Ha llegado el momento en que el PSOE vuelva a su origen. No digo con esto que vuelva a considerar la tendencia marxista como suya propia, hablo de la necesidad de que todos podamos decidir sobre el futuro de un partido que está tocado y hundido.
Necesidad de renovación, de cambio, de unión, de progreso. Necesidad de volver a ser el partido en el que 11 millones de personas confíen en unas elecciones, pero antes de eso, necesitamos volver al origen para que nosotros, la militancia, podamos recobrar la confianza en unas siglas que representan la necesidad de seguir hacia adelante. Unas siglas que han hecho todo y más por este país más que a muchos les pese, unas siglas que representan la libertad, la igualdad y la justicia social. No son ni más ni menos que unas siglas que han supuesto el pasado, suponen el presente y supondrán el futuro de este país.
Debemos aprender de los errores del pasado, debemos entender que tirarnos tierra encima unos a otros no nos lleva a ninguna parte, aunque entiendo que muchos estemos dolidos y enfadados porque augurábamos una debacle como la que ha tenido lugar. Es cierto que lo avisamos y poco caso nos hicieron, pero no quieren más al partido quiénes más insultan y más critican duramente de manera destructiva a lo que lo quiero yo. Siento el socialismo dentro de mis entrañas. Recorre mi cuerpo, mi pensamiento, la necesidad de progreso me atrapa, pero para progresar antes, todos debemos valer lo mismo.
En las elecciones cada voto vale, en un congreso sólo vale el voto de los mismos delegados de siempre. Quiero opinar, tengo derecho a hacerlo, quiero que me escuchen, que me entiendan, que confíen en mi tanto como yo lo he hecho en ellos.
Las elecciones Europeas fueron el inicio de esta caída en picado, las Municipales y Autonómicas fueron su continuación, y las Generales han puesto fin (o eso espero) a esta mala racha para los Socialistas. Estuve ahí, dándolo todo, también en Cataluña y estaré en Andalucía de igual modo. Pegando carteles, hablando con la gente, repartiendo propaganda, organizando actos, llevando las redes sociales... Dí de mi todo lo que tenía. ¿Acaso no tengo legitimidad para pedir ahora un cambio? ¿No tengo derecho a pedir confianza en la militancia?
La militancia, ese ente compuesto de personas comprometidas, que a fin de año pagan una cuota y que cada cuatro años votan al partido al que pertenecen. ¿Ese es el concepto de militancia? Yo por militar en un partido entiendo que también obtengo el derecho a decidir en asambleas, en reuniones, en congresos y en primarias. Sí, primarias.
Quiero que mi voz se escuche lo mismo que la de Rubalcaba, que la de Vara, Tomás Gómez, Patxi López, Ibarra, Felipe González, Guerra, Bono... Quiero ser una más, quiero ser como ellos. Y eso sólo será posible si todos tenemos el mismo derecho a decidir sobre el futuro de este partido.
Volver al origen no es algo malo, es algo que teníamos que haber hecho hace mucho. El próximo líder del PSOE -a mi entender- debe contar con la misma legitimidad con la que Zapatero contó. Y yo no quiero ser más que nadie pero tampoco menos, simplemente quiero que me consideren una igual cuyo voto valga lo mismo que el del resto.