jueves, 1 de septiembre de 2011

"El valor de la palabra"

Madrid, 3.14 AM
Al despertarme sentí una suave brisa de aire que rozaba mi cuerpo. Se trataba de una sensación apetecible a la vez que extraña. Me deparé por un momento a pensar qué había estado haciendo la noche anterior… pero no recordaba nada. Mi mente se había quedado en blanco. Bueno… no, en blanco no. Aparecías tú.
Sigo aquí sin saber quién eres, de dónde has salido, de qué me conoces… pero lo que no paro de pensar es… ¿por qué tú?, precisamente tú. Ojos negros color azabache, piel morena y cabello oscuro. Una sonrisa dibujada en su rostro y un amago de felicidad que se acerca lentamente…
Mis sueños envueltos en recuerdos, en caricias, besos y abrazos. Sueños que son la prueba más certera de una verdad sin miedo, sin engaño… Dónde el máximo valor lo alcanza la palabra y aquélla persona que detentando un carisma especial es capaz de utilizarla consiguiendo captar la atención del mundo.
Y ahí fue cuando supe de que te conocía, por qué te recordaba… Supe quién eras, y eras tú…
Me miraste, te miré; me robaste un beso y yo a ti cien; un abrazo, y dos, y tres…
Una ciudad, un encanto especial,
De nuevo sentía esa brisa que rozaba mi cuerpo,
Esta vez eras tú, claro y directo, tú, y solamente tú.
Desvelaste mi sueño, compartimos recuerdos,
Escuchaba tu voz, observaba tus labios y me enamoraba de tu mirada…
Tus palabras llegaron como agua de mayo,
Mi memoria lamenta los detalles que cesan…
Y ahí estabas tú…
La palabra se hizo eco de tu cuerpo, destellos de felicidad, y una ciudad… tan sólo una ciudad. Vuelve para no marchar, de ser así, el tiempo lo dirá ;)
Buenas noches, y buena suerte.
Pdta. Está dedicado, aunque en ocasiones de la vida no hace falta poner nombre y apellidos si la otra persona de sobra sabe que es el único destinatario posible de tal declaración de acciones e intenciones.

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