martes, 17 de diciembre de 2013

La compañía que extrañamos: Hasta siempre Lolo.


Hace aproximadamente un año y pocos meses, llegaba "Lola" a casa de mis abuelos. No, "Lola" no era una niña, ni siquiera una niña humana, se trataba de un gatito que poco a poco se iría ganando el cariño de todos nosotros. Y digo gatito, porque a pesar de que Marta la bautizó como Lola, al cabo de los meses, resultó ser Lolo. Yo siempre le dije a mis abuelos que Lola era una gata atrapada en un cuerpo de gato, de hecho, tardé semanas en llamarle Lolo, pero al final, acabé aceptando que era un gato y que se comportaba como tal.

He de confesaros algo, yo al principio no le hacía demasiado caso. Y es que Lolo (Lola por aquél entonces) era demasiado descarado y sin pedir permiso subía a los brazos de cualquiera. El animalito era tan confiado que persona que llegaba a casa de mis abuelos y se sentaba en su silla, persona a la que se le subía encima. Mi abuela lo metía dentro de una cajita de cartón, con una mantita y una almohada para que durmiera, y durante el día se pasaba las horas en el brasero, calentito. Marta jugaba con él al escondite, a las carreras... y era tan tan listo, que cuando me veía aparecer quería que jugase con él. Se escondía detrás de la maceta y cuando me tapaba los ojos, echaba a correr para ganarme. 

Pero Lolo fue creciendo, y mi abuela dejó de meterle en su camita para que durmiera resguardado. Comenzó a tener amigos; primero fueron las gallinas, con las que se peleaba en su propio corral, el gallo se le resistía, pero Lolo, que era el rey de la casa, continuaba queriendo expandir su imperio. Tomaba el sol cuando comenzaba a hacer buen tiempo, y después se echaba sus largas siestas. De un tiempo a esta parte se había vuelto más aburrido, pero seguía siendo tan bueno como siempre.

Mis abuelos le querían mucho, todos jugábamos con él, y si os soy tremendamente sincera, ha dejado un vacío considerable, como hasta el momento, ningún animal ha provocado en mí. Mis abuelos han tenido borregos con los que he jugado, patos, pollitos, y más gatos, pero Lolo es uno de esos animales especiales, que dejan huella, por todo lo que hemos vivido con él, por comprendernos tan bien, por hacernos reír y sobre todo, por sacar a mi abuelo sonrisas cuando quizás a otros nos resultaba más complicado. 
Cuando estudiaba en Madrid y llamaba a mis abuelos, siempre les preguntaba: "¿Y el Lolo, qué?" Y ya sabía que con eso, se le iba a plantar una sonrisa en la cara. 

Cuando hace una semana mi prima me dijo que Lolo ya se había ido al cielo de los gatos, por un momento pensé: ¿Por qué? Pero ya era tarde. En ese momento, se me pasaron muchos recuerdos por la mente a modo de flash back. Recuerdo las navidades del año pasado, a mi prima Olaya le daba pavor (ninguno entendemos por qué ya que Lolo era más bueno que el pan) y no pudo entrar el día de Nochevieja. Se asomaba por el hueco que había entre la ventana y la persiana, con una carita de pena... Pero no rechistaba, sabía que al rato, cuando todos volviéramos a nuestra casa, él volvería a estar en su sitio.

He querido escribir estas líneas porque considero importante que tengamos en cuenta algo, y es que los animales inofensivos existen para acompañar a las personas y para crear vínculos que quizás otros han dejado de llenar. Por eso no entiendo por qué hay personas que sin fundamento, deciden que llega la hora de matar, envenenar o dar una paliza a un gatito inofensivo. 

Lo importante, es que fue feliz, aunque nos hubiera gustado que por más tiempo. Lolo es de esa clase de gatos que dejan huella, y en mí, os aseguro que la ha dejado. Al menos, gracias a mi prima Marta, junto con Mini, pudo decirnos... 
Hasta siempre Lolo.

María Núñez.

lunes, 9 de diciembre de 2013

En tierra de nadie.

¿No os habéis sentido a veces como perdidos en un gran océano? 

Pues es algo parecido a lo que nos sucede cuando tratamos de ser nosotros mismos evitando los patrones de comportamiento que surgen a nuestro alrededor. Y no hay nada de malo en tratar de ser uno mismo, al contrario; pero lo cierto es que es más que probable que sin querer los demás nos juzguen porque no nos sumemos a lo que la mayoría entiende como "mejor".

Con el tiempo quien pensaba de nosotros tan sólo lo que aparentábamos ser se para a conocernos, y acaba cambiando su opinión al respecto. 

Me ha ocurrido muchas veces, y a día de hoy, muchos de los que pensaron de mí lo contrario a lo que era realmente, son hoy mis mejores amigos. Es por eso que el tiempo es sabio porque nos enseña lentamente lo que queríamos haber visto en tan sólo segundos. Y es que ya se sabe, que las prisas son malas consejeras, y sobre todo, cuando se trata de conocer a las personas.

Pero aun sintiéndome algo perdida a veces, no hay nada más reconfortante que tener un abuelo que me quiere tanto tanto tanto, como el mío a mi.



Moraleja del día: No se debe juzgar lo que no se conoce, corremos el riesgo de perder a personas importantes en nuestra vida.

Buenas noches, y dulces sueños. 

martes, 3 de diciembre de 2013

¡Qué no te entiendo!

Cuando sientes que poco te llena, personal y emocionalmente, que no hay nada que te enganche y que te haga dar lo mejor de ti, que no aparezca ese alguien que te haga replantearte un camino, un proyecto o un plan, piensas si tal vez ese alguien no exista. Es probable que sientas un vacío relativo que lleve implícito un vacío de sensaciones más allá de lo que se ve. Algo que no sabes definir, algo que te persigue aun cuando tratas de olvidarlo, pero aun así, la persecución continúa. En ese momento nos cuesta decidir porque no somos capaces de pensar y sentir al mismo tiempo. Tenemos recuerdos escondidos, deseos que tantas veces hemos pedido cuando casi llegaba el 1 de enero y comíamos las uvas de una en una, al ritmo de las campanadas, con el pie derecho hacia adelante, sin olvidar que cada uva era un deseo y con una prenda roja que no hacía falta enseñar... Quizás deseos tan parecidos, o no, a los que pedimos mientras cada año soplamos las velas sumando una más cuando pasan 365 días...

Y esa leve melodía que llevamos aquí dentro, y que dices: "¡Quítamela de la cabeza!". Esa, es la misma cantinela, la misma música, la que nos recuerda, la nos evade a otro mundo, la que nos depara a un deseo, la que nos hace imaginar lo que querríamos tener pero no tenemos. ¿Es quizás tan sólo un deseo o el leve espejismo de lo que construimos a diario mientras decidimos inconscientemente qué hacer con nuestra vida?



Sin duda, hay melodías que traspasan fronteras, que conforman un código simbólico que va más allá de lo establecido por una norma o la ley de un país determinado, algo que es transmitible aun sin conocer el idioma de quien tenemos enfrente... ¿Tienen los ríos un idioma concreto? No. Y en realidad traspasan cada día fronteras, recorren el mundo, conocen cada rincón del planeta... y comunican a todos los individuos lo mismo a través de un lenguaje universal. 

Para decir "Te quiero" no es imprescindible conocer todos los idiomas del mundo, basta con mirar a alguien a los ojos, y hacerle saber que eso que le diríais sin mirarle, y que no entendería, es el significado de una mirada que traspasa los límites que incluso un país impone a través de su código compartido: su lengua. Para decir "te quiero", basta con levantar la mirada, con poner una sonrisa o con dibujar cada día un camino compartido, entre vaivenes y horizontes. Basta, con demostrar que una imagen vale más que mil palabras y que las sonrisas no caen como agua de mayo... 

Cuando sientes que quieres a alguien, el mapa del mundo se desdibuja porque todo lo demás no importa, se funden "el aquí y el ahora, contigo pero no sin ti" y así... comienza la historia -que cada 31 de diciembre a las 12 menos un minuto, al son de las campanadas y entre uvas y champagne, acompañados de quiénes más nos quieren- deseamos alcanzar sin necesidad de hablar el mismo idioma. Cuando sientes que eso llega, el paso del tiempo ha dado paso a la oportunidad que sin saberlo, llamaba a la puerta, pero hasta el momento, no habíamos entendido su idioma, y por eso, ya no valen los "No te entiendo".

domingo, 1 de diciembre de 2013

Pasando página.

