lunes, 24 de marzo de 2014

El puzzle de la vida.



Estas semanas he sentido que tenía historias abiertas y que te debía muchas cosas. Aun tengo que ir a recoger el puzzle que me hiciste. Recuerdo el día que te lo llevé y te dije: "No lo quiero, te lo puedes quedar." Pero cuando lo vi acabado pensé: "¿Cómo no me lo voy a quedar?". Tú que con tanto cariño ponías cada pieza, que con tanta ilusión abrías cada caja con puzzles nuevos, componiendo una historia que como la historia de nuestras vidas, sabemos cuando empieza pero no cuando termina. 

Y entre pieza y pieza, cada historia iba cogiendo forma, tú ibas poniéndole color. Recuerdo aquel día que llegaba de la universidad y tú estabas allí, frente al televisor, con el brasero puesto, tus gafas, y tu tablet al lado de la mesa. Estabas empezando un puzzle nuevo, buscando las esquinas, "porque así es más fácil", me decías. Intenté ayudarte, pero he perdido práctica con esto de construir historias. Mírame, todas me salen mal; y tú mientras, llamándome loca porque no paraba quieta en Olivenza y mi coche lleva más kilómetros a las espaldas que cuando papá lo tenía. Un día te dije que Badajoz era como mi casa, que allí me sentía bien y que mis amigos y el Carnaval eran pieza más que imprescindible para eso. La tarde que te dije que me iba a Cádiz me dijiste: "¿Pero a qué vas?" y te respondí: "A vivir la vida". 

¿Sabes? Yo también estaba preparando un regalo para ti, un regalo que nunca podrás tener porque no me dio tiempo a acabarlo. Quería que tuvieses algo mío, o que al menos, hubieras podido escucharla. Si hay algo que sé hacer bien y con lo que me siento segura es escribiendo y componiendo letras que no tienen por qué sonar más allá de las cuatro paredes de mi casa... Creo que pocas veces me escuchaste cantar. De hecho, creo que no estabas aquella tarde, cuando el año pasado por estas fechas (dentro de cuatro días) le cantaba al abuelo la canción que compuse para él, para celebrar su 88 cumpleaños. Y este año nada será lo mismo el 28 de marzo, nos faltarás tú, nos faltará tu humor, esa esencia tuya que a pesar de ser un cascarrabias a veces tenía tanta bondad dentro. 

Te confieso algo, temo el momento de ir a recoger mi puzzle, siempre me recordará a ti, y es por eso por lo que quiero tenerlo, porque a pesar de que siempre fue mío, fuiste tú quien construyó esa historia. Llevo días soñando contigo, despertándome intranquila, con algo que no me deja descansar. No sé si tienes algo que decirme, algo de lo que "alertarme", pero si es así, prefiero que en ese sueño te acerques a mí y podamos hablar, mirándonos a los ojos como aquella última vez. ¿Sabes? Me ocurre algo extraño, pienso que de un momento a otro aparecerás por cualquier esquina con cualquiera de tus bromas, que me cogerás fuerte para darme uno de esos besos que tanto picaban cuando era pequeña, que me dirás lo majareta que estoy por todas las locuras que hago... y que me volverás a preguntar de qué es el máster que hago y por qué empecé a estudiarlo. Necesito una de esas conversaciones, pero sobre todo, necesito ese sueño para sentir de nuevo uno de tus abrazos. Creo que nunca te dije que te quería, pero sé que te fuiste sabiéndolo. Perdóname si en los últimos días no fui a verte todos los días, me dolía tanto verte así... que prefería recordarte como lo que eras. Has dejado huella, sigue mandando fuerzas, me llega cada día la motivación, pero no está siendo fácil. 

Te queremos, mucho. 

No hay comentarios: