domingo, 17 de enero de 2010

Ayuda, socorro, solidaridad.

Estoy haciendo un trabajo sobre el Franquismo mientras escucho a Ismael Serrano, puede resultar algo contradictorio ¿no? cuestión de puntos de vista, supongo.

El caso es que, he sentido necesidad de escribir porque en un momento me he acordado de un montón de cosas, algunas las plasmaré, otras me las guardaré para mi.

Debo sentirme afortunada porque realmente estudio lo que quiero, y pocas son las cosas que mis padres no me permiten hacer, por no decir casi ninguna. Vivo en un país democrático, en un Estado Social y de Derecho dónde la principal bandera es la de la Democracia. Pero aun así, en ocasiones nos paramos a pensar y decimos "las cosas pueden ir mejor".

Me estaba acordando del terremoto acontecido en Haití... una pena que esas desgracias sigan causando la muerte de miles de personas inocentes. Decía mi compañera de piso antes, que las desgracias de este tipo siempre les tocan a los mismos, a los que no tienen nada, para dejarlos con menos cosas aun. Y es cierto... mientras los gobiernos de los países más pobres sigan enriqueciendose en detrimento de los que no tienen absolutamente nada, y ¿tenemos que callarnos? ¿tenemos que seguir al son de la corrupción? Muy triste.

Haití necesita ayuda, mejor dicho, necesita nuestra ayuda. Muchas son las personas que están colaborando; han quedado destruidos los hospitales, las escuelas, infraestructuras en general, y lo más importante, miles de cuerpos siguen rondando por las calles de un país en ruínas.

Creo que ahora, deberíamos pararnos a pensar lo que realmente merece la pena. ¿Merece la pena ayudar a miles de personas que se han quedado sin casa? ¿merece la pena donar dinero a niños que se han quedado huérfanos?

SÍ, MERECE LA PENA.

Yo colaboraré, ¿y tú?

Estas son las acciones que realmente nos hacen ser personas. Cuando otros no tienen nada, y nosotros, tenemos la capacidad de sacar sonrisas a niños que no podrán dar el beso de buenas noches a sus padres porque una tragedia de este tipo se los ha arrebatado, y todavía encima, no podrán ser ni siquiera enterrados dignamente. No es justo. Y no me vale ahora la frase de : "Nadie dijo que esto fuera justo".

Mis principios y mis ideas, no me permiten dejar de creer en la justicia, y por eso mismo, seguiré la lucha que un día empecé cuando creí darme cuenta que las cosas no pueden cambiarse si te quedas paralizado.


Ahora, vuelvo con mi trabajo, pero pensadlo, la vida de otros, en este momento, depende de nosotros.

Pdata: Papá, mamá, abuelos, pequeñajo, familia en general... os quiero.

María.

1 comentario:

Jose Antonio Cabrera Ramirez dijo...

Gracias por visitar mi blog.
Un abrazo desde Andalucia, tierra acogedora de diversas culturas.