miércoles, 17 de abril de 2013

"Compre usted migas de pan"


La realidad, a pesar de ser la misma para todos, a veces no llega igual a todas partes. Puede ser esto lo que le esté ocurriendo a muchos políticos y políticas españolas, que más que ver la realidad, parece ser que vivan en un mundo paralelo. 

Hace un año decía Cospedal que el Partido Popular era el partido de los trabajadores. Está claro que todos nos reímos de ella cuando dijo tal sandez. Hoy, meses después, se ha contradicho al afirmar que "los votantes del PP pagan la hipoteca y se aprietan el cinturón". Alguien debería decirle a esta señora cual es el significado de apretarse el cinturón. Ya que ella jamás habrá tenido problemas para llegar a fin de mes dada su condición de bruja, que diga, de pluri-asalariada (salarios que por cierto, pagamos todos). 

Pero no voy a hablar de partidos, o sí, pero no quiero centrar mi escrito contra el PP porque quiero hablaros de algo que considero aun más imprescindible. 

¿Qué hacemos nosotros mientras otros gobiernan? ¿Hacemos lo correcto? O mejor dicho, ¿lo intentamos? No estoy segura del todo de que se intente todo lo que se debería. Hay quienes se centran en el "quítate tú para ponerme yo" y otros que nos resignamos porque proponemos y nuestras propuestas siempre son "buenas" pero nunca se implementan. 

Extrapolar una cuestión política a una personal no es el camino para el progreso, ni de una ciudad ni de un partido. O al menos no debe serlo. Tampoco el personalismo debe encarnarse o tratar de liderar lo que debería representar a muchos. Y no debe ser así porque es aquí donde comienza el fin de la historia. La ausencia de liderazgo y el no permitir que el liderazgo se emprenda, lleva a la muerte política de unas siglas.

La perpetuación en el poder de quienes no han sabido ser políticos no lleva más que a la desesperación de quiénes tienen ideas y proyectos pero no pueden emprenderlos por falta de medios. Cuántas veces me repito: ¡Sería tan fácil! Y lo sería, creerme que lo sería. 

El otro día en clase, mi profesor de Relaciones Exteriores y Política Exterior de Europa nos contaba cómo había acontecido la desintegración de Yugoslavia, y nos hizo una pregunta: 
¿Qué creéis que debía haber sido diferente para que las cosas hubieran sido diferentes? 

Me pregunto si ellos, esos políticos de los que hablo, se han hecho alguna vez esta pregunta. Y si no se la han hecho, seguro que habrán tenido alguien al lado que se lo habrá preguntado y o bien no han querido escuchar, o bien no han sabido responder. De haber respondido a la pregunta, hoy no estarían cometiendo los mismos errores que en el pasado le llevaron a perder un gobierno, la confianza de miles de personas y a día de hoy la de sus propios compañeros y compañeras. 

Estar tan lejos de la realidad nos lleva a no percatarnos de lo fácil que es dejarse ayudar, porque son los pequeños detalles los que marcan la diferencia, los que nos hacen reflexionar y pensar cómo actuar cuando nos toca. 

María Núñez.


2 comentarios:

Carter dijo...

Correcto...sin comentarios =)

Carter dijo...

gran entrada!!! =)