Me viene a la mente esa tarde, en la que por casualidad estuve en el lugar y momento adecuados para verle. Aunque, a decir verdad, nos habíamos conocido entre tambores y no lo recordaba... Fue cuestión de "unir los puntos del pasado" de los que hablaba Steve Jobs, y de los que ya os he hablado en alguna ocasión. El caso es, que aquella tarde de verano, o mejor dicho, de comienzos del verano, fue una de esas tardes en las que te sientes como en casa después de un largo viaje. Mi viaje había comenzado el día que me dieron las notas de selectividad, aquella mañana de junio de 2008, y le puse fin aquella tarde de junio de este mismo año cuando decidí que ya no haría más maletas porque comenzaba una nueva etapa en mi vida. Por eso volví a casa, y por eso, esa tarde de comienzos del verano, entre banderas multicolor y tambores en el centro de Badajoz, sentí que volvía a casa, por fin, a mi casa.
Los puntos y aparte marcan un antes y un después en la vida de quiénes los ponen. No quieren decir "hasta siempre", o en parte sí. Para decir un "hasta luego" ponemos punto y seguido, y para decir un "hasta nunca" ponemos punto final. 

A veces conocer a unas personas te lleva a conocer otras, y así continúa la "cadena de montaje" de nuestras vidas. De no haber estado ahí en ese lugar y ese día, en ese instante, no le habría conocido, y ahora, que ha pasado el tiempo y el ponemos punto y aparte a "esto", puedo decir que he aprendido algo y es que nunca elegimos como da lugar el transcurso de las cosas. No siempre ocurre lo que nos gustaría y no siempre lo que nos hubiera gustado hubiese sido lo mejor. Tampoco sé qué criterios tomar para definir qué es lo mejor, pero sí sé qué criterios elegir para determinar qué es lo que quiero.

Aun sin quererlo, estoy segura de haber marcado parte de su vida tanto como lo ha hecho él de la mía. No puedo contaros nada malo, simplemente que somos tan diferentes que hemos podido reír juntos, divertirnos y al mismo tiempo hasta tener alguna de esas pequeñas broncas por pensar diferente. Estoy segura además, de que esto es el comienzo de otra etapa que en parte necesitaba, porque sin quererlo, llevaba tiempo esperando este momento.


¿Nunca habéis tenido esa extraña sensación de saber que no podéis seguir con algo pero que os cuesta dejar atrás esa parte de vuestra vida? Aunque quizás esa parte de vuestra vida no haya sido más que un punto más del firmamento, pero que ha marcado y que por eso brilla, y que por esa misma razón siempre va a existir el recuerdo. Ha llegado el momento de pasar página de este libro, a veces las páginas se alargan, y en otras ocasiones duran en nuestras manos lo que queramos que duren... Dependen de lo que nos interese, o de lo que podamos sentir, o quizás de las ganas de equilibrio o estabilidad que tengamos... Menuda paradoja, cuando más te gusta un libro antes lo lees, y antes lo acabas. Pero cuando más te gusta una persona, más lento quieres que pase el tiempo con ella y más te deparas en cada página... Pero así es la vida, un cúmulo de circunstancias que no se esperan, de personas que te sorprenden... y una te lleva a otra, y nunca sabes con quien te puedes encontrar. El mundo es grande, pero a la vez pequeño, y como decía Marc Levy en uno de sus libros: Las casualidades no existen. 



Por eso, ni es casualidad que os cuente todo esto, ni es casualidad que os hable de tambores, ni del verano, ni que precisamente esto suceda antes de acabar el año... Los recuerdos son bonitos, siempre servirán para pintarme una sonrisa en la cara acordándome de cenas que alguien me debe o de largas conversaciones de madrugada. Estoy y estaré aquí, cerramos un página en este libro, pero comienzo un nuevo libro. Comienzo a escribir mi propia historia. 

jueves, 28 de noviembre de 2013

Cuando él llama a tu puerta...

Cuando él llama a tu puerta y tú dices: "entra", no siempre sabes si acertarás o si realmente estás cometiendo el error más grave de tu vida. Aunque quizás se trate del error que más te hará aprender.

Llega un momento en la vida de las personas en el que nos planteamos si realmente aquello por lo que tanto nos habíamos esforzado acabaría mereciendo o no la pena. Y en realidad es que a veces, aunque nuestro entorno nos diga que algo no nos conviene, nos cegamos por nuestro impulso en la necesidad de seguir hacia adelante con un camino que quizás nunca debimos coger. Pero oye, que nosotras no elegimos de quien encapricharnos, y tampoco elegimos que chicos con novia nos digan lo felices que serían con nosotras, ni mucho menos que chicos encantadores -pero que no nos enganchan- sean tan perfectos y tan buenos que lleguemos a pensar: "Es demasiado bueno para mí".



Y es que a veces las chicas, también tenemos estas cosas extrañas de no saber lo que queremos, de nadar entre dos aguas y de tratar pilotar un avión en el que acabamos de montarnos. Nuestra vida es como una montaña rusa, llena de aventuras, de subidas y bajadas, de incertidumbre y miedos, de desenfreno y pasión, de lamentos y de "no tenía que haberme subido aquel día cuando me lo advirtieron". Y es que, sólo al bajar y pasado un tiempo, es cuando meditamos las cosas y pensamos si de verdad merece la pena volver a subir. 

Lo que Steve Jobs denominaba algo así como "unir los puntos del pasado" es lo que se ha convertido en la materia fundamental de mi estudio, que como no podía ser de otro modo, se basa en la experiencia y en la exploración de mi entorno. 



Pero... y cuando nos quedamos ahí paradas, en medio de la nada, pensando qué hacer, qué decir, cómo afrontar lo que un día nos prometieron que sería felicidad eterna... Y es que nada es eterno, ni el amor es para siempre, ni los besos son para siempre, ni los "te quiero" son para siempre... Nada es para siempre. Pero ese "nada es para siempre" puede ser llevadero si nos planteamos una cuestión que no hay que pasar por alto: Que la vida son dos días, que pensar en los demás está bien, pero que olvidarse de uno mismo no es el camino. Las barreras se destruyen con las palabras y no con las armas, las mentiras se desmontan con la verdad y no con el insulto, y el capricho se desvanece cuando con seguridad afrontamos una realidad y decidimos emprender el camino de la constancia, del esfuerzo, del disfrute y sobre todo, el camino en el que no se desechan oportunidades y se revelan las prioridades.

martes, 19 de noviembre de 2013

Tu sueño, tu paseo, tu 'te quiero'.

Quizás no sea este un paseo para recordar, ni tampoco un postdata 'te quiero' pero se trata de mi paseo personal sobre ese 'te quiero' personal. 

A diario nos hablan de sueños, de vivencias, de experiencias, pero también de espera. Desde pequeños nuestros padres nos alertan y nos dicen: 'ya tendréis tiempo de hacer más cosas' pero la realidad es que una vez tras otras, desde nuestra juventud queremos alcanzar aquello con lo que tanto hemos soñado. Todo aquello que quizás hayamos recordado en la última película que vimos en el cine, en la última quedada de amigos mientras escuchábamos que se habían enamorado, lo felices que eran... Quizás todo aquello que siempre haya sido parte de nuestro sueño, aquello que al cerrar los ojos se convertía en verdad, y aquello que al despertar se desvanecía porque tan sólo es parte de verdad, nuestra verdad interior. 

Al despertar del sueño quizás nos demos cuenta de algo, y es que en cuestión de segundos, la vida nos deja claro dónde nos hemos equivocado. Y quizás nos preguntemos si tan terrible es vivir un sueño, tanto que si al despertar cuestionamos nuestras acciones pasadas y repensamos nuestro presente. Pero aún así, aprendemos algo, quizás la lección más importante de todas, o mejor dicho, dos lecciones:

La primera, que un error puede ser el comienzo de grandes éxitos. Y la segunda, que para hacer realidad un sueño, hay que saber esperar, reflexionar y tener paciencia. 

Buenas noches y sean felices.

María Núñez.

sábado, 19 de octubre de 2013

Su mirada...


Esta tarde he tenido que ir a urgencias, y nada más entrar en el Centro de Salud me he percatado de algo: Había un bebé, que en los brazos de su madre, no paraba de mirar a todas partes. Me ha mirado con esos ojitos y esa ternura con la que sólo los niños pequeños son capaces de transmitir tantas cosas. Y mientras yo le sonreía, su madre me ha dicho: está malito, no le baja la fiebre. 

He seguido dándole vueltas al coco por todo lo que está pasando en mi país, España, desde finales de 2011. Sueldos congelados, copago sanitario, pensiones que no suben como lo hace el IPC, abuelos y abuelas que con su pensión tienen que ayudar a sus hijos y nietos que están en el paro y además tienen que costearse parte de los medicamentos, Puntos de Atención Continuada (PAC) que han cerrado sus puertas porque el gobierno quiere ahorrarse dinero, estudiantes que han tenido que dejar la Universidad por las altas tasas y por no recibir becas, desaparición de las becas en mi comunidad, desaparición del transporte escolar gratuito y las aulas matinales, aumenta el ratio de alumnos por profesor, privatizan la sanidad, acaban con la ley de dependencia, impiden que los homosexuales puedan adoptar, recurren la ley de matrimonio homosexual al Constitucional, debaten una ley que atenta contra los derechos de las mujeres... Y niegan la atención sanitaria a los inmigrantes que no tienen una tarjeta en la que pone: Españoles. 

