domingo, 16 de enero de 2011

Cuando las cosas se planean, no salen bien.

Ayer sentí la necesidad de llorar. Los nervios invadieron mi estómago, nudos en la garganta, mientras pequeñas lágrimas descendían por mi cara... El corazón dejaba de estar ciego y plantaba cara a la realidad.

Sentí que el pasado de nuevo queria regresar a mi vida, y que de nuevo, esta ciudad, Madrid, estaba detrás de todo esto.

Entre nervios, recuerdos y momentos pasados, comencé a atar cabos. Las cosas no pasan cuando uno quiere, sino cuando el tiempo así lo decide.

No creo en las casualidades, pero sí en el destino.

El tren pasó hace mucho, y yo decidí no cogerlo. Las oportunidades importantes sólo aparecen una vez en la vida, pero sabía, que de un momento a otro, esto tenía que ocurrir.

Nada volverá a ser como antes, y lo sé, pero no es bueno dejar heridas abiertas y que mientras tanto, el tiempo pase sin miedo a nada.

"A veces sucede que el silencio es el mejor aplauso", el mejor aplauso por haber hecho las cosas bien, o no.

Si algo sé es que las cosas pasan a su debido tiempo, y antes no era el momento, aunque tampoco quiero decir con esto que lo sea ahora.

Con respecto al resto, tan sólo espero que la solución y el fin sea favorable a todos, pues no hay otro camino que el triunfo de la libertad. El que otros puedan actuar conforme a ella y ejercer su derecho de ser libres.


María.

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