miércoles, 16 de noviembre de 2011

Aún y ya.

Inmediaciones del Parlamento Italiano el día en que Berlusconi dimite.
Me propones, María, que escriba un artículo sobre igualdad para tu blog. Y yo, que se poquito de igualdad, voy y acepto.

María, de igualdad te pueden escribir mujeres que, no es sepan de políticas de igualdad, es que han sido artífices y partícipes de ellas. Mujeres como Ángeles Álvarez, Marisa… han elaborado, rectificado, luchado y puesto en marcha, las herramientas legales que hacen que hoy posiblemente tu generación no vaya ya a entender de lo que yo te cuente, al igual que yo tengo que hacer un esfuerzo para entender de lo que aún nos hablaban mi madre, mi abuela, etc. Y como las cosas se suelen entender mejor por comparación, permíteme María, que empecemos por el final.

De igualdad se poquito; de desigualdad se un rato. Y eso que no sé todo lo que saben millones de mujeres, solo que ellas no pueden escribir al respecto. ¡Mira! ya sabemos algo de igualdad, que ya podemos hablar de desigualdad por motivos de género sin que vayamos a sufrir las represalias sociales y personales de las que ellas aún fueron objeto.

Mi escenario profesional no es quizás el más revelador de la desigualdad de género. La arena política es presumiblemente vanguardia de los cambios sociales, máxime en grupos políticos progresistas. La visibilidad a la que está comprensiblemente sometida la vida pública hace que la desigualdad se haya convertido en una práctica políticamente incorrecta.

Sin embargo, la desigualdad aún sigue siendo práctica política, aunque ya una práctica políticamente incorrecta. El problema de la desigualdad en política es que, aun siendo más residual y menos extendida que en otros ámbitos, cuesta más desenmascararla al tratarse de formas más sofisticadas y sibilinas de desigualdad.

Para quién aún no lo sepa la política la hacen los que pueden, y para poder hay que tener fundamental e inexcusablemente tiempo. No es de extrañar que las mujeres aún no podamos hacer política en igual. Si hay algo que seguimos sin tener las mujeres es derecho sin explicaciones a nuestro tiempo. Aún se convoca a las mujeres a participar en actos electorales y contestan que no podrán acudir porque tienen no tienen con quién dejar a los niños. ¿A cuántos compañeros les has oído decir que no pueden ir a un mitin, reunión, etc. porque no tienen con quién dejar a los niños? Yo, en 22 años de militancia, he oído todo tipo de explicaciones. En hombres esa jamás.

¿Pero ves María?, ahora mi tiempo está en escribirte estas palabras, y el tuyo en leerlas y publicarlas, y ya nadie nos va a llamar guarras porque este tiempo no lo estemos empleando en criar niños y niñas o en planchar camisas.

Te escribo estas reflexiones en Roma, donde ya paseo por la calle sin tener que ir acompañada ni de padres ni de marido. Para llegar aquí cogí un avión yo sola, me instalé en el hotel yo sola, dí mi curso yo sola y hago lo que me apetece yo sola. Y en este punto estamos, entre los que no se extrañan ya y los que aún me preguntan si no tengo miedo, como si venir acompañada me garantizase más seguridad.

Yo sola en Roma, paseando por Vía del Corso y llegando a Piazza del Parlamento donde precisamente ayer dimitió el ínclito Berlusconi, 12-11-2011, y pude unirme a los aplausos de romanos y romanas despidiendo por fin al Cabaliere. Este señor, perdón, este sujeto, que no ha dimitido por abusar de su poder con mujeres, ni por ser acusado de prostitución de menores, menores mujeres, claro. No, no ha dimitido por eso. Ha dimitió o mejor dicho, le han dimitido, porque económicamente no le era rentable ni a Italia ni a Europa ni a los mercados financieros. El abuso contra mujeres no ha sido por lo visto más que un escándalo pero no motivo suficiente para que un primer ministro de la Republica Italiana, haya sido inmediatamente obligado a abandonar la representación de la soberanía popular (50% por mujeres).

En este punto del caminio estamos, María. En el punto en que una mujer libremente viaja sola a una ciudad europea donde en libertad aplaude la dimisión de un presidente que no dimite por sus repugnantes delitos machistas.

Para que yo haya llegado aquí sola, en libertad e igualdad, las mujeres feministas han trabajado y luchado desde la más profunda convicción de defender la justicia. Para recorrer el resto del camino, vamos juntas María, porque quiero que si un presidente o presidenta es abucheado por el pueblo soberano sea porque si ha sido machista eso no sea solo un escándalo sino un motivo inexcusable para su dimisión.

Pero este pasito tiene que ser otro más en el camino ya andado y aún por recorrer.
La conquista de la igualdad ha necesitado de la convicción, formación y determinación de las mujeres e inevitablemente de un marco político favorable a ello. Y ese marco ha sido la Democracia y sus defensores; la socialdemocracia europea. En nuestro caso, en España, fundamentalmente el Partido Socialista. Una mujer española ya es una mujer europea en toda la dimensión política y social de la palabra; sea feminista o no es una mujer en igualdad con las mujeres europeas. Y esa es una realidad objetiva y contrastable con los datos encima de la mesa y con la experiencia transalpina desde la que te hablo. Un camino en mi caso físico que he hecho para ver con mayor nitidez el recorrido de progreso que sin comparación y sin perspectiva en ocasiones no podemos ver, pero que es crucial que apreciemos y valoremos.

María, aún no hemos llegado pero ya estamos cerca. ¿Seguimos?


Mª Sandra Pérez García
Directora Comunicación Política Éxipol Spain

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