El bebé que lloraba cuando el médico ha empezado a atenderle, ese que me miró con esa tierna mirada cuando entré en el Centro de Salud, no era español, tampoco sus padres lo eran. La realidad de este país es que muchas personas desconocen el significado de la palabra Derechos. Lo desconocen porque este gobierno ruín, lleno de corruptos indeseables que dicen saber hacer Política, entiende que hay prioridades por encima de la vida de las personas, vengan de donde vengan. Prioridades tales como aumentar las subvenciones a la Iglesia o elaborar leyes de Educación que adoctrinan a la ciudadanía desde los niveles más básicos de la educación, leyes en las que primará la religión antes que los valores... Valores que nos permitirían entender que una persona no es más que otra por el lugar de donde venga, ni por el color de su piel, sino que todos y cada uno de nosotros somos Iguales aunque haya quien nos haga creer lo contrario.

Hoy, Día contra el cáncer de mama, muchos ayuntamientos del PP, comunidades autónomas, incluso el propio gobierno, ha hecho alarde de la importancia de la visibilización y la unidad en días como éste... Pero lo importante no es poner un lazo rosa en la foto de perfil del whatsapp, las televisiones o en la ropa, en un día como hoy. Lo imprescindible es que los gobiernos, sean del color que sean, entiendan de una puta vez que lo único que puede acabar con esta lacra es la investigación y la inversión en sanidad. No es normal ni decente, que en un país como España, las mujeres tengan una lista de espera de 9 meses para hacerse una mamografía de la cuál dependerá su vida. 

Hay gobiernos que nacen para gobernar, otros que no sólo matan la ilusión de la ciudadanía sino que acaban agotando sus vidas. Juzguen ustedes mismos. 

sábado, 5 de octubre de 2013

Pasan aviones...

Había olvidado lo que era ver pasar aviones al mirar por mi ventana mientras estudiaba. Todo este tiempo fuera me ha hecho crecer como persona, y con ello, irremediablemente cambiar.
La madurez es eso que llega sin que nos percatemos, o sí, lo hacemos porque sentimos que constantemente pasamos por etapas transitorias. Estas etapas quizás hagan que nuestra mente se evada al pasado más de lo debido, recuerda lo que queremos y quizás también lo que no queremos que recuerde. Ella selecciona por nosotros, lo hace sin preguntar, y nosotros inconscientemente y sin querer nos preocupamos, paramos el tiempo y a la vez lo dejamos pasar.

En ocasiones, no decidimos en total libertad, siempre hay factores externos que nos condicionan. Hace mucho leí algo que llamó mi atención, estamos en crisis cuando pensamos y decidimos. Y es que antes de una decisión siempre necesitamos pasar por un proceso de pensamientos constantes.

Es muy probable que sean pocas o quizás ninguna las personas que nos entiendan. Además, es más que probable que quiénes más nos importen sean quiénes menos nos entiendan. No obstante, rendirse no es el camino del éxito, aunque sean imprescindibles para nuestra salud esos momentos de soledad para seguir conociéndonos a nosotros mismos con el fin de que los demás puedan conocernos mejor.

Todo esto es importante para que en libertad podamos pensar y decidir lo que sintamos que nos puede hacer más felices. Cuando tomamos una decisión por nosotros mismos podrá ser más correcta o menos correcta pero es nuestra decisión y no la de los demás.
En cambio, si son otros los que nos imponen sus propias decisiones sentiremos que el camino de nuestras vidas está siendo teledirigido por otros y sentiremos que no estamos viviendo nuestra vida.

En un momento determinado algo nos puede parecer injusto o inentendible, pero cuando pase el tiempo, quizás logremos entender el por qué.

Constantemente elegimos entre opciones, ganamos una cosa para perder otras, eso es lo que llamamos coste de oportunidad. No siempre sucede lo que nos gustaría, en ocasiones no depende de nosotros. Por eso es imprescindible seguir hacia adelante, porque lo que sucede, primero se imagina.

martes, 1 de octubre de 2013

Cuestión de ver la luz.


Hay veces en que nos ocurren cosas y pensamos: ¿Por qué ahora? Pasan los días, las semanas o los meses y quizás podamos encontrar una respuesta a esa pregunta que nos hicimos en el pasado. Decía Steve Jobs que se debe a una visión retrospectiva que nos permite unir puntos y sacar una conclusión clara de por qué nos suceden las cosas en el pasado. Esto podríamos entenderlo una vez que ha pasado el tiempo. Nos ocurre con las decisiones, cuando conocemos a una persona, cuando hay uno y mil obstáculos para hacer algo. 

Si todos sois tan tercos como yo, trataréis de llegar al final de la cuestión. No me gusta tener que rendirme, de hecho procuro no hacerlo nunca, pero a veces una retirada a tiempo es un gran acto de valentía. Nosotros nos tenemos que marcar nuestros propios límites, y debemos ser los primeros en confiar que aquello que hagamos merecerá la pena. De nada sirve hacer las cosas si no creemos en nosotros mismos ni en lo que hacemos. De nada sirve hacer algo si no sientes que ese algo te aporta lo que necesitas, tu bienestar. Y lo mismo sucede cuando estás con alguien y no te ofrece lo que te gustaría... quizás es que no sea el momento, o quizás, es que realmente no es la persona.

Unas historias acaban para dar paso a otras, pero en ese tránsito de la una a la otra, podemos llegar a tener un cementerio de oportunidades donde la puerta está abierta pero no hay respuesta por nuestra parte. Es una fase de adaptación a un nuevo entorno, a la ausencia de alguien que hasta el momento nos hacía sentir bien pero no todo lo bien que esperábamos... es el tránsito hacia el conocimiento de algo que quizás no sea mejor ni peor, pero sí diferente. 

Dice uno de mis mejores amigos que lo mejor está por llegar, y yo quiero creer que siempre que algo sucede, aunque nos pueda parecer negativo, es porque algo mejor va a llegar en un futuro. Pero hasta que no transcurra el tiempo, no podremos entender por qué sucedían las cosas...

Lo decía Steve Jobs: "La única cosa que me mantiene vivo es mi amor por lo que hago". Por eso, si hacéis algo, que sea porque realmente queréis. Si tenéis dudas, no es lo que realmente necesitáis.


María.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Una y otra vez.

Escucho los acordes de su guitarra una y otra vez. Tenían algo que contarme, me estaban tratando de decir algo. Muchos no podréis entenderlo, pero las cuerdas de la guitarra susurran, y siempre tienen algo que contar.

Conoces a las personas en el momento menos esperado, aunque a veces es el tiempo que nos pide tiempo. Podría resultar paradójico pero no lo es.
Las personas somos complicadas, cometemos errores y sin quererlo hacemos daño probablemente a quienes más queremos. Nos ahogamos en un vaso de agua y hacemos de un granito de arena un mundo, pero es nuestro mundo.

Estoy cansada de llegar a un callejón en el que nunca encuentro salida, harta de casi historias que no van a ninguna parte, de ilusiones que alcanzan la desilusión y de promesas que nunca llegaron a cumplirse.

Hoy el optimismo no se apodera de mi, tampoco la motivación, es un día de esos para borrar del calendario. Me asombra la rapidez con la que pueden cambiar las cosas... Para bien y para mal. De un modo u otro, aunque quisiera, no podría ser de otra manera.

Tratad de ser felices, y no dejéis que vuestra felicidad dependa de nadie o estaréis perdidos. Debo aplicarme esta máxima.

Buenas noches y dulces sueños.


María.

jueves, 29 de agosto de 2013

Arco iris de Colores.

El destino campa a sus anchas en nuestra vida. Nos envuelve en un cúmulo de casualidades 'poco casuales', nos pone en el camino a una misma persona varias veces hasta que por fin, llegado el momento la conocemos, y convierte la montaña rusa en un arco iris de colores que acompaña a nuestro estado de ánimo.

No sé muy bien cómo explicar eso, pero lo cierto es que resulta curioso, incluso increíble, el hecho de haber compartido espacio en el pasado con una persona en la que ni siquiera nos habíamos fijado y de que repente irrumpe en tu vida, en el lugar, día y momento preciso: el menos esperado.

Mi mente recorre en el tiempo en forma de bola de cristal. La he mandado al pasado, unos meses hacia atrás, y por paradójico que parezca, cuando ni siquiera yo me había dado cuenta de que nos habían presentado, allí estaba él. Tengo un ligero recuerdo de aquello, y digo ligero porque cuanto más lo pienso, más lo recuerdo. Ni él ni yo nos habíamos parado a pensar en que existíamos. Y es que como dice Marc Levy:

¿Y si acabas de cruzarte con el amor de tu vida y no lo sabes?

miércoles, 31 de julio de 2013

Comenzamos...

"Frente a la orilla observaba las olas del mar. El Mediterráneo era un mar que siempre había sido de su agrado, la temperatura era agradable y la brisa del viento hacía que el cabello rizado color miel se posase sobre sus párpados. 

Pensar se había convertido en su acción habitual. Aun de noche los recuerdos convertidos en sueños se apoderaban de ella. Cada noche se convertía en una odisea el hecho de pensar lo que sería dejar caer su cuerpo sobre la cama, entrar dentro de las sábanas y cerrar los ojos con el objetivo o mejor dicho, la misión, de dormir plácidamente sin miedo.

Los proyectos, los sueños, los retos... Todos y cada uno de ellos se habían convertido en sus pesadillas diarias. Ella necesitaba emprender, tenía ideas, pero le faltaban los medios. 

Los recortes del gobierno habían causado estragos en su futuro. La juventud sin recursos no podía lograr los mismos objetivos que quienes los tenían aun teniendo menos aptitudes. A ella no le parecía justo, pero aun así no se rendía, no podía dejar la posibilidad de emprender, de ser alguien en la vida, o mejor dicho, de ser quien ella realmente quería ser desde que tenía uso de razón. "

Continuaré, pero esta podría ser la historia de cualquier joven de la España de hoy, esa España que está dejando a su ciudadanía sin aliento y a su juventud sin oportunidades. Este es el comienzo de mi historia, la que siempre quise comenzar a escribir,  pero de momento y hasta que tenga la suerte de que alguien apueste por mi, será simplemente un cuaderno de "bitácoras" que iré guardando con mucho cariño.

Nos vemos pronto ;)

María.


viernes, 19 de julio de 2013

Una canción de Carnaval.


Recuerdo aquél día como sí fuera ayer (trago saliva para poder contener las lágrimas). Aquel día en que mi padre tuvo la genial idea de capturar aquellas imágenes con su cámara de vídeo, imágenes que quedarán grabadas en mi retina para siempre. La plaza de toros de Olivenza estaba abarrotada de colores, de gente disfrazada, lentejuelas, alegría, tambores, brillo en las caras de aquellos niños y aquellas niñas -entre quienes me encontraba- cuando subían al escenario a lucir sus trajes de Carnaval y recibían a cambio una zanahoria de chuches que después compartirían con sus amigos y amigas.

Corría el año 1992 y yo ahí todavía no conocía el significado de la amistad, pero comenzaba a saber lo que suponía el Carnaval para mí. Aquel traje de pompones verde y rosa, aquella cabra a la que le regalaba mis gusanitos sin miedo a que me mordiese, y aquella mirada que creo que aún conservo. Han pasado los años y siento que han cambiado muchas cosas, entre ellas, cada día veo como mis abuelos se hacen más mayores, como echo de menos a cada momento a mi abuelo Ignacio, y cómo a mis padres aún les cuesta comprender a veces que ya no soy aquella niña con traje de pompones, ni aquella que llenaba su habitación de póster de Bustamante. Sin embargo, sigo siendo aquella misma niña que se emociona con cada letra de Carnaval, aquella que se aprendía la lección del cole todos los días antes de ir a ensayar con la comparsa, y aquella que un día decidió que quería tener una guitarra. Os podrá parecer una tontería, pero creo que ha sido una de las decisiones más importantes de mi vida.



No podría explicaros en pocas palabras lo que supone para mí hablaros de Carnaval. Lo resumo con sensaciones de vivir, una manera de comprender el mundo diferente a la que tienen quienes no aprecian esta fiesta, la fiesta de la Libertad.

Mi tío Luis siempre ha sabido comprenderme, creo que para él, el Carnaval supone algo parecido. Y este año, cuando he podido pasar en Badajoz gran parte de los Carnavales he sido feliz, ese era el Carnaval que yo vivía cuando apenas tenía uso de razón. No ha habido un solo carnaval en el que no me haya disfrazado y para mí, todos los días del año es Carnaval, aunque algunos sólo os intereséis en febrero y no entendáis que a los amantes de la fiesta, nos encante todo el año. Toda excusa es buena para juntarse una tarde o noche con quien te comprende, y quien siente lo mismo que tú.
Mi próximo sueño: Subir a las tablas del López, algo que llevo tiempo esperando. Y un sueño por cumplir, pasar en Cádiz unos carnavales, rodeada de su historia, y de todos esos artistas a los que llevo escuchando desde que comencé a entender el significado del Carnaval.

viernes, 21 de junio de 2013

Uno de esos días...


Hoy es uno de esos días en te sientes perdida. 

Es complicado acertar siempre, supongo que estos días existen para que puedan existir esos otros en los que nos sentimos de manera opuesta. Siempre tengo fuerzas para tratar las situaciones con optimismo. Claro, que cuando se trata de aplicarme los consejos que les doy a mis amigos, la historia se tambalea. 

Tengo uno de esos días en que me cuestiono casi todo. Uno de esos días en que lloras y no sabes muy bien por qué; un día de esos en los que todo el mundo te pregunta que te ocurre y tu no sabes muy bien qué responder porque realmente lo desconoces. Ese es mi día. Y no quiero llamarle "mi día" porque espero que antes de que caiga la noche pueda enfocarlo de otra manera. 

En un día así, busco respuestas dónde sé que sólo puede haber preguntas. Y siendo así, me desespero, la incertidumbre me mata, me pregunto si lo estaré haciendo bien, si decepcionaré o no, y quiénes me conocéis sabéis bien de lo que hablo.

En fin, hoy es uno de esos días, dejémoslo ahí.

Buen bien de semana. 


domingo, 2 de junio de 2013

La última maleta.


Es mi última noche. 

Llevo cinco años imaginando cómo sería, y la verdad es que no la imaginaba así. Las semanas antes de empezar la universidad (hará 5 años pronto) imaginaba cómo sería llenar las maletas de ropa y de objetos personales imprescindibles. Ahora me las llevo cargadas, pero sobre todo de recuerdos.

Mis paseos por el Retiro, entrar y salir en las tiendas de la Gran Vía, pasear entre la multitud de Preciados, sentirte iluminada por las luces de Navidad, pasear entre libros en las Ferias del Libro, o ir al FNAC a probar los últimos artilugios electrónicos... El Musical del Rey León, mis jueves en el Lemon, encontrarme con Gonzo del Intermedio un sábado a las 7 de la mañana, mis encontronazos por la Gran Vía con famosos, mis tweets  de madrugada después de 5 cubatas, mis días enteros en Somosaguas... Mis noches, tardes y mañana de Tigre con Santi, Chuso, Félix, Emilio, Moratinos, Rodrigo, Pablo, Patri, Paola, Alba, Adriana y muchos más... Nuestras cenas en el Palacio de Invierno y las visitas de mi Pao a Madrid, tertulias hasta las tantas con Alba y Cocorococo (aprendí a quererle, lo sabes), montarte en un taxi con 15 euros y no saber si te llegaría el dinero, dejar a la gente plantada en el Lemon cuando tu compañera de piso ha desaparecido, no acordarte de lo que hiciste la noche anterior y reírte al recordarlo, mis chantajes emocionales a Pablo y Raul para que acabásemos haciendo lo que yo quería, mis días en la facultad con Osmi, Rober, Salva, Nira, Charo, Pablo... esos no tienen precio. Mis partidos en el Bernabeu con la family, hacer de guía turística por Madrid, mis paseos con Rodriguitis, mis charlas con Oriol, pedir apuntes y prestarlos, hacer una cola inmensa en la secretaría en los meses de octubre y noviembre, arreglar papeleo, escoger asignaturas, los repasos de última hora, salir pensando: "no voy a comprarme nada" y volver con bolsas del Lefties, H&M, Berskha, Stradivarius, Zara o el Corte Inglés... Noche de botellón en Plaza España, Vázquez de Mella o la calle Libertad, salir con Félix y Marili por Chueca y que te llamen lesbiana sin ton ni son... Con deciros que hasta voy a echar de menos esas fatídicas noches que he acabado en el Long Play pensando: ¿qué coño hago otra vez aquí si la última vez dije que no volvería jamás? 

En Chueca siempre intentan engancharme, y yo pregunto: pero ¿hay heteros? y me dicen: Sí, sí. Mentira, luego todos son gays, y los que no lo son tienen novia. 

