miércoles, 9 de noviembre de 2011

Días del ayer.

De pequeña me enseñaron que el mejor triunfo que uno podía conseguir en la vida era aprender a ser uno mismo sin importar lo que otros piensen. Cuando me miro al espejo sigo viendo la misma niña que por las mañanas se despertaba y elegía su ropa, la que al llegar del cole cogía un trozo de chocolate y se sentaba bajo la mesa a ver Willy Foog. La que mientras comía aprendía a saber lo que eran los sentimientos en compañía de Calimero y la que antes de volver al cole por la tarde se reía con las ocurrencias del Chavo del Ocho y demás personajes de la serie. La aventuras de Dartañán y la valentía así como las ganas de defender todo aquello en lo que uno cree y servir con fidelidad a las personas en las que cree; Pipi Lanstrung, el carisma de Punky Breswter y los valores que la serie en sí reflejaba: el cariño hacia los demás, la importancia de ayudar al prójimo…  David el Gnomo, los Trotamúsicos, Heidi, Marco… Y, ¿Qué me decís de la Banda de Mozart?

Cuando uno hace algo en lo que cree no ve obstáculos porque directamente los evade. Cuando empecé a estudiar Ciencias Políticas muchos me decían que no me serviría de nada y lo cierto es que no me arrepiento en absoluto de haber elegido esta carrera y no otra. Estoy aprendiendo, me estoy formando y estoy conociendo los que el día de mañana seguirán siendo mis mejores amigos.

Ayer un buen amigo, uno de los mejores sin duda, me decía que hay que ser los mejores en aquello que nos gusta hacer, aquello que vemos como algo normal, algo que no nos cuesta y aquello que nos hace sentir sin duda únicos, especiales y realizados. Yo me considero una de las mejores en aquello que me gusta. Adoro el debate, escribir, relacionarme con gente nueva y exponer mis ideas. Quiero luchar por ser la mejor pero sin olvidar que no por ser la mejor en lo que a una le gusta el resto son menos que ellas.

Hoy voy a escribir sobre la importancia de ser uno mismo pese a que el tiempo pase. Es importante no olvidar de dónde venimos ni gracias a quiénes llegamos a alcanzar aquello que queremos. Yo soy lo que soy gracias a lo que desde pequeña he ido aprendiendo. Aprendí a querer a la gente que tenía a mí alrededor, aprendí a ser cariñosa, a regalar besos y abrazos, aprendí a ser lo que veía en los dibujos de la tele… Sí, esos que los niños de ahora desconocen.

Las cosas han cambiado mucho. Ahora los niños no saben relacionarse con los demás, no saben lo que es una comba, una cometa, un diabolo, canicas, repiones… “Churro, media manga mangotero”…

Los niños de hoy en día posiblemente desconozcan gran cantidad de cosas que han conformado el pasado de sus padres, incluso me atrevería a decir que de sus hermanos mayores. Posiblemente muchos no sepan que serán la generación más preparada de la historia, con más facilidades para estudiar y ser quienes quieran, para estudiar idiomas y encontrar los mejores trabajos, para realizarse como personas y como profesionales… Todo eso tenemos que explicarlo.

Nosotros, “los de antes” encontrábamos un por qué en cada serie que veíamos. Los valores por los que muchos luchamos se veían fielmente reflejados en ellas, la valentía, la amistad, el amor, la fuerza… A fin de cuentas y siendo realmente sincera, yo no cambiaría mi infancia por la de los niños de ahora. Ellos tienen tecnología pero yo aprendí a vivir rodeada de principios que a día de hoy ni olvido ni cambio por otros.

Concluyo con una frase de David el Gnomo que decía así:

“La fuerza bruta jamás gana a la inteligencia”

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