sábado, 14 de junio de 2014

Lo mejor está por llegar.

Si El Principito que lo presidía pudiese hablar, convencido diría que no era más que un blog semejante a cien mil otros. Y aún así, seguro que hoy todavía muchos lo recuerdan. Molinos de Papel no era más que un blog de aspecto oscuro que hablaba de otros cien mil tipos tan oscuros como el: un tal Ian Curtis, algún Iggy Pop... Quizá un Doctor Deseo. 

Pero de lo que de verdad hablaba era de los rincones oscuros de nuestra historia: de aquella oscura guerra a la que nos arrastraron la absurda codicia de oscuros hombres; de una banda de hombres oscuros que en el intento de matar por todo acabaron matando por nada. 

Con los años aquel blog -semejante a cien mil otros- se convirtió en referencia para muchos, en lugar de obligada visita y, quizá entonces sin saberlo, en la pieza indispensable que acabó de soldar unos valores que solo más tarde fui capaz de asociar con las siglas del Partido Socialista.

Ningún Che Guevara descafeinado, por tanto. Fue el dueño de un Molino de Papel -un tal Eduardo Madina- y aquella legión de visitantes anónimos con quienes muchos aprendimos que no estábamos solos. 
Lo mucho que nos une frente a lo poco que nos separa.

Después de un largo periodo de ausencia, hoy se abren de nuevo las ventanas de aquel Molino de Papel. Ventanas que arrojan luz y aires nuevos. Ventanas que muchos, desde los años oscuros, esperábamos impacientes.

Es verdad, no era más que un blog semejante a cien mil otros pero yo crecí con él y siempre será único en el mundo.

Fuerza Edu. Fuerza compañero.


Escrito de Patricia Hidalgo Montenegro, Politóloga y especialista en Marketing.

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