martes, 12 de marzo de 2013

Desperté...

La pasada noche sentía que lloraba de felicidad mientras soñaba, aunque lo que realmente desconocía es que tan sólo se trataba de un sueño. Hubiera entregado todo el oro del mundo para hacer de ese momento una eternidad. Su presencia me llenaba de felicidad, sus abrazos sinceros, sus besos y sus caricias del recuerdo... Sentía que de nuevo volvía a tener algo que había perdido, o mejor dicho, alguien que había perdido.

Viví cada instante como si fuera el último, me emocioné al paso que trataba de buscar una respuesta a la pregunta que llevo casi 16 años haciéndome: "¿Por qué?". Y es que a pesar de haber ido madurando, aun no he podido encontrar una respuesta convincente a tal cuestión. En cientos de ocasiones me he preguntado por qué todo tuvo que ser así, por qué a él, por qué me engañaron o por qué no supieron explicarme la verdad a tiempo. He tenido que hacerme mayor para poder descubrir cada día un poco más de todo lo que él guardaba para sí mismo. He tenido que conocerle en cada sueño, en cada conversación que me atrevo a tener con mi madre sin que las lágrimas se apoderen de mí. He tenido que echarle valor tratando de convencerme a mí misma de que él ahora estaría orgulloso de mi tanto como yo lo estoy de él. Cada vez que  veo su foto, al acostarme y al despertarme, cada vez que voy a utilizar mi móvil, a enviar un whatsapp o a leerlo, a enviar un correo o poner un tweet, él está ahí. Y es que le llevo conmigo a cada parte del mundo que voy, y no está conmigo sólo en la pantalla de mi Sansung Galaxy Ace, sino que está presente en mi corazón por mucho tiempo que pase.

Hoy me desperté sobresaltada, de verdad pensaba que había sido real. Y es que... parecía tan real... su abrazo, su: "tranquila, estoy orgulloso de ti y ya no queda nada". Insisto en que lo hubiera dado todo por devolverle la vida que ese puto cáncer le quitó. 

Muchos no me entenderéis, pero no me importa. Yo sé que está conmigo en cada instante, siento su presencia al menos una vez al día. Y sé que ayer, su abrazo fue real. 

Buenas noches, y ojalá la vida fuera tan bonita como los sueños para tenerte aquí conmigo.

Te quiero abuelito. 

No hay comentarios: