concluyo con una frase de David el Gnomo que decía así:

“La fuerza bruta jamás gana a la inteligencia”