Echaré de menos quedar con Chuso y que aparezca una hora tarde poniéndote la típica escusa: Mi amor, se me ha complicado la noche. O esas noches de sábado con Emi durmiendo en su casa y que su gata se tire en mi cara literalmente. Que Santi llegue de madrugada y no haga ruído, sino que sea yo la que tiene el oído fino. Acabar convenciendo a Pablo después de que me haya dicho que NO 50 veces. Mis charlas con Ruth y Borja y nuestros desayunos, comidas y cenas en el Van Gogh. Mis estudios intensivos con Víctor y nuestros paseos por Madrid para despejarnos y acabar hablando de lo mismo siempre: política... 

Gracias por todo este tiempo, esta es mi última maleta, pero no será mi último viaje. Gracias por haber hecho de Madrid, MI CASA.

Sol, Plaza Mayor, Calle Alcalá, Cibeles, Neptuno, el Retiro, Paseo del Prado, Moncloa, Plaza España, La Latina, Atocha, Chamartín, la pradera de San Isidro, Colón, Malasaña, Huertas y por supuesto, Chueca... a fin de cuentas, Madrid.

María. 

martes, 28 de mayo de 2013

Todo este tiempo.



Algún día leeré todo esto y probablemente piense: Fui feliz. 

No sé cómo voy a pagarles a mis padres todo lo que han hecho por mí para que sea lo que soy, por haberme podido regalar una carrera, con esfuerzo y tesón, a pesar de que siempre he podido disfrutar de las becas que me han permitido también seguir estudiando fuera. Tengo miedo a decepcionarles. Han invertido parte de su vida en hacerme ver que la vida no es color de rosa, que todo premio conlleva su esfuerzo, y que todo esfuerzo tiene como resultado una recompensa. La recompensa de todos estos años va a ser que mis abuelos y ellos me vean licenciada -si todo sigue como hasta ahora- en poco más de un mes. Pero temo no poder devolverles todo lo que me han dado. Temo no poder encontrar un trabajo en el que poder realizarme como persona, en mi terreno personal y profesional, satisfacer mis necesidades como persona libre e inquieta. En definitivas cuentas, temo que no vean el resultado real de lo que debería ser el principio de una nueva etapa: la de poder ser quien siempre quise, y quien pensaba que podría comenzar a ser cuando acabase de estudiar en la universidad.

El sueño de todo niño y de toda niña de pequeños es ir a la universidad. Un sueño que fue posible cumplir por mi parte gracias a que siempre tuve claro que quería llegar tan lejos como pudiera. No sé si llegaré lejos, ni siquiera sé si de momento he llegado todo lo lejos que mis 23 años requieren, pero espero llegar todo lo lejos que mis padres y mis abuelos deseen, para que se sientan tan orgullosos de mí como yo lo estoy de ellos.


Gracias por todo a quienes habéis formado parte de este sueño, mi sueño, y a quiénes habéis aportado cada granito de arena para que todo fuese menos complicado.  La distancia siempre complica las cosas, a vuestro lado amigos y amigas, ha sido más llevadero, en Sevilla, y en Madrid. También al pequeñín de la foto, quien ya me saca más de una cabeza, y quién a pesar de hacerme a ratos el estudio imposible, sé que me quiere tanto como yo a él. De pequeño iba a su habitación a darle un beso antes de dormir, cuando él ya dormía. Ahora lo hago también cuando duerme, hay cosas que no cambian. 

María. 

viernes, 24 de mayo de 2013

Se oye una canción....


En los últimos días noto que algo raro me ocurre. Algo que no sabría muy bien cómo explicar, y es que cuando algo no puede explicarse con palabras es porque en lugar de palabras sólo puede transmitirse de otro modo. 

La música suena en nuestros corazones, y es quizás esa una de las infinitas maneras que encuentro de explicar lo que se me pasa por la mente, pero sobre todo por el corazón. 

Las sonrisas permanentes son ese tipo de sonrisas que llegan a mí, que me expresan algo, las que pretenden decirme mucho en tan poco. Un simple gesto como es el de sonreír puede traerme pedazos de felicidad en un momento determinado, y puede incluso hasta llegar a alegrar mi día.

Pararos a pensar por un momento que todo lo que ocurriese en vuestros sueños fuese verdad. En las últimas semanas no he parado de soñar, supongo que es la mejor manera que tengo de no dejar de perseguir nunca lo que quiero, aquello que deseo y anhelo con todas mis fuerzas. Cuando he despertado miles de veces he dicho: "¡mierda, por qué ha tenido que ser tan sólo un sueño!" Y acto seguido he pensado: "Por lo menos ha podido ser al menos un sueño". 

Si no persigues tus sueños, jamás se harán realidad, y para querer algo, primero hay que desearlo, ese es el verdadero sentido de los sueños: los deseos.

Y yo deseo que... se escuche una canción, llegar hasta el infinito y más allá, poder volar al País de Nunca Jamás, conocer el Mundo Ideal, visitar el castillo encantado, perder un zapato antes de las 12 y comer una manzana casi envenenada para que con un beso de buenos días me despierte el príncipe sin corona con el que sueño cada noche para poder decirle: Simba, algún día todo aquello será tuyo. 

No sé si existes, pero si lo haces, que sepas te estoy esperando.

María. 


miércoles, 22 de mayo de 2013

Una mochila cargada de CV.



Llevo meses imaginando cómo será la aventura de buscar mi primer empleo. O mejor dicho, llevo meses, soñando -literalmente- que conducía por las carreteras extremeñas y con una mochila cargada de currículums vitae donde iba parte de mi vida académica, "profesional" y personal. 

Han pasado cinco años desde que llegase a aquella universidad grande, alejada del centro de Sevilla, y donde tuve la suerte de emprender el camino de mis sueños: la Universidad Pablo de Olavide. En estos cinco años he aprendido a aprender, he consolidado la necesidad de saber trabajar en equipo, he aprovechado cada oportunidad que desde la propia universidad se me brindaba y he conocido multitud de personas en diferentes ámbitos, desde la Representación Estudiantil y mi paso como delegada de la Facultad de Derecho de la UPO, desde las actividades formativas como han sido las numerosas Simulaciones del Congreso, viajes por motivos de responsabilidad universitaria (Santander, Toledo, Logroño), mi paso por FAEST como Vicepresidenta de la misma, mis asistencias a las asambleas del Consejo de la Juventud y a los grupos de trabajo, Politeia y todo lo que aprendí en ella y mi viaje a Inglaterra donde tuve la oportunidad de convivir con personas de diferentes lugares del mundo y de paso, aprender inglés con una familia nativa.

Todo esto y más aparece en mi CV, pero sinceramente, no sé si servirá de algo. A diario veo como mis amigos se cansan de patearse sus ciudades y comunidades entregando CV, y yo pienso: ¿En qué hemos fallado? No entiendo como la generación mejor preparada de la historia pueda llegar a convertirse en lo que algunos denominan generación perdida.

Nuestros padres nos han dado lo mejor, hemos recibido becas del Estado para poder estudiar una carrera (es mi caso al menos), he podido viajar a Inglaterra a estudiar inglés porque obtuve una beca para la inmersión lingüística, y he tratado de compaginar mi vida universitaria con mi vida política y formativa fuera y dentro de la Universidad. Tengo 23 años, no he tenido tiempo para más. Si algo me duele es ver como personas que simplemente tienen un nombre compuesto de varios apellidos pero en ocasiones ninguna formación obtienen un puesto de trabajo no por méritos sino por enchufe; me duele ver como la juventud española tiene que exiliarse para poder emprender; me duele ver como los y las jóvenes universitarias tienen que vender sus espermatozoides o sus óvulos para poder estudiar, y me duele que mientras que otros peleemos a diario por conseguir una vida mejor, otros se empeñen en tacharnos de vagos, maleantes y violentos. 

No sé cómo será mi primer empleo, ni siquiera sé cuando lo voy a conseguir, sólo sé que la formación ha sido mi premisa fundamental y que a pesar de que todo vaya cada vez peor en términos de bienestar social, yo no me cansaré de ir con una mochila cargada de Currículums Vitae para demostrar al mundo que tenemos cualidades, que tenemos actitud y que contamos con las APTITUDES necesarias para poder recibir una oportunidad, al menos, la primera: El primer empleo.

María.

martes, 21 de mayo de 2013

El chico de la sonrisa permanente.


Lo ves todo de un color extraño, y lo primero que intentas es recordar algo que te haya hecho feliz en los últimos días. Esa es su escena, él entra en escena. Sin saber que ya formaba parte del entramado que conforma mi vida, aquella noche fría de febrero y entre bambalinas desde la pantalla gigante que nos separaba, yo observaba cada gesto y escuchaba cada palabra.

