martes, 14 de abril de 2015

Por muy lejos que estés.

Por muy lejos que estés, por muy tarde que llegues, por muy mal que te portes, ahora mismo mi cabeza sigue dando órdenes al corazón para que te olvide. 
Es esa jodida sensación de echarte de menos lo que me angustia, y lo más doloroso, es que me prometí a mí misma que jamás, que nunca más, volvería a fallarme. Y mírame, de nuevo, jodida. 

Hace unos meses me propuse cambiar muchas cosas, pero sobre todo, volver a quererme por encima de todas las cosas. Creía que lo había logrado, de verdad, lo pensaba, pero de repente apareciste tú aquella tarde para romperme los esquemas. 

En un primer momento mi paso no era firme, incluso diría que el tuyo era bastante más firme y convencido que el mío. Aunque, sí, espera, debes estar pensando que fui yo quien dio el primer paso. ¿Sabes por qué? Realmente vi algo en ti que me hizo creer que podías ser distinto, que verdaderamente lo eras. Y es que realmente, lo eras, eras tan diferente a los demás, tan parecido a mí y tan distinto a la vez, que comencé a engancharme casi sin percatarme de nada. 
Ahora cada recuerdo acaba por ser desconsolador. Por momentos me gustaría no tener memoria para no acordarme de todo esto. Para mi no es fácil conocer a alguien con quien congeniar a la perfección casi sin conocerle; no es fácil (aunque no lo creas) ser escasamente reservada y contar mi vida a modo de novela; ni siquiera es fácil borrarte de mi vida sin más. 

Pasan las horas y me cuesta, y realmente me cuesta porque me importas bastante. El hecho de que me importes no te exime de que me merezca alguna explicación si algún día decides volver. Aunque si te soy sincera, ya no te preguntaría por qué has ido, sino porque vuelves, en el hipotético caso de que lo hicieras. 



Hoy, después de semanas me he atrevido a ser sincera conmigo misma. Creo que te quiero, realmente, te quiero, y es por eso por lo que todo esto me duele y llega a decepcionarme. 
Aquella noche, hace unos días, te miré pensando que llevaba semanas sin verte, y que realmente, por alguna razón teníamos que volver a encontrarnos, en ese estado, en aquel lugar y en ese preciso momento.
Tú fuiste sincero, yo nunca he dejado de serlo cuando se trataba de nosotros. 
No es momento de reproducir la conversación tal y como sucedió, pero te aseguro -aunque no sé si me lees-, que no se me ha olvidado ni una sola palabra de todo lo que nos dijimos aquella noche. 

Me hubiera encantado continuar acertando contigo, a tu lado, aunque realmente, si te soy sincera, más me hubiera gustado estar a tu lado para que pudiésemos equivocarnos juntos y que juntos, del mismo modo, pudiéramos seguir aprendiendo a superar cada reto, apostar por cada objetivo y superar cada obstáculo. 

Recuerda, elegir no es más que escoger un camino que nos llevará a caminos infinitos. 
Tú has elegido, y creo, que de manera clara y aunque me cueste, yo también he comenzado a hacerlo.

No hay comentarios: