viernes, 7 de enero de 2011

Hay cosas que el tiempo no cura, por ejemplo, quererte.

En los momentos importantes es cuando más echamos de menos a las personas que no están. Los que se alegrarían de ver nuestros éxitos, de conocer nuestros triunfos y estar junto a nosotros en situaciones complejas.

Desgraciadamente, tenemos que pasar por esos momentos importantes notando la ausencia de alguien que no está pero que sin duda siempre tratará de protegernos.

Muchas veces he escrito sobre tí, dirigiéndome sin vergüenza y ante los ojos del mundo. Mostrando mi malestar porque te fuiste sin despedirte, sin decirme ni siquiera adios, sin explicarme las razones por las cuáles me dejabas... Tan sólo tenía siete años... Siete añitos recién cumplidos.

Sin duda, ese debió ser el cumpleaños más triste de mi infancia. El último cumpleaños junto a ti. Sin saberlo ahí me estabas diciendo adios. Jamás volvería a verte, jamás volvería a tocarte... Jamás de los jamases entraría por esa puerta y tú estarías sentado en tu sillón, al lado de la ventana...

En este momento me invaden las ganas de gritar... Siento la necesidad de hacerlo. Necesito una explicación. Necesito una razón. La razón por la cual me dejaste sin antes avisar.

¿Acaso pensaste que si no me enteraba en ese momento no iba a hacerlo tiempo después? ¿Pensaste que siendo tan sólo una niña no lograría comprender el sentido de tu marcha? Te equivocaste. Siento decirte que lo hiciste.

En ese momento habría sido capaz de encajar la situación mejor que en este mismo. Tenía la protección de todas y cada una de las personas que me querían. Ahora es distinto, me voy haciendo mayor, y no recibo la misma atención.

Muchos creen que soy fuerte, y se equivocan pensándolo, pues cuando se trata de ti, la fortaleza desaparece.

Me hubiera encantado que estuviéses conmigo en todos estos momentos:

El día que decidí afiliarme a Juventudes Socialistas, cuando vi por primera vez a Felipe González y Alfonso Guerra, las campañas electorales, la pasión que me arrastró a apoyar a Tomás Gómez, la hora de elegir la carrera que quería estudiar y la ciudad dónde quería hacerlo, mi 18 cumpleaños, cuando aprobé el carnet de conducir... Y sí, también cuando escribí ese pasodoble de carnaval que canté con la murga muy gustosamente.

Me hubiera gustado que me vieras hablar en público, presentar los carnavales, hacer los pregones y todas esas cosas que una niña de 15 años tiene ganas de compartir con el resto del mundo... Me hubiera gustado poder dedicarte un libro, tener una foto contigo, ir a los plenos del ayuntamiento... y sin duda, que me hubieras acompañado a afiliarme al Partido Socialista Obrero Español.

¿Sabes abuelo? El otro día cuando entregué mi ficha del partido, lo primero que hice fue mirar la foto que está en la sede. Sí, esa foto en la que apareces tú junto con el equipo de gobierno socialista de mediados-finales de los 80. No puedes hacerte una idea la gran cantidad de veces que he podido mirar esa foto mientras me encontraba en reuniones.

Todo el mundo sabe el orgullo que siento por ti, la satisfacción que me invade al poder decir que eres mi abuelo... Me hubiera encantado que hubieses estado presente en el momento en que descorrí la placa que lleva el nombre de tu padre y el tuyo propio... Fue más que especial. Fue sin duda un momento inolvidable.

Si hubieras conocido a mi hermano... Travieso, revolucionario, nervioso, alegre... y sin duda cariñoso. Hubieras estado orgulloso de ser su abuelo. De vez en cuando es un poco contestón y se le ocurren cosas de bombero retirado, pero en el fondo no hace las cosas con maldad.

Creo que tengo que dejarte... no puedo seguir derramando tanta lágrima por hoy o me quedaré sin líquido. Sólo quiero que recuerdes que hay momentos que no se borrarán de mi memoria. Pero por favor, la próxima vez que decidas aparecer en uno de mis sueños, no dejes que esté traumatizada una semana por pensar que todo fue cierto.

Te quiero, no lo olvides.

María.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un gran corazón... te conozco y lo sé.

grupoticma dijo...

Maria estupendo, sabes que sientes y como explayarlo, pero me has quedado con sed de conocimiento ¿quien era tu abuelo?

María Núñez dijo...

¿Mi abuelo?

El mejor abuelo del mundo y que desgraciadamente se fue sin despedirse. Es algo que me cuesta perdonarle.

Pero la duda me queda a mí, que no sé quien eres tú :S

un abrazo!