lunes, 17 de enero de 2011

Magia es la palabra.


El tiempo me ha enseñado que la felicidad llega cuando menos te lo esperas.

No es que haya llegado a mí, aunque no puedo quejarme. Tengo todo lo que quiero, y aunque no puedo decir "Soy Feliz" porque aun falta un elemento que hiciese que esa felicidad fuese una realidad para mí, las cosas me van bien. Estudio en una ciudad maravillosa, me encanta mi facultad, mis padres pueden darme todo lo que necesito y mis amigos están ahí cuando más les necesito. Sin lugar a dudas, y creo que nadie las tiene, lo que más feliz e importante me hace sentir en esta vida es que tengo una familia que me quiere, y personas que cuentan conmigo a mi alrededor. El hecho de que otros quieran contar con tu presencia es más que relevante para que nos sintamos importante, bien y felices.

Hay momentos en la vida de una persona que por motivos que se desconocen, ocurren cosas inesperadas. Las personas vienen y van. Se van un día sin decir adios, y cuando menos lo esperas, aparecen como por arte de magia.

Sí, magia es la palabra para hacer referencia a todo esto. La magia hace que las cosas sucedan cuando una menos lo espera.

Pasado el tiempo, o mejor dicho, los años, he aprendido algo. Y es que todo aquello que acaba sin una explicación de por medio, vuelve a tí como agua de mayo. Casualidades de la vida, aunque a mí me gustaría llamarlo destino.

Todos cometemos errores, todos alguna vez nos hemos equivocado, pero creo, que no tengo derecho a juzgar a nadie que se haya equivocado alguna vez en su vida y haya hecho que otra lo pase mal. Y mucho menos, voy a guardar rencor cuando todo se ha hecho sin intención.

Dicen que la mejor manera de comprender a alguien, es la de ponernos por un momento en el lugar de esa persona. ¿Qué hubieráis hecho ante la existencia de miedo?

Indudablemente, el miedo es esa sensación capaz de apoderarse de nosotros en un momento dado. Nos anula, y dejamos de tomar decisiones por nuestro propio pie. Tras el miedo, llega la eterna consecuencia, la cobardía.

El otro día hablando con un amigo, le decía: "¿Quién en su sano juicio hace caso a sus amigos en contra de lo que siente? Sólo un cobarde."

Y es cierto, sólo a través del miedo y la cobardía actuamos de ese modo. Y es que , concluí diciéndole, "la cobardía es la enfermedad más dura que puede tener un ser humano porque nunca se cura". Quizás me equivoqué en eso, porque sí se cura.

Es dura, porque no hacemos lo que realmente nos gustaría "por miedo a"... y es que como decía Alex Ubago, se debe actuar "sin miedo a nada".

Yo no soy muy de ir a misa ni pasearme por Iglesias, pero creo, que en ocasiones, cumplo más con los 10 mandamientos que los propios católicos aférrimos a la religión. Como decía, todos nos equivocamos, y por eso, he perdonado. Porque si en un momento dado y bajo circunstancias parecidas yo cometo ese error, me gustaría que pasado el tiempo, también otros me perdonasen.

Lo que vengo a decir con todo esto es que, cuando menos te lo esperas, la vida es capaz de sorprenderte de nuevo, una y mil veces. El tiempo es su gran aliado y nuestras sensaciones también lo son.

Probablemente nunca una derrota fuera tan dulce, y un triunfo fuera tan amargo. Tenía razón Felipe González con eso ;)

Buenas noches, y buena suerte.

Y una vez más, abuelo, GRACIAS. Es lo único que puedo decirte.

María.

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