martes, 5 de febrero de 2013

La esperanza ciudadana.



Es un tiempo duro para el socialismo o el mal llamado socialismo. Y digo mal llamado, porque llevo un tiempo notando cierta distancia entre lo que a veces pensamos gran parte de quienes creemos en unos principios verdaderamente de izquierdas y lo que hacen los dirigentes de un partido, que en este caso se corresponde a la denominación de PSOE. 

Os mentiría si os dijese que no estoy decepcionada, y no considero que sea una actitud beligerante por mi parte ni mucho menos caduca de humildad, creo que como militante tengo derecho y deber de expresar lo que siento con respecto a las actitudes y actuaciones de una organización política que en teoría debería representarme, no sólo porque la voto sino porque además formo parte del todo que la compone. 

En estos días hemos visto como gran parte de la cúpula del PP a nivel nacional está implicada en graves casos de corrupción donde el dinero público ha sido el comodín para jugar con los ciudadanos y reírse de nosotros. El PSOE ha salido en los medios, pero sinceramente y con la que está cayendo, echo de menos un PSOE mucho más agresivo en las respuestas y en la oposición. No me vale de nada una oposición responsable ante un gobierno irresponsable. Y no sé en que acabará todo esto y a donde irá a parar lo que queda de "este gran país" que un día fue España. 

Soy una enamorada de la Política con mayúsculas, la que significó libertad para este país, la que equiparó en derechos a hombres y mujeres, indistintamente de su clase social, del color de su piel o de su condición sexual. Aquella España del 82, de pana y sin corbata, aquella que hizo a la gente creer en la política de verdad, desde la que se podía construir de verdad un país libre, democrático y donde los derechos humanos fuesen una condición clave para la consecución de la igualdad. No fue café para todos, sino derechos para todos. 

Pero mi pregunta, ¿Qué queda de todo aquello? ¿Qué queda de aquel PSOE que estaba en la calle, con la gente siendo ciudadanos de a pie como el resto? ¿Qué queda de trabajar de la mano de los trabajadores? Queda lo que se ve, lo que se siente, que yo no sé si es real o una pesadilla de estas que duran y duran... Y es que mientras sigamos pensando que todo va bien, que mientras que el PP caiga nosotros subiremos, un flaco favor le hacemos a los ciudadanos que a día de hoy siguen confiando en nosotros. Tienen valor para hacerlo, yo no sé si aguantaré mucho más, y os aseguro con la mano en el corazón, que esto que digo me duele mucho más que cualquier otra cosa. Para mí sería muy fácil defender todo lo que veo, pero tengo un defecto, y es que la sinceridad y la transparencia pueden conmigo y me impiden defender aquello en lo que no creo. 

Quienes nos critican con dureza, son quienes llevan toda su vida votando a un PSOE que día a día se ha ido adaptando a los cambios sociales, pero que últimamente espera que la ciudadanía actúe para después subirse al carro. Yo no quiero estar en un lugar donde la valentía no es la bandera para defender a la ciudadanía española, y si sigo aquí es porque mi conciencia me dice que aun hay esperanzas para volver a nuestro lugar. 

No toméis esto como una ofensa ni mucho menos, sino como la humilde opinión de una chica de 22 años de la mal llamada "generación perdida", con sueños por cumplir, alguien que cree en la igualdad y en la libertad, y alguien que vio en el PSOE el partido de la esperanza ciudadana, y que a día de hoy sigue buscando motivos para creer en él. 

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