sábado, 21 de enero de 2012

"Qué bonito sería poder volar"

Realizar las mismas prácticas antes de dormir y al levantarse... Algo que se convierte en rutina dando paso a la monotonía del momento que no son más que eso, momentos.

Y hablando de momentos, en ocasiones surge la necesidad que ese alguien aparezca sea dónde sea, pero que aparezca. Me pregunto por qué de pequeños no nos enseñaron a mirar más allá de lo que teníamos delante, ¿nos dijeron acaso que las apariencias debían quedar simplemente en eso? Cuestión de días me hicieron falta para darme cuenta de que una vez más la vida me brindaba la oportunidad de poder saludarle, o mejor dicho, me ponía en bandeja el poder arrancarle una sonrisa que para él pudiese significar un mundo, su mundo.

Nunca he entendido por qué hablamos de mundos diferentes, qué casualidad, en todos hay barcos y trenes: "Estamos en el mismo barco", "no pierdas el tren de tu vida"... Bonitas frases que quedan sólo en eso... Pero si lo pienso bien, el barco y el tren ponen fin a la distancia, o al menos acortan la distancia existente entre dos personas, pero, ¿qué hay del avión? Volar... el arte de volar y sentir la libertad de cerca...

No tuve oportunidad de preguntarle a Aladdin que sentía mientras volaba acompañado de su querida Jazmín, tampoco sé lo que sentía Dumbo mientras venía en  aquélla sábana blanca que pendía del pico de la cigüeña... ¿A quién puedo preguntarle? Pensaréis que estoy loca, pero no, de momento no.

Hay personas que nos hacen volar con poco que nos digan... Puedes haberlo conseguido porque lo que más se asemeja a esa sensación es poder sonreír y reír cuando lograrlo es misión imposible. La distancia atrapa mi  vida, 428 kilómetros y un ave en la memoria de todos los que pensábamos que iba a ser real...

Y ahora si... Que bonito sería poder volar...

1 comentario:

Pablo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=ZUJrxnUn-vc&feature=youtube_gdata_player