miércoles, 21 de diciembre de 2011

Europa, un poco más cerca.

Hace apenas una semana estaba llegando a París de vuelta de Estrasburgo. Visitamos la ciudad, el Parlamento Europeo y Juan Fernando López Aguilar y Sergio Gutierrez, ambos muy amables, mantuvieron una pequeña charla con nosotros.

El fin de la visita era acercarnos un poco más a la realidad del día a día del Parlamento Europeo. A diario vemos las noticias que nos llegan de "Europa", dónde la derecha también tiene mayoría. Y muy a menudo observamos la imagen del Parlamento vacío. El chiste fácil es decir que los eurodiputados no trabajan y que ganan un sueldo muy desproporcionado a su trabajo. Ahí no voy a entrar, pero en lo que sí que quiero entrar es en aseguraros que sí trabajan y mucho.

La agenda de un eurodiputado es cuanto menos apretada, comisiones, reuniones de grupo, reuniones con las diferentes delegaciones, negociaciones con el resto de partidos, preparación de intervenciones... No sabría deciros las horas que trabajan pero el estrés se apodera del día a día del Parlamento Europeo.

Europa... ese lugar que tan lejos sentimos porque todavía no hemos entendido la importancia de las decisiones que allí se toman. La primera vez que voté fue en el año 2009 en las elecciones Europeas. Circunscripción única para toda España y un solo candidato para todos los socialistas: Juan Fernando López Aguilar. Es un líder en potencia, todos lo sabíamos, pero perdimos las elecciones y fue el comienzo de una caída estrepitosa para el PSOE que ha desembocado en la pérdida de los gobiernos locales, autonómicos y el Gobierno Central. 

No recuerdo exactamente el porcentaje de voto en las elecciones europeas pero fue realmente bajo. La derecha, como siempre, acudió a las urnas para apoyar a su candidato. La izquierda, una vez más, desconectado no lo hizo tan masivamente. Y mi pregunta es, ¿tiene verdadera legitimidad un Parlamento que es elegido por el 20% de los europeos? Legitimidad la tiene toda porque ha sido elegido democráticamente, pero algo ocurre cuando no se llega a la gente.

Eso era lo que yo trataba de trasladarle el otro día a Juan Fernando. Algo no hacemos  bien cuando muy pocos saben lo que en Europa se hace y lo que lo que la izquierda evita. Si realmente queremos formar parte de una Unión Europea sólida y consolidada que trabaje por los derechos de todos los europeos en igualdad de condiciones debemos acudir a las urnas. Y añado algo, lo último que debemos hacer es restar importancia a unas elecciones que a priori parecen no tenerla pero que en realidad la tienen toda. En este mundo globalizado, los Estados Nacionales han dejado de tener tanta importancia y necesitan unirse para trabajar juntos. Si la izquierda se queda en casa y la derecha sale, estamos perdidos. 

En el PSOE tenemos un problema, y muy grande: No somos capaces de llegar al electorado, no somos capaces de transmitirle lo que hacemos y por qué lo hacemos, y algo peor, no hemos sido capaces de escucharles, ni siquiera de tratar de comprenderles y pararnos a pensar por qué nos castigaban. ¿Hemos escuchado a la gente? ¿Hemos hecho algo por tratar de escucharles?

Los diálogos con Rubalcaba estaban muy bien, pero, ¿POR QUÉ NO ANTES?

El problema que yo veo en Europa, y así se lo hice saber a Juan Fernando -a quién admiro bastante- es que cada país presenta un candidato, y así, difícilmente puede verse la cohesión de un grupo como es el Socialdemócrata. ¿Hemos pensado realmente en presentar un candidato para todos? ¿Hemos pensado en hacer unas elecciones verdaderamente europeas? En los mítines se hablaba de España, que si Zapatero que si Rajoy, que si Juan Fernando fue esto y Mayor Oreja lo otro...y nos olvidamos de algo, nos olvidamos de Europa. A veces la clave está en acercarse, en pararnos a pensar qué y por qué, pero también el cómo.

A todo esto Juan Fernando me dijo: Aprecio muchísimo lo que estás diciendo.

1 comentario:

Marc Martínez Navarro dijo...

Respecto al porque se habla de Zapatero y Rajoy, o en el caso de las Europeas, Aguilar o Mayor Oreja, creo que la respuesta está en que la cultura política en España se basa mayoritariamente en el personalismo y no en las ideario político de los partidos.

Esto viene de una cultura arrastrada des de (sino Franco, donde el poder se concentraba en él y no en la Falange, etc.) Suarez, donde a la práctica él era UCD; pasando por González, dónde ser "rojo" podía verse como una provocación por algunos sectores reacios a la apertura del Régimen y decidieron sobretodo reforzar la figura de Felipe; después Aznar, que "oculto" su pasado con el franquismo/AP, etc y el partido realzo su persona; o acabando con Zapatero, una persona que transmitia simpatia y el partido de nuevo, basó, sobretodo la segunda campaña, en "la ceja", personalizando de nuevo.

Por eso, una vez un Presidente se retira o pierde, normalmente, coje su relevo en el Gobierno el partido mayoritario de la oposición. Ya que en España, tristemente, los Gobiernos tienden a asociase a la imagen del Presidente y no a la de su idiologia, creo yo.