lunes, 1 de junio de 2015

Impotencia.

Impotencia. Eso es lo que se siente cuando algo se escapa de tu alcance.
Sentimos impotencia cuándo no depende de nosotros que una situación sea favorable o no. Y la sentimos, ante la extraña necesidad que tenemos los seres humanos de sentir satisfacción plena cuando perseguimos un sueño, sea del tipo que sea. 

Millones de veces habréis escuchado eso de: "Nadie dijo que esto fuera fácil", "Lo imposible sólo tarda un poco más", "Al final ha merecido la pena"... 

Y yo os pregunto, ¿y qué? ¿Y qué más tiene que pasar para que aquello que queremos se convierta en la realidad del día a día? Porque en ocasiones, sé de sobra que, no hay respuestas para todas nuestras preguntas.

Dicen que todo pasa por algo, que cuando algo se acaba es por algo, que cuando algo no sale en un momento determinado también lo es, que cuando tomas una decisión acabas entendiéndola cuando vas uniendo los puntos del pasado... Pero siempre te queda esa duda al pensar ¿y qué habría pasado si...? 

Un buen amigo me dijo hace unas horas que no debemos preocuparnos de aquello que no está a nuestro alcance. Tiene razón, pero realmente cuando algo es importante, acaba por preocuparnos aun cuando nosotros mismos no podemos tomar partido en la decisión final.