Yo podía verle y escucharle, podía comprender lo que decía, expresaba perfectamente y transmitía sin dificultad. Y a mí… a mí, como de costumbre me tocaba expresarme con papel y lápiz, aquí en este lugar, entre letras y compases, entre cuerdas de una guitarra que pide a gritos salir más de su funda y entre susurros de canciones que aun no han visto la luz…

Esta es mi historia, la historia del color diferente, de las aventuras sin explicación, de los cantautores del exilio y las canciones anónimas. Pero he de confesaros algo, algún día me gustaría poder dejar de lado esta historia, esta incertidumbre que día a día trata de esconderse entre mis pensamientos, que conforma todos y cada uno de mis sueños. La frustración del momento, la de no poder ser yo misma con quien me gustaría… El miedo al miedo, la sonrisa en el mar de lágrimas, y los llantos entre la cálida brisa del mes de mayo.

No sé si he sido capaz de expresaros lo que él aquél día, o mejor dicho, aquélla noche fue capaz de transmitirme en tan poco tiempo. Su felicidad no tenía límites, su alegría traspasaba fronteras, y hoy, si me lee –que lo dudo- todo esto pasaría desapercibido ante sus ojos porque jamás pensaría que yo, quien en lugar de haber estudiado Ciencias Políticas debería haber estudiado Ciencias del Deporte (según dicen algunos), sea capaz de haber visto en él tanto en tan pocas palabras directas.
Su sonrisa permanente me engancha, su energía positiva se contagia, es una de esas personas que con poco te hace feliz, merece la pena.

lunes, 20 de mayo de 2013

No hay comparación: Esto es Extremadura.



Cuando te vas lejos de la tierra, inevitablemente la extrañas mucho más, la deseas, necesitas tenerla cerca, sentirla, así como se siente el viento rozar en la piel, o el suave aire fresquito de los atardeceres en verano. Extremadura es mi tierra y jamás la cambiaría por ninguna otra. En ella vivimos de manera diferente, la sentimos cerca, la queremos, la admiramos, la necesitamos. El Tajo y el Guadiana la bañan con sus aguas, tenemos pantanos por toda la tierra, sólo nos falta tener mar -aunque como diría La Caidita  en sus letras de Carnaval "Tenemos que hundir Portugal". No obstante, tenemos playa, y qué playa ¡bandera azul señores y señoras!

Venimos de una tierra donde la gente es humilde y amable, una tierra de dos provincias, Cáceres y Badajoz, las dos provincias más grandes de todo el país en extensión, y sin duda muy diferentes entre ellas. Soy extremeña, pacense y oliventina, y por encima de todo lo demás, está mi cariño a mi Comunidad, mi Provincia y mi Pueblo. 

Salgo de Extremadura y con orgullo defiendo el lugar de donde vengo, porque si algo me han enseñado es que jamás se debe olvidar de donde una procede. Luzco con orgullo el verde, blanco y  negro. Siento devoción por las tradiciones de mi región, por las fiestas de mi provincia y por las ferias y fiestas de mi pueblo. 

Pero si debo elegir dos fechas importantes para mí, sin duda son los meses de febrero y septiembre.


Febrero me da lo que ningún otro mes del año, la necesidad de sentirme aun más libre que de costumbre, de poder acostarme de madrugada entre letras, música y punteos de guitarra. Febrero me da el placer de levantarme temprano con una sonrisa en la cara, a pesar de haber dormido poco, el día transcurre mientras mis pensamientos los invade la palabra CARNAVAL. Y es que sé que cuando caiga la noche me esperan dos teatros que durante ese mes se tiñen de color y alegría, de verdades necesarias y de personas comprometidas: En Cádiz me espera el Gran Teatro Falla, y en Badajoz el López de Ayala. He de confesaros algo, duermo feliz y tranquila sabiendo que Tino Tovar va a llevar su compromiso social hasta el extremo, sabiendo que Juan Carlos Aragón dará lo mejor de sí, que el Canijo tratará de hacernos felices a todos y todas con sus letras y sus chistes, que el Selu saldrá a hacer lo que mejor sabe, y que Luis Rivero tratará de llevar el poema y las noches de bohemia hasta el extremo. Y duermo feliz porque desde que abren el López de Ayala, hasta que lo cierran estoy ahí. De principio a fin, sin interrupciones, con los popurrit con múltiples canciones, ritmos y letras de 4E (Ese es el espíritu) y con su compromiso social, siempre dando guerra; con el carácter oliventino que acompaña a los 3w, con las risas y ocurrencias de los Murallitas; con la crítica social y las músicas y voces de Dakipacasa, con el encanto especial que dentro de sí acompaña a la Caidita; con la variedad de Al Maridi y su emoción en pasodobles... Y qué me decís de los tambores, de las marchas, de las Comparsas en definitivas cuentas... tiñen las calles de color, de libertad, de realidad. Porque la  vida es diferente dependiendo del color con qué se mira, y en Carnaval todo es color. 

Y en septiembre, Extremadura celebra su día, el día de su libertad, de su autonomía como región, de nuestra plenitud para poder decidir con mayor capacidad de decisión. El día 8 de septiembre celebramos lo que somos, lo que nos sentimos, y lo que queremos, celebramos que somos Extremeños y Extremeñas. Creerme cuando os digo que estas dos fechas son muy especiales, y que lo he pasado tremendamente mal cuando he tenido que estar lejos. Pero todo pasa y todo queda, y en unos días pongo fin a estos 5 años apasionantes de viajes, de independencia, de formación y de aventura. Vuelvo a mi tierra, y vuelvo para desmontar cualquier argumento ridículo que la relacione con la ignorancia, con la pobreza de sus gentes, con el analfabetismo y con la intolerancia. En Extremadura no somos casi andaluces ni casi manchegos, somos sencillamente Extremeños y Extremeñas orgullosas de serlo y con estilo propio, sin nada que copiar. Porque entre los pastos donde las vacas, cerdos, ovejas y toros hacen su vida, está la vida de esta tierra, está la necesidad que se impregna del progreso y del impulso que día a día nos representa. 

En Extremadura están las raíces del pasado, la realidad del presente y las promesas del futuro. Sin orgullo no habría ni pasado, ni presente, ni futuro. Tenemos todo lo que necesitamos para poder ser felices, para poder ser libres, pero para eso, hay que querer, y para querer desde las instituciones se debe intentar. 

Extremeños, Extremeñas, seamos LIBRES, seamos IGUALES.

María.

jueves, 16 de mayo de 2013

Revolucionemos Extremadura.

El martes cuando volvía de Madrid en tren salía a relucir la conversación de siempre, la de las oportunidades. Hay cantidad de tópicos por ahí en relación a Extremadura, grandes mentiras de la historia, donde esta en lugar de ayudarnos ha hecho de esta comunidad la eterna desconocida. Ustedes mismos pudieron ver la trama de "Los Santos Inocentes" donde se ridiculizaba a la vez que se trasladaba a la sociedad española una visión de la  Extremadura de entonces que nada tiene que con la de ahora.

Nuestra tierra ha prosperado y también lo ha hecho su gente, lo que se palpa cuando alguien viene a Extremadura es lo siguiente: ¡Ala que preciosa tierra, no sabía que era tan bonita! ¡y cómo es su gente! La amabilidad de sus gentes, la humildad de las personas y sobre todo la confianza que desprendemos han hecho de los y las extremeñas personas sencillas, cercanas y sobre todo luchadoras. 

¿Qué nos faltan? OPORTUNIDADES. 
A menudo me cruzo con cientos de personas, pero sobre todo guardo pequeños recuerdos de mis viajes en tren desde Madrid a Badajoz y desde Badajoz a Madrid. De nuevo en este último trayecto el tema de conversación han sido las oportunidades. Porque las oportunidades que otros siempre han tenido son las que nosotros como extremeños y extremeñas jamás hemos podido disfrutar. 

Las comunicaciones en tren con la capital de España siguen sin ser las que esta tierra merecen, y no lo son porque los políticos se hartan de prometer cosas que jamás han logrado cumplir: la defensa de los intereses de su tierra por encima de todo, incluso por encima de los de su propio partido. 

Hay mentes de artistas y corazones de emprendedores y emprendedoras en esta tierra, nos sobra la originalidad y las ideas, pero nos faltan las oportunidades desde las instituciones. 

Y desde aquí os propongo algo. Yo me niego a abandonar mi tierra, a llevar mi talento fuera, y me niego porque me atan demasiadas cosas a Olivenza, a Badajoz y Extremadura. Tengo mis raíces arraigadas, me encanta viajar, pero siempre con billete de ida y vuelta. No cambiaría esta tierra por nada, y no me gustaría tener que abandonarla para poder triunfar fuera. 

