martes, 4 de mayo de 2010

Un recuerdo en mi memoria.


Sevilla, 2.23 de la madrugada.

Suena el ruido de los coches, el susurro del viento y la cálida brisa de una noche de primavera. Las ventanas están abiertas, y mientras tanto, se oye poco más que el ruido cercano de las teclas de un ordenador que está pidiendo a gritos un descanso.

Quedan trabajos por hacer, reuniones a las que asistir, cuestiones importantes que tratar, y viajes a una ciudad llamada Madrid. En este momento me estoy replanteando muchas cosas. Por mi cabeza pasan momentos, a la vez que rápidamente desaparecen para dar paso a imágenes, recuerdos o simplemente "panorámicas" de algo llamado vida.

Mi segundo año en la capital andaluza está siendo muy diferente al primero, ni peor ni mejor, simplemente distinto. Atrás quedaron momentos en la resi, con mis dos grandes amigos, y atrás también quedaron esos largos días en el CEUPO o el local de Asociaciones preparando el proyecto más impresionante de mi vida: la SICE. También quedan por ahí nuestras largas comidas en la cafetería, noches de pollo y lambrusco en casa de Miguel, y nuestras salidas nocturnas por Trecua...

Creo que esto último ha hecho que me replantee muchas cosas. Si la SICE no hubiera tenido lugar, si no hubieran ocurrido las cosas de ese modo... quizás ahora no estaría escribiendo aquí, y mucho menos de esta forma, pero por suerte o por desgracia, así ha acontecido todo y ya no hay vuelta atrás. Quizás sea el momento de replantearme cambios en mi vida, tanto personal como profesional... y si es ese momento, quiero estar segura de dar un paso u otro, porque acabó el caminar a ciegas y se acabó el hecho de pensar que las cosas duran toda la vida.

En ocasiones cogemos cariño a la gente, se nos va la situación de las manos y después pensamos: Quizás no debí haber hecho esto... pero lo hecho, hecho está, y prefiero arrepentirme de lo que he hecho, y no de lo que no he hecho. En definitiva, lo cierto es que necesitaba escribir y escuchar las teclas de mi ordenador mientras dejaba llevarme por los sentimientos, una vez más, cargados de recuerdos, de buenos momentos y de otros que no lo son tanto.

En fin...buenas noches, y buena suerte. Mientras tanto... no me queda otra cosa que decir, más que: "Nos vemos pronto, Madrid".

María.

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