martes, 21 de mayo de 2013

El chico de la sonrisa permanente.


Lo ves todo de un color extraño, y lo primero que intentas es recordar algo que te haya hecho feliz en los últimos días. Esa es su escena, él entra en escena. Sin saber que ya formaba parte del entramado que conforma mi vida, aquella noche fría de febrero y entre bambalinas desde la pantalla gigante que nos separaba, yo observaba cada gesto y escuchaba cada palabra.

Yo podía verle y escucharle, podía comprender lo que decía, expresaba perfectamente y transmitía sin dificultad. Y a mí… a mí, como de costumbre me tocaba expresarme con papel y lápiz, aquí en este lugar, entre letras y compases, entre cuerdas de una guitarra que pide a gritos salir más de su funda y entre susurros de canciones que aun no han visto la luz…

Esta es mi historia, la historia del color diferente, de las aventuras sin explicación, de los cantautores del exilio y las canciones anónimas. Pero he de confesaros algo, algún día me gustaría poder dejar de lado esta historia, esta incertidumbre que día a día trata de esconderse entre mis pensamientos, que conforma todos y cada uno de mis sueños. La frustración del momento, la de no poder ser yo misma con quien me gustaría… El miedo al miedo, la sonrisa en el mar de lágrimas, y los llantos entre la cálida brisa del mes de mayo.

No sé si he sido capaz de expresaros lo que él aquél día, o mejor dicho, aquélla noche fue capaz de transmitirme en tan poco tiempo. Su felicidad no tenía límites, su alegría traspasaba fronteras, y hoy, si me lee –que lo dudo- todo esto pasaría desapercibido ante sus ojos porque jamás pensaría que yo, quien en lugar de haber estudiado Ciencias Políticas debería haber estudiado Ciencias del Deporte (según dicen algunos), sea capaz de haber visto en él tanto en tan pocas palabras directas.
Su sonrisa permanente me engancha, su energía positiva se contagia, es una de esas personas que con poco te hace feliz, merece la pena.

1 comentario:

Javier Marcos Angulo dijo...

Que alguien te deje tanta huella, merece la pena que exista.