Monago nos subestima a diario, ahora primando a sus "alumnos de la ESO de los 1000 euros" en el plan de empleo, frente a quienes hemos estado formándonos toda nuestra vida. Se ríe de nosotros , nos ningunea, nos torea y nos mea encima (perdón). Y por eso, os propongo que seamos capaces de asociarnos, que tratemos de revolucionar Extremadura, que nos la pateemos de cabo a rabo buscando apoyos donde sea,  y dejándole bien claro que esta tierra no tiene precio y que nuestro talento tiene que quedarse DENTRO, en Extremadura. Él en  cambio sí tiene precio, lo tiene desde el día que decidió venderse por un puñado votos, pagando cursos de Educación Secundaria y tratándoles de manera privilegiada frente al resto. ASÍ, NO. 

María.


martes, 7 de mayo de 2013

El PP resucita a ETA.



A/A del Ministro Jorge Fernández Díaz: He de aclararle algo, a usted, al señor Gallardón y a la señorita Beatriz Escudero. Llegaron ustedes al gobierno prometiendo crear empleo, y en menos de dos años, el número de desempleados ha ascendido en casi dos millones. Hablan a diario de la herencia recibida como excusa argumental para ejecutar sus políticas neoliberales, obviando decir a la ciudadanía que atentar contra la educación, la sanidad pública y la salud de nuestros mayores con la ley de dependencia no es más que la propia herencia de un partido como el suyo que a parte de ser rastrero en sus políticas denigra a España como país con la representación de sus ministros y presidente del gobierno. Ser mujer y querer ser libre no supone cometer un delito, ni mucho menos fomentar el terrorismo, tampoco formamos parte de una organización terrorista como lo fue ETA. Además, señorita Escudero, he de decirle que las mujeres que deciden abortar no lo hacen por tener menos formación sino quizás -entre otras muchas cosas- por tener menos oportunidades, y si tienen menos oportunidades es ni más ni menos porque chupócteras como usted atentan a diario contra la Igualdad, los logros feministas y la mujer trabajadora. Una última cosa, y con esto concluyo, espero que estén siendo conscientes de que están acabando con los derechos sociales de un país como España, que en pleno siglo XXI ve retroceder sus oportunidades porque energúmenos como ustedes niegan la sanidad a personas que no tienen papeles, a quienes no pueden pagarla, niegan el derecho a la educación a los hijos de quienes se han quedado sin casa, niegan la ayuda a la dependencia a los mayores que no tienen como subsistir, y sobre todo, niegan el derecho a la mujer a sentirse tan libre y empoderada como el hombre. Porque ni más ni menos, ustedes vienen de un partido que ha crecido bajo las faldas de la Iglesia Católica, institución que a día de hoy sigue siendo considerada como el gran patriarcado machista de la historia mundial. Espero reconsideren sus actitudes, ya que APTITUDES, ni tienen, ni tendrán por muy ministros y diputados que sean. Nos veremos las caras, más pronto que tarde.

María.

lunes, 29 de abril de 2013

Ese es el espíritu.


De pequeña pensé que ir al colegio era algo inalienable, innato y que formaba parte del ser humano. Cuando estaba en primero de primaria pensaba: Oh, qué mayor soy, estoy aprendiendo a sumar y restar. En segundo aprendí a multiplicar aunque la tabla del 9 se me resistía. En tercero y cuarto la cosa se comenzaba a complicar, pero yo seguía yendo feliz al colegio. Los dos últimos años en el cole, mi cole de toda la vida, fueron sin duda intensos, y en ellos se produjeron cambios. Ya en el instituto conocí a muchas personas que marcarían el transcurso de mi vida, Andrea por ejemplo, es una de esas amigas que están contigo hasta el infinito y más allá. Ella ha sabido perdonar mis errores, ha sabido compartir su tiempo conmigo, ha sabido respetar mis ideas a pesar de ser tremendamente diferentes a las suyas, y sobre todo, hemos madurado juntas a pesar de vernos poco desde que ambas decidimos seguir caminos diferentes. Ella está acabando Derecho, yo Ciencias Políticas. 

Pero continúo, yo siempre pensé que la educación era un derecho al que todos los seres humanos teníamos derecho, valga la redundancia. Por eso a veces no entendía lo que veía en las noticias, cientos de miles de niños y niñas que aun no se habían escolarizado, que no sabían escribir, que ni siquiera tenían un único libro de dibujos en el que pintar. Ni siquiera podían escoger entre lápices, ceras o rotuladores. Ni podían hacer manualidades con cartulinas, papel charol. Tampoco podían regalarle regalos a sus padres por el día del Padre o sus madres por el día de la madre, ni siquiera podían hacer flores con papel de seda o repartir chuches por su cumple entre sus compis de clase y pupitre. Me pregunto si sabrían lo qué es un pupitre, si conocen la Carta Internacional de los Derechos Humanos, si saben que como niños deberían tener derechos. 

La cooperación, el voluntariado y la ayuda en organizaciones y asociaciones que nacen para hacer que las personas puedan tener una vida mejor, son infinitamente necesarias en un mundo como este. Y es que se trata de un mundo donde la desigualdad impera y campa a sus anchas. Y ese no es el mundo con el que de pequeños nos enseñaron a soñar, ni siquiera el que hubiéramos imaginado en el peor de los casos. Por eso cuando alguien me dice que desde la Política, el Asociacionismo, el Voluntariado o los Movimientos Sociales no se pueden cambiar las cosas, le trato de demostrar que sí se puede.

El otro día asistí a un Festival Murguero Benéfico, en favor de la asociación DOWN de Badajoz. No os imagináis la cara de felicidad de esos niños y niñas, de sus padres y madres, de sus familiares en general, de los y las voluntarias en la asociación... No podéis imaginar la satisfacción que tuve ese día. Fue un pequeño grano de arena que sirvió para hacer felices a esos chicos y chicas que a diario demuestran que son tan iguales al resto pero infinitamente especiales. Desde aquí mi agradecimiento al mundo Carnavalero de Badajoz, pero sobre todo a los y las murgueras que hicieron posible que el sábado fuera una noche especial. Mención especial para un equipo de valientes, de magníficos y de encantadores chicos que desafiando la fría noche del sábado decidió culminar la noche a la luz de las estrellas regalando risas y felicidad, hoy mi homenaje, para ellos, Ese Es El Espíritu. Porque verdaderamente, ese es el espíritu de la cooperación en la consecución de un mundo mejor. 

GRACIAS :) 

miércoles, 24 de abril de 2013

Un útero para gobernarlos a todos.

En las últimas semanas hemos venido asistiendo al despropósito más grande de los últimos tiempos: los hombres que creyeron ser mujeres. Esto, que parece ser el título de una película de Almodóvar, se convierte en realidad cuando Gallardón decide comenzar a decidir por nosotras, como ya lo hizo la derecha en tiempos pasados. Comenzaron con la sanidad, la educación, el IVA, las pensiones, la dependencia, y ya nos tocaba a nosotras, llegaba el momento en que Gallardón, cual perro valiente que sale corriendo tras un niño que apenas ha comenzado andar, anuncia que el riesgo de salud para la madre, ya no será un "pretexto para abortar". 

La caverna mediática acto seguido se envalentona y le da la razón, también lo hacen los colectivos "PRO-VIDA", militantes del Partido Popular, y asociaciones del tipo Manos Limpias, que de tener las manos limpias por cierto, tienen bien poco. 

Este afán de Gallardón por preocuparse por fetos que aun no existen, debería emplearlo en preocuparse por las miles de familias que en España se están quedando sin casa y no tienen qué darle de comer a sus hijos. Si toda esa preocupación la invirtiese en los 44 millones de españoles y españolas, es muy probable que este país estuviera mejor. Algo que no comprendo es que insistan en "preocuparse" por nosotras, ¿Alguna le habéis pedido ayuda? A mí, como mujer, a quiénes en última instancia se me ocurriría acudir para nada sería al Gobierno de España. 

Las mujeres sabemos lo que cuesta alcanzar un reto, emprender un camino, conseguir un derecho. Y porque sabemos lo que cuesta, en este momento nos negamos a que de nuevo sean los hombres quienes pretendan imponernos su creencia. Ni un obispo, ni un cura, ni un ministro, ni cualquier hombre que pise la faz de la tierra tiene derecho a decirle a una mujer qué debe hacer, qué decisión debe tomar o con quién se debe acostar. 

El hecho de abortar en sí ya supone una verdadera tragedia, y el mismo hecho de legalizar el aborto no implica que estos vayan a aumentar, sino que quienes decidan hacerlo, tengan las mismas oportunidades independientemente de su nivel económico. Hasta la legalización del aborto y la inclusión de algunos supuestos en la ley de interrupción voluntaria del embarazo ocurría lo siguiente:

-Las mujeres con alto poder adquisitivo cogían un  avión y se dirigían a Londres a abortar. De allí venían como "nuevas", con una "carga" menos, sin problemas.
-Las mujeres que no tenían dinero ni para comer, tenían dos opciones: O bien ser madres sin querer serlo, o bien abortar en condiciones infrahumanas arriesgando su vida, y en muchas ocasiones perdiéndola.

Esa era la diferencia, y radicaba en el poder económico. Gallardón pretende lo mismo, como dice mi compañera Pilar Hernández  (@PatriciaHdezGut ) "las mujeres que él conoce se subirán al avión" mientras "El otro grupo de mujeres, a las que ni Gallardón ni Rouco conocen (ni quieren conocer), volverán a jugarse la vida y la cárcel, como si fueran criminales, en clínicas clandestinas."

Hay hombres que jamás podrán ponerse en la situación de una mujer, sin enfrentarse a lo que a diario nosotras nos enfrentamos, al hecho de que alguien de su mismo sexo nos diga o nos increpe que por no tener lo mismo que ellos no valemos igual, que no entendemos de fútbol, ni de decisiones, ni de derechos. 
Esta es la España de dos categorías que Gallardón quiere, la que quiere la Santa Sede, que de Santa tiene poco, la que quiere Rouco que de moral tiene lo que yo de fascista, y la que quiere el obispo de Alcalá de Henares, quién podrá tener de todo menos educación.

Me niego a vivir en una España de dos velocidades, pero para eso necesitamos de vosotras, las mujeres, porque somos libres, porque valemos tanto como ellos y porque tenemos sus mismas capacidades para poder decidir sobre lo que ocurre en nuestro útero, en nuestro cuerpo y en nuestra vida. No dejéis que ninguno os diga lo que tenéis que hacer. Existen colectivos de mujeres que estarán encantadas de ayudaros y escucharos, desde Mujeres Jóvenes de España, Mujeres Progresistas y por supuesto desde el PSOE y Juventudes Socialistas.

Estamos en el mismo camino que vosotras, porque somos una más de todas esas mujeres que día a día luchan por ser lo que son, libres.

Pdta: Título del post, a cargo del compañero José Ángel Vera ( @ja_vera )

Gracias.

María Núñez.

miércoles, 17 de abril de 2013

"Compre usted migas de pan"


La realidad, a pesar de ser la misma para todos, a veces no llega igual a todas partes. Puede ser esto lo que le esté ocurriendo a muchos políticos y políticas españolas, que más que ver la realidad, parece ser que vivan en un mundo paralelo. 

Hace un año decía Cospedal que el Partido Popular era el partido de los trabajadores. Está claro que todos nos reímos de ella cuando dijo tal sandez. Hoy, meses después, se ha contradicho al afirmar que "los votantes del PP pagan la hipoteca y se aprietan el cinturón". Alguien debería decirle a esta señora cual es el significado de apretarse el cinturón. Ya que ella jamás habrá tenido problemas para llegar a fin de mes dada su condición de bruja, que diga, de pluri-asalariada (salarios que por cierto, pagamos todos). 

Pero no voy a hablar de partidos, o sí, pero no quiero centrar mi escrito contra el PP porque quiero hablaros de algo que considero aun más imprescindible. 

¿Qué hacemos nosotros mientras otros gobiernan? ¿Hacemos lo correcto? O mejor dicho, ¿lo intentamos? No estoy segura del todo de que se intente todo lo que se debería. Hay quienes se centran en el "quítate tú para ponerme yo" y otros que nos resignamos porque proponemos y nuestras propuestas siempre son "buenas" pero nunca se implementan. 

Extrapolar una cuestión política a una personal no es el camino para el progreso, ni de una ciudad ni de un partido. O al menos no debe serlo. Tampoco el personalismo debe encarnarse o tratar de liderar lo que debería representar a muchos. Y no debe ser así porque es aquí donde comienza el fin de la historia. La ausencia de liderazgo y el no permitir que el liderazgo se emprenda, lleva a la muerte política de unas siglas.

La perpetuación en el poder de quienes no han sabido ser políticos no lleva más que a la desesperación de quiénes tienen ideas y proyectos pero no pueden emprenderlos por falta de medios. Cuántas veces me repito: ¡Sería tan fácil! Y lo sería, creerme que lo sería. 

El otro día en clase, mi profesor de Relaciones Exteriores y Política Exterior de Europa nos contaba cómo había acontecido la desintegración de Yugoslavia, y nos hizo una pregunta: 
¿Qué creéis que debía haber sido diferente para que las cosas hubieran sido diferentes? 

Me pregunto si ellos, esos políticos de los que hablo, se han hecho alguna vez esta pregunta. Y si no se la han hecho, seguro que habrán tenido alguien al lado que se lo habrá preguntado y o bien no han querido escuchar, o bien no han sabido responder. De haber respondido a la pregunta, hoy no estarían cometiendo los mismos errores que en el pasado le llevaron a perder un gobierno, la confianza de miles de personas y a día de hoy la de sus propios compañeros y compañeras. 

Estar tan lejos de la realidad nos lleva a no percatarnos de lo fácil que es dejarse ayudar, porque son los pequeños detalles los que marcan la diferencia, los que nos hacen reflexionar y pensar cómo actuar cuando nos toca. 

María Núñez.


domingo, 14 de abril de 2013

Nuestra Transición.

Cuando de pequeña mi madre me hablaba de algo llamado "Transición" yo confieso que no sabía muy bien a lo que se refería. Siempre me contaba cosas de "aquella época", de cuando mi abuelo había comenzado en política, de cuando había fundado (o refundado) el PSOE en Olivenza junto con Ramón Rocha, Justo Núñez, y algunos compañeros más. Cuando mi madre me contaba todo eso, yo recordaba las veces que había ido con ella y con mi abuelo aquella gran casa, la casa de todos y todas, el Ayuntamiento de Olivenza. Recuerdo aquellas escaleras a la derecha de la Sala de Plenos, con baldosines de colores, y llegar a aquella sala de espera llena de fotos con todos los alcaldes que Olivenza había tenido. La cara de uno de ellos se parecía mucho a la de mi abuelo, y él me dijo que era su padre.

Desde entonces, mi madre siempre ha tratado de hacer que me interesara por la política, con muchos disgustos por parte de mi padre por cierto. Pero a ella no le hizo falta esforzarse mucho conmigo, es algo que yo ya llevaba en la sangre. Sé que ella se siente orgullosa cada vez que le digo que mis amigos de Madrid me llaman para colaborar en alguna agrupación de JSM o el PSOE, quizás sea porque estoy haciendo y estudiando lo que quise, sin que ni mi padre ni ella me obligasen a hacer lo contrario. 

Mis padres nunca me han negado nada, ni mi derecho a estudiar lo que siempre quise, ni a ser quien he querido, ni siquiera pudieron rebatirme cuando les dije que mi tiempo en Sevilla se había acabado. Ellos me han apoyado en la mayoría de mis decisiones, y cuando no hemos estado de acuerdo, al final siempre han acabado apoyándome de un modo u otro. 

Yo siempre le decía a mi madre que me hubiera gustado poder vivir la época de la Transición. También le dije que si yo hubiera vivido el Franquismo me habrían fusilado sin preguntarme, porque jamás hubiera traicionado mis principios. Sé que es muy fácil decir esto, pero quiénes me conocéis, sabéis que lo último que haría seria traicionar aquello en lo que creo. Ahora que lo pienso, estamos viviendo una completa Transición, y esta es NUESTRA TRANSICIÓN.

Esta es la Transición por la que nuestros abuelos no pudieron pelear, la de alcanzar la democratización de las instituciones y la transparencia de la Política. Es la transición que hará de la Política una solución a los problemas de la gente y no el problema de la gente. Esta Transición inevitablemente pasa por una reforma de la Constitución, porque la Constitución que votaron nuestros padres y nuestros abuelos no es la que nosotros ahora votaríamos. Qué menos, que tener el derecho a decidir sobre ella. 

Sinceramente, y esto no es una puya para nadie, no entiendo cómo con la que está cayendo puede haber jóvenes progresistas -ya no digo personas- sino jóvenes que deberían ser el espíritu de la defensa de los valores inspiradores de la Revolución Francesa (pero sin sangre) como la Libertad, la Igualdad o la Solidaridad, que se empeñen en no condenar una monarquía que está caduca, una monarquía inmersa en la corruptela y en la mentira a su pueblo. Y lo que entiendo menos, es que canten la Internacional con el puño izquierdo en alto y no sean capaces de salir un 14 de abril a las calles de sus pueblos, ciudades y comunidades a defender la República como modelo alternativo de Estado.

Otra España es posible, y espero que más pronto que tarde, podamos salir a las calles como aquel 14 de abril de 1931 a proclamar la III República Española gritando: Viva la República.