domingo, 22 de enero de 2012

El arte de saber elegir lo mejor.

La toma de decisiones a veces se complica cuando de por medio hay algo llamado sentimientos. A todos nos cuesta decidirnos en según que momentos de nuestra vida sobre diversas cuestiones: por qué estudiar una carrera y no otra, si debemos o no irnos a estudiar fuera de nuestros respectivos hogares, dejar atrás una vida, marcar un antes y un después, decirle al chico de nuestros sueños que para nosotros es algo más que un amigo...

Constantemente estamos decidiendo, o mejor dicho, eligiendo entre diferentes opciones, pero si algo me ha enseñado el tiempo -que es muy sabio-  es que nunca debe ser para nosotros una prioridad alguien para quién tan sólo nosotros fuimos una opción. El arte de saber elegir lo mejor, así denominaría yo el momento en que me toca tratar de averiguar cuál es la opción más favorable.

Probablemente la decisión que más me ha costado tomar a lo largo de mis 21 años haya sido saber realmente si iba a acertar con mi carrera y el nuevo lugar que por aquél entonces sería mi ciudad de acogida. Con la carrera no me equivoqué, en absoluto, todo lo contrario, y con el lugar... Quizás sí. Yo sabía que mi sitio no estaba allí, Sevilla nunca fue una ciudad hecha para mí, pero no me arrepiento de haber podido compartir con ella, dos de los mejores años de mi vida. Me refiero a quién hoy es una de mis mejores amigas, y a quién a pesar de al distancia me cuesta no recordar cada día. 

Llegó el momento de tomar una decisión, y la tomé casi sin consultarlo con nadie. Sabía que Madrid era una ciudad en la que me podía sentir segura, en la que podría realizarme como persona plenamente y dónde posiblemente conocería al chico de mi vida. Esto último no ha ocurrido, de momento, pero lo cierto es que he podido desarrollar mis capacidades intelectuales y plantar cara a los casi 500 kilómetros que me separan de mi querida Olivenza. No obstante, nada de esto hubiese sido posible si mis queridos amigos y compañeros no hubieran sido los que son. En Madrid he sabido encontrar a esas personas que uno siempre necesita a su lado, los que no te fallan, los que te animan a salir, y después están los que pasan a buscarte directamente por tu casa cuando lo ves todo demasiado negro xDD

En fin, que en realidad yo no estaría escribiendo desde aquí, aquí y ahora, si mis padres no me hubieran dejado decidir casi sin siquiera preguntarles. Creo que en el fondo sabían que yo era feliz cambiando de vida y ellos no se opusieron a mi felicidad. Hoy por ti, mañana por mí :) 

Gracias ;)

María.

No hay comentarios: