domingo, 22 de abril de 2012

Los socialistas siempre son los malos.

Ya ocurrió cuando Aznar llegó al gobierno y comenzó a culpar a Felipe González concretamente, y al socialismo en general, de todos los males de España. La historia se repite, la derecha española -y ahora también la francesa-  vuelve a ampararse en la crítica destructiva hacia el Partido Socialista para justificar medidas de desenfreno que llevarán a la ciudadanía a la bancarrota.

Paradójicamente, la derecha suele ampararse en la necesidad de hacer reformas estructurales que supuestamente atañen a momentos coyunturales de la economía española para desmantelar los servicios básicos del Estado del Bienestar. Primero fue la ley de dependencia, después fueron los avisos a las farmacéuticas, consecutivamente los recortes en educación y en sanidad, y por último, el punto y final lo ponen las voces populares que piden a la ciudadanía comprensión y aceptación por los "difíciles momentos" por los que pasa España.

Habrán escuchado pedir a la vicepresidenta del Gobierno y al mismísimo Presidente (poco, porque habla y aparece poco) la necesidad de unión del pueblo español porque todos tenemos que tirar del carro. Entenderé que las familias españolas piensen: "¿Tirar de carro, nosotros? Es lo que llevamos haciendo toda la vida".

El progreso está avocado al pasado si todo continua como se prevé. Rajoy obtuvo una mayoría absoluta holgada las pasadas elecciones y ahora se cree en poder la verdad absoluta y con legitimidad plena para actuar sin la necesidad de tener que contar ni siquiera con quienes el pasado 20 de noviembre le votaron: los ciudadanos.

En última instancia piensa en ellos para dedicarle unas palabras de apoyo y ánimo, pero sólo son eso, palabras. El mejor apoyo que podría recibir una familia española en este momento es saber que sus derechos fundamentales van a estar garantizados, que sus hijos podrán tener una educación digna y pública, que podrán tener acceso a una sanidad universal  y pública, que podrán recibir la mejor formación de mano de los mejores profesores en la universidad pública, y que sus mayores podrán ser atendidos porque el Estado facilita esa garantía. Pero no, todo eso acabó. El "café para todos" ya es historia, igual que lo fue la Refinería en Jerez de los Caballeros o el AVE para Extremadura. Y es que, cuando la cosa se pone difícil, siempre acabamos perdiendo los que nunca hemos recibido el primer trozo del pastel, y los que a menudo nos quedamos con las sobras. Ahora, ni hay pastel, ni hay sobras.

Y es que, los socialistas siempre serán los malos, pues no me cabe la menor duda de que cada vez que el PP llegue al gobierno, no sólo se parará a desprestigiar todo el trabajo del anterior gobierno, sino que además, tratará de culpar de todos los males del universo al partido que cuando gobernaba más hizo prosperar a España, el Partido Socialista. 

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