sábado, 19 de abril de 2014

Lo difícil se hace fácil, y lo fácil resulta complicado.

En ocasiones quizás nos complicamos la vida. Y digo en ocasiones, porque cuando tratamos de dar consejos a alguien se hace efectivo el dicho: "Consejos vendo que para mí no tengo". Y es en este sentido, cuando quizás, tiempo después, en el momento que deberíamos poner en marcha esos consejos tan sabios que nos atrevemos a dar a quiénes nos rodean, nos demos cuenta de que a veces lo fácil resulta complicado, y lo complicado es más fácil de lo que pensábamos de primeras. 

Llevaba días queriendo escribir sobre algo, pero no había encontrado las palabras exactas para hacerlo. No encontraba las palabras concretas para maquillarlo lo suficiente, ni las reales para hacerlo lo más natural posible. Buscaba un término intermedio, es que hoy, días después, estoy pudiendo utilizar. 

Aprendí, aunque a veces me sigue costando, a mirar las cosas en perspectiva. Un amigo en Madrid siempre me decía que el tiempo tiene respuestas para todo, y es cierto. Si todo se mira en términos absolutos llegamos a volvernos locos, a cambiar de opinión cada dos por tres y a volver locos a quienes tenemos alrededor. ¡Con lo fácil que es llevarse bien con la gente cuando uno va de frente! Y sí, además, resulta fácil cuando el problema es de otros y no nuestro. Pero en este caso, que no hablo de otros sino de mí, estoy siendo capaz de mirar en perspectiva cuando en otro momento de mi vida me habría sentido tocada y hundida. 

Los tiempos cambian, la manera de ver las cosas también, y quizás sea ahora cuando surtan efecto aquellas noches de Buhardilla en las que pude conocer tantas y tan buenas personas que a día de hoy son importantes para mí. Será ahora cuando surtan efecto aquellas conversaciones entre música y melodías de Carnaval de fondo, o las que tenía con diferentes personas en los descansos del López. O será ahora cuando las estrofas de Tino Tovar me hagan pensar de verdad en términos relativos. No sé si será todo eso, o si no será, pero de lo que estoy segura es de saber qué quiero, y no es precisamente complicar lo que es fácil ni mucho menos, complicar aun más lo que ya es complicado. 

Dar valor a las personas no supone hacerles la vida más difícil, sino en la medida de lo posible facilitarles lo que está en nuestra mano. Y entre el tiempo, las palabras y los hechos, descubriremos todo lo demás. Porque la vida es bonita para ser vivida, pero no para lamentarse de lo que podría haber pasado y nunca pasó. Sin rodeos, sin mareos, y sin necesidad de subirme a una noria ficticia, creo haber dejado claro todo lo que quería dejar claro.

Buenas tardes, y a todos, buena suerte :) 

María. 

1 comentario:

Ruth dijo...

Vaya! Tu siempre dando en el clavo!! Y lo que a mi me gusta que me des consejos y esas reuniones de mil consejos